Icono del sitio La Razón

La guerra, la violencia y la persecución impulsan el desplazamiento de la población

La guerra, la violencia y la persecución en el mundo están empujando al desplazamiento forzado a un número de personas sin precedentes, según el informe Tendencias Globales, publicado este lunes por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en víspera del Día Mundial del Refugiado, celebrado cada 20 de junio.

Al terminar el 2016 había 65,6 millones de personas en situación de desplazamiento forzado, unas 300.000 más que un año antes. “Este total representa una cifra enorme de personas que necesitan protección en el mundo”, señala el comunicado de ACNUR respecto a su principal estudio anual.

La cifra de 65,6 millones comprende tres componentes importantes. En primer lugar están los refugiados, con 22,5 millones; de éstos, 17,2 millones se encuentran bajo el mandato de ACNUR y el resto son refugiados palestinos registrados ante la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).

En segundo lugar está el desplazamiento de personas dentro de su propio país, cuyo número llegaba a 40,3 millones al término de 2016, frente a 40,8 millones de un año antes. Siria, Irak y Colombia presentaron las principales situaciones de desplazamiento interno.

En tercer lugar están los solicitantes de asilo, que son personas que huyeron de su país y solicitaron protección internacional como refugiados. Al concluir 2016 había 2,8 millones de solicitantes de asilo en el mundo.

El estudio de ACNUR resalta que todo ello agrava el inmenso coste humano de la guerra y la persecución en el mundo: 65,6 millones significa que, por término medio, una de cada 113 personas en el mundo se halla en situación de desplazamiento.

En todo el mundo, la mayoría de los refugiados (84%) estaban en países de ingresos bajos o medios, y uno de cada tres (4,9 millones) eran acogidos por los países menos desarrollados. Este enorme desequilibrio refleja, por ejemplo, la persistente falta de consenso internacional en lo relativo a la acogida de refugiados y la proximidad de muchos países pobres a regiones de conflicto.

“También ilustra la necesidad de que los países y comunidades que apoyan a los refugiados y otras personas desplazadas reciban más recursos y apoyo. La ausencia de éstas puede generar inestabilidad y consecuencias para la labor humanitaria o dar lugar a desplazamientos secundarios”, indica el informe. (19/06/2017)