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Tras salir de la miseria, la familia Quino vuelve a sonreir y a hacer planes

Volvieron a sonrerir y hacer planes para el futuro. Dejaron atrás esos días en los que se veían morir y solo Alan buscaba cambiar esa cruda realidad, que terminó por llevarse a Eva, quien perdió la vida por hambre.

Eva murió el 16 de marzo y destapó una realidad que conmovió e increpó a la sociedad. Tenía epilepsia y poco o nada que comer, junto a sus hermanos y padres, quienes perdieron la esperanza y se dejaban morir.

Fue sepultada con presencia solo de Alan, porque sus padres fueron evacuados a hospitales por su delicado estado de salud y sus hermanos a un albergue de la Alcaldía de El Alto; todos con signos de desnutrición.

“Hoy es un día especial. Me siento muy feliz, ya estamos en familia”, indicó Alan y expresó su confianza de que “todo mejorará”. Ahora tiene un trabajo en el Fondo Productivo y Social, que le permite cierta estabilidad económica.

Pasó cerca de un mes de esos días. Antonio (13), Andrés (9), Serafina (8), Paola (3) y sus padres se volvieron a reencontrar en una vivienda conseguida por la Dirección de la Niñez, Género y Atención Social del municipio de El Alto en coordinación con Aldeas Infantiles SOS en la zona San Martín, a la espera que concluya la construcción de una vivienda propia, comprometida por el Gobierno.

Durante el tiempo en el que vivía en la miseria, buscaba trabajos eventuales como cabeza de familia. Aún se ve como responsable del destino de sus seres queridos.

Es el hermano mayor y tiene entre sus planes estudiar ingeniería, mientras que su madre, doña Lourdes, ya mejorada acompaña el entusiasmo de su hijo y habla de que desea dedicarse a la venta de golosinas.

La pequeña Paola y su hermano Antonio en su nueva morada. Foto: Miriam Chávez

“De hoy en adelante vamos a estar bien. Nosotros tenemos que continuar con nuestros tratamientos pero sabemos que todo estará bien”, afirmó Eliseo Vera, padre de los menores, en un encuentro en la vivienda que ahora ocupan, muy diferente al cuarto de 3 por 3 metros del pasado.

La donación de la gente que apoyó a la familia Quino, permitió a Alan comprar el fin de semana dos catres, roperos y sillas cierta comidad de su familia.

Serafina y Andrés estuvieron jugando durante la visita de La Razón Digital. Foto: Miriam Chávez

Aún no cumplió el primer mes en su fuente de trabajo. Parte de su primer sueldo lo destinará a la compra de material escolar para sus hermanos y los trámites de inscripción en la unidad educativa Don Bosco.

Doña Lourdes, aprovechando la cercanía de la vivienda con la escuela, pretende dedicarse a la venta de golosinas. “Necesito una tarima o kiosko y capital”, explicó y pidió a la población ayudarla en esto más.

Don Eliseo asegura que apoyará a Alan. «Una vez que acabe mi tratamiento trabajaré».

Las pequeñas Seferina y Paola, quienes jugaban con unos globos, se mostraban sorprendidas por su nuevo hogar. La sonrisa es sus rostros lo decía todo, estaban felices.

Alan desea estudiar Ingenieria en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). «Quiero estudiar por las noches y trabajar por el día», sostiene. 

Espere…