Un joven peruano ganó la atención de los paceños con su ‘pintura pavimental’
Durante dos días, Iván Ventura pintó con tiza y ocre la imágenes de Jesucristo en el atrio de la iglesia de San Francisco. Es la primera vez que visitó La Paz y se fue satisfecho por haber llamado la atención de la gente.
Con las manos completamente negras, como si estuvieran cubiertas con hollín, así encontramos la noche del miércoles a Cristian Iván Ventura Vergara (24 años) a unos metros de la Iglesia de San Francisco, en el centro de la ciudad de La Paz. Frente a él, una espectacular pintura a tiza de Jesucristo y, alrededor, decenas de personas sorprendidas observando la imagen.
Dice que se trata de «pintura pavimental», una técnica que obviamente domina y con la que ha conmovido a cientos de habitantes de la sede del Gobierno desde que hace cinco días, cuando llegó al país desde su natal Perú, a donde retorna este jueves para continuar con su oficio, aunque en condiciones más difíciles de las que encontró en La Paz.
Allí, dice que no es tan fácil pintar en espacios públicos, aunque luego la tiza desaparece del pavimento sin mucha dificultad.
La Razón Digital conversó con Cristian durante unos minutos, en los que contó las dificultades que implicó su decisión de dedicarse al arte callejero, con el que sin embargo asegura estar comprometido de por vida.
«Siempre me gustó dibujar. Mis padres me pidieron dedicarme a cosas más importantes porque lo tomaban como una pérdida de tiempo. La verdad es que de esto no se puede vivir muy bien, pero yo hago lo mejor que puedo. Vivo para pintar y a la vez pinto para vivir«, contó Ventura, cuando se alistaba para retirarse del atrio de San Francisco, donde había permanecido por varias horas elaborando su pintura, mientras recibía en una canasta algunas monedas.
El artista llegó de Lima y se alojó en un hostal, tras lo cual se dirigió al céntrico atrio de iglesia paceña para pintar. Tal fue el asombro de las personas que vieron su talento, que tomaron fotografías a sus creaciones, muchas de las cuales se compartieron a través de la red social Facebook.
El día en que entrevistamos a Cristian, decenas de personas se acercaron a contemplar su arte y a dejarle algunas monedas como incentivo. Él las recibía en dos pequeñas canastillas planas que acomodó a los costados de las pinturas. La mayoría le pedía que cuando se vaya no la borre.
«Esta es la primera vez que vengo a Bolivia. Todas las personas que observaron mi trabajo se sintieron impresionados por esta técnica, que es del difuminado. En un principio intenté pintar en la calle Comercio, pero los vendedores se atajaron. En este sitio, (atrio) hasta los guardias fueron más comprensivos, tomando en cuenta que esto se borra fácilmente», señaló.