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Preparan lucha binacional en La Rinconada

Representantes del Consejo Plurinacional contra la Trata y Tráfico de Personas de Bolivia y del Consejo Intersectorial de Perú se reunieron en Puno el 31 de marzo de este año, y definieron tomar acciones para luchar contra esos delitos, en particular en la mina La Rinconada.

/ 10 de abril de 2016 / 04:00

Representantes del Consejo Plurinacional contra la Trata y Tráfico de Personas de Bolivia y del Consejo Intersectorial de Perú se reunieron en Puno el 31 de marzo de este año, y definieron tomar acciones para luchar contra esos delitos, en particular en la mina La Rinconada.

En 2015 el presidente Evo Morales y su par peruano Ollanta Humala firmaron un convenio destinado a luchar contra estas redes delincuenciales.

Mesas. El viceministro de Justicia y Derechos Fundamentales, Diego Jiménez, informó que se instalaron cuatro mesas.

“La primera, para la prevención, que decidió generar material de promoción similar en ambos lados de la frontera; la segunda, para capacitar a los operadores de justicia; la tercera,  destinada a generar persecución policial solo en el caso de redes; y la cuarta, cuyo fin es trabajar en un mejor relacionamiento”.

A este encuentro binacional acudieron por Bolivia representantes de los 11 ministerios que integran el Consejo, de la Defensoría del Pueblo y de la Pastoral de Movilidad Humana.

Entre el 30 de marzo y el 2 de abril de 2015 una comisión de la Defensoría del Pueblo encabezada por Gregorio Lanza, en coordinación con  Luz Herquinio Alarcón, representante de la Defensoría del Pueblo de Puno, visitó La Rinconada, que tiene unos 50.000 habitantes.  

En los 300 locales nocturnos de esta localidad —como Las Gatitas, Las Polleritas, Full Vaso, Las Estrellas, Plan B y Brindis—hay bolivianas que ejercen la prostitución, las que “muy probablemente son víctimas de trata”, dijo entonces la Defensoría.  

En julio de 2015, Melania Torrico, entonces responsable de la Dirección General de Trata y Tráfico de Personas del Ministerio de Gobierno, reveló que en ese poblado había 2.500 bolivianas “víctimas de las organizaciones criminales de tratantes”.

La directora nacional de Trata y Tráfico del Ministerio de Justicia, Ximena Fajardo, dio cuenta de que en 2012 se repatrió a 15 víctimas desde este centro minero, siete eran menores de edad. En 2014, dos niños fueron rescatados del mismo lugar, y en 2015, otros dos infantes.

Las agencias de empleo no han sido reguladas

Han pasado tres años y nueve meses desde la promulgación de la Ley 263 o Ley Integral Contra la Trata y Tráfico de Personas —13 de julio de 2012— y hasta la fecha el Ministerio de Trabajo y Previsión Social no presentó el reglamento destinado a regular a las agencias privadas de empleo.

¿Por qué la demora? La Razón buscó la contraparte y solicitó una entrevista con las autoridades ministeriales a través de su Dirección de Comunicación, aunque sin ningún resultado.

El artículo 25, inciso I) de la norma dispone que Trabajo: “mediante reglamentación específica determinará los requisitos para su funcionamiento, derechos, obligaciones, inspecciones, prohibiciones y sanciones”.

En el II) manda que todos los casos de intermediación laboral que se originen en territorio boliviano, cuyo destino sea el exterior del país, deben necesariamente ser autorizados y registrados por esa repartición estatal.

La Ley 263 también establece que estas empresas bajo ningún concepto podrán retener los documentos de los trabajadores que sean enviados al exterior,  suscribir acuerdos de exclusividad, ni otorgarles anticipos en dinero o en especie. El pago por los servicios de la empresa deberá ser cancelado exclusivamente por el empleador, ordena.

Norma. “El artículo 25 requiere un análisis y el Consejo Plurinacional Contra la Trata y Tráfico de Personas lo está analizando, y el Ministerio de Trabajo también lo está viendo; lo que nos preocupa en particular son las agencias  eventuales”, explicó Diego Jiménez, viceministro de Justicia y Derechos Fundamentales.

El Consejo Plurinacional contra ambos delitos destacó que existen casos en los que las víctimas de explotación laboral y sexual fueron captadas por esas oficinas.

Para la pronta elaboración del reglamento, el organismo nacional recomendó que el Ministerio de Trabajo coordine junto con sus pares de la cartera de Justicia.

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Elaboran un protocolo de atención a esta población

El Viceministerio de Seguridad Ciudadana desarrolla con 16 instituciones un protocolo de atención a niños y adolescentes en situación de calle. El documento será presentado el próximo mes.

/ 13 de septiembre de 2015 / 04:00

El Viceministerio de Seguridad Ciudadana desarrolla con 16 instituciones un protocolo de atención a niños y adolescentes en situación de calle. El documento será presentado el próximo mes.

“La intención de este protocolo es profesionalizar el trabajo que realizan los educadores de calle —aquellos cuya  acción educadora se dirige a niños y adolescentes en la calle— y de todas las instituciones que trabajan de manera coordinada con esta población”, explica Miguel Román, técnico del Viceministerio de Seguridad Ciudadana.

Alianzas. María Paula Vargas, oficial de protección del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), destaca  la coordinación y las alianzas públicas entre diferentes instituciones y organizaciones no gubernamentales para desarrollar el proyecto.

En el protocolo se identificarán las fases clave para trabajar en tareas de prevención y se darán lineamientos generales para fortalecer a las familias más vulnerables. El protocolo se enfocará también en el componente de atención en tres fases: el abordaje ambulatorio (en la calle); el proceso de rehabilitación en comunidades terapéuticas y hogares socioeducativos, y la fase de reinserción  en el núcleo familiar.

“Se propone crear programas ambulatorios de fortalecimiento de la familia, que estarían a cargo de los gobiernos municipales, con el objetivo de preparar a los padres para que faciliten la reinserción” de los menores de edad, puntualiza Denis López, educador de la no gubernamental Maya Paya Kimsa.

Este programa permitirá enseñar a los progenitores el uso del tiempo libre para fortalecer los vínculos familiares, ya que niños y adolescentes necesitan espacios de distracción, escuelas de fútbol, ballet y otras actividades.

También se pretende desarrollar el control social para que sea la población —vecinos, juntas, etc— la que denuncie y visibilice la violencia intrafamiliar.

“Se deben crear en cada municipio instancias de protección para los menores víctimas de cualquier tipo de violencia”, explica el profesional.
Una vez presentado, el documento debe ser validado por las instituciones involucradas antes de ser aplicado.

Pueden ser captados ‘para delinquir’

Niños y adolescentes en situación de calle corren el riesgo de ser captados por antisociales para delinquir, advierte el director departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz, coronel Gary Omonte.

Este grupo poblacional está abandonado y su vida corre peligro a diario. Sin embargo, también son un riesgo para la sociedad porque pueden convertirse en delincuentes, sostiene el jefe policial.

“Estos jóvenes pueden ser captados por alcohólicos o drogadictos que pueden llevarles a delinquir o ser aleccionados para obtener dinero fácil y así sobrevivir”.

También está presente el peligro de ser víctimas de trata y tráfico, de violencia sexual comercial o de los microtraficantes de drogas, entre otros.

Sin embargo, el educador  Denis López, de la organización no gubernamental Maya Paya Kimsa, opina que no se debe estigmatizar a esta población. “En la calle conviven con una infinidad de poblaciones y estructuras delincuenciales que cometen asaltos y atracos, pero los chicos solo quieren sobrevivir y satisfacer necesidades inmediatas”, apunta.

Batidas. La relación entre agentes y personas en situación de calle da pie a la controversia. Omonte explica que la función de la Policía es cuidar de que no cometan delitos y  brindarles charlas para que retornen a sus hogares.

Aunque, según el diagnóstico del Viceministerio de Seguridad Ciudadana y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el 52% de los menores de edad que viven en las calles declararon que fueron agredidos por los agentes.

“A través de entrevistas, los menores aseguraron que han sido víctimas de violencia física, psicológica y hasta sexual durante las batidas”, informa Daniela Riveros, de la Fundación Alalay.

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