En un mes, 582 niños en cárceles leyeron 239 libros
En febrero de este año, 582 niñas y niños que viven con sus progenitores en los centros penales de Bolivia hicieron una lectura de 239 libros. Este es uno de los resultados del programa implementado por el Ministerio de Educación, a través de los Centros de Apoyo Integral Pedagógico (CAIP).
En febrero de este año, 582 niñas y niños que viven con sus progenitores en los centros penales de Bolivia hicieron una lectura de 239 libros. Este es uno de los resultados del programa implementado por el Ministerio de Educación, a través de los Centros de Apoyo Integral Pedagógico (CAIP).
“A todos los niños que leen les fue muy bien en sus cursos”, indicó la coordinadora nacional de los CAIP, Rosa Torres, quien empezó a trabajar desde 2008 en mejorar la lectura de los niños que viven junto a sus madres en el centro penitenciario de Obrajes.
A partir de 2012 este tipo de trabajo se amplió a las 19 cárceles del país, con la instalación de más CAIP. Actualmente cada centro tiene una infraestructura adecuada para los niños entre tres y 14 años.
Registros del Ministerio de Educación señalan que en febrero 582 niñas y niños leyeron 239 libros; la cifra mayor de lectura pertenece al penal de San Pedro, en La Paz, con 73 libros; seguido de la cárcel de Obrajes, con 14; y la de Miraflores, con seis.
Roberto Aguilar, titular de Educación, entregó el 31 de marzo equipamiento para el CAIP del penal de Villa Busch, en Cobija (Pando). “En vez de estar en los pasillos o en las celdas, los niños encontrarán un aula pedagógica en condiciones óptimas y con material didáctico”, expresó.
Destacó que lo más importante es que los maestros acompañan y orientan en las actividades pedagógicas: lectura, informática, psicomotricidad.
El objetivo de este apoyo pedagógico es reducir la tasa de rezago y deserción escolar, y lograr nivelarlos. Parte de la metodología en las aulas de los CAIP es la lectura de cinco a 10 minutos, explicó Torres. “Son lecturas cortas que aumentan según el nivel y tipo de libros”.
En 2013, una niña de 10 años que acudía a un centro que posteriormente se convirtió en CAIP había leído 229 libros. Ella fue una de las mejores alumnas de su curso y llegó a ser delegada del mismo. En 2015 se identificó a dos niños, hijos de reclusos de San Pedro, con las mejores calificaciones de su curso.
“El niño adquiere el hábito de la lectura y va acumulando puntos, esto le ayuda a conseguir material educativo como marcadores, crayones”, resaltó uno de los técnicos del CAIP, Daniel Viadez. El siguiente paso es llevar la lectura a los hospitales.
Las mujeres leen más
Un informe del CAIP de La Paz indica que las niñas son las que más leen, en comparación con los varones.