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En Cinti, 280 mujeres se empoderan de su economía

Florinda Mercado (35) dejó atrás la vida de cocinera y ahora hace realidad su anhelo de tener un negocio propio para sostener a su familia. La comunaria de Jailia es una de las 280 beneficiarias de los programas que buscan empoderar a las mujeres y la economía.

Jailia está ubicada a 30 minutos del municipio de Villa Abecia, ésta es una de las tres regiones beneficiadas con proyectos de al menos cinco Organizaciones No Gubernamentales. Los otros dos poblados son Camargo y Las Carreras, en las provincias chuquisaqueñas de Nor y Sud Cinti.

Los proyectos apuntan a fomentar el turismo, capacitar a los pobladores en planes de negocios, buscar créditos accesibles, preparar degustaciones, abrir mercados con sus productos e impulsar la hotelería, entre otras actividades con una visión y rostro de mujer.

“Buscamos generar una oferta con identidad cultural. (…) Estas 280 mujeres se beneficiaron de una forma u otra con el proyecto Mercados Rurales”, opina el investigador adjunto del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp), Rafael Lindermann.

Con los proyectos también se intenta ejecutar los anhelos de las mujeres, tal es el caso de Mercado. “Soñaba con tener un negocio y ahora voy aprendiendo cómo hacerlo y ya soy socia de esta planta”, cuenta la madre de tres niños, quien era cocinera en varios restaurantes locales.

Mercado trabaja en la planta procesadora de frutas de Villa Abecia junto con otras 10 compañeras.

En la Casa de Barro, en el mismo municipio, otro grupo de 10 personas decidió emprender el negocio de la comida tradicional y así nació el Bufet Cinteño. Ellas están cuatro años juntas y trabajan por turnos, la más joven tiene 15 años y la mayor, 60. “Somos como una familia”, cuenta Marcela Riveros.

Para apoyar esta iniciativa se han generado encuentros gastronómicos y ferias locales. Por ejemplo, se visitó la feria Tambo de MIGA (Movimiento Gastronómico Boliviano), cuenta Lindermann.

La Cooperación Suiza es una de las principales instituciones que invirtió recursos económicos en los programas ejecutados por Swisscontact y el Rimisp, entre otros.

La entidad europea trabaja en cinco departamentos del país desde 2014 con su proyecto Mercados Rurales, que cuenta con un presupuesto de $us 11,5 millones hasta diciembre de 2017.

A esas iniciativas —específicamente en el caso del valle chuquisaqueño— en los pueblos de Villa Abecia, Las Carreras y Camargo, se sumaron  MIGA y ONU Mujeres; ésta última desde abril de este año se involucró con $us 20.000, facilitados por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

“Identificamos emprendimientos con mayor liderazgo y participación de mujeres. Encontramos iniciativas interesantes para apoyar”, dice el consultor de Swisscontact y ONU Mujeres, Pedro Azuga.

“El éxito (de estos programas) es gestionar y convencer a que varios actores se sumen. Son muchas las instituciones involucradas”, añade Lindermann.

Para Carolina Taborga, representante de ONU Mujeres, esta dinámica de trabajo ya está dando resultados y ayuda en otras aristas. “Por ejemplo, cuando las mujeres tienen mayor capacidad productiva tienen mejores armas para luchar contra la violencia”.

Las emprendedoras ven con optimismo el futuro; como Mercado, quien espera consolidar su negocio de venta de mermelada de locoto.

Historias de vida del Valle de Cinti

Graciela Cruz

La emprendedora Gabriela Cruz nació en Villa Abecia, donde retornó hace dos años después de vivir 13 años en España. “Vine por razones personales, estaba a punto de irme otra vez a Europa hace unos meses, pero me quedé porque gané el puesto en la terminal que dio el municipio de Camargo”, cuenta.

Ella prepara desayuno y comida para los comensales de la parada de buses. La innovación es la Tabla Cinteña que tiene pasas, queso, chancho, membrillo, motes, nueces, frutillas, entre otros productos del valle.

“El chef Pierre (Van Oost, quien dio talleres en la región) nos enseñó a hacer la tabla para emprender algo nuevo y típico, que parece no ser muy de aquí, pero le gusta a la gente”.

Graciela lleva tres meses en su negocio en la terminal. Antes abrió un restaurante en su casa, donde ofrece almuerzo en el día y parrillas en la noche. “El apoyo de las organizaciones fue grande, me han ayudado un montón para poner los costos, en cómo puedo presentar mis productos. Ellos me asesoraron”. Su producto estrella, la Tabla Cinteña, tiene un costo de Bs 90.

Marcela Mendoza

Mendoza nació en Camargo. Es una joven que se capacitó con los cursos del programa de empoderamiento de mujeres y que incluyó a su oferta culinaria el Desayuno Cinteño.

“Hemos trabajado bastante, hemos aprendido hacer este nuevo desayuno como debe ser, con frutas secas, frutas agrias, con romero, con productos del municipio”, cuenta. Marcela ofrece su innovación en el Mercado Campesino del pueblo.

“Los cursos los pasamos los viernes en la tarde o los fines de semana”, recuerda.

La emprendedora dice que pocas personas del mercado terminaron los talleres. “La gente que quiere aprender, va. A algunas personas parece que no les ha interesado mucho. Yo sí he aprendido varias cosas, les agradezco a los chefs que han venido”.

La emprendedora recomienda que las mujeres, ya sean casadas, solteras, con o sin hijos, que sigan buscando hacer negocios para tener independencia económica. “Hay que ver las formas para poder ganar algo, para poder llevar un pan a la casa”.

Rosa Auza

La señora Rosa nació y aún vive en Camargo, tiene 70 años y es una de las más importantes productoras de la región.

“(Antes) estaba en la casa nada más, hacía las labores del hogar”, cuenta. Se casó muy joven y desde entonces produce dulces de frutas al almíbar, pero de manera artesanal y únicamente para amigos o familiares.

Al cumplir 50 años, tras la muerte de su esposo, decidió emprender un negocio con la ayuda de los cursos que pasaron con las organizaciones que trabajan en la región.

“Nos han capacitado sí, pero mis experimentos me han enseñado bastante”.

Su emprendimiento produjo 2.000 frascos solo este año, entre frutas al almíbar de durazno, uva, melones, manzanas, entre otros; además de purés, mermeladas, salsa de tomate y otros productos.

Vende su oferta a Santa Cruz, Sucre y La Paz. En su municipio, ella comercializa sus productos en una tienda que tiene en su casa y que abre todos los días. “La edad no es un límite”, afirma sonriente.

Marta Vedia

Ella nació en Camargo, es cocinera y administra su restaurante Los Eucaliptos.

Produce chancho al horno, pero “siempre en el horno de barro”, recalca.

Desde pequeña fue trabajadora del hogar y cocinera. “Me gusta mucho preparar todo tipo de comida, lo hago con todo amor”.

Además de su plato fuerte, la emprendedora prepara guiso de habas y otros platos tradicionales de Camargo. “No sé leer ni escribir. Siempre me dediqué a esto, ya soy viejita también”.

Dos de sus siete hijos fallecieron, los demás tienen sus restaurantes en otros departamentos del país, cuenta orgullosa. Su marido murió el año pasado. “Los talleres que dieron, a mí me gustaron mucho. Me han llevado a Tarija para aprender cómo atender, cómo se debe tener limpieza y cuidado con los alimentos, mejorar la atención”. Sus platos tienen un costo de Bs 20 y 15.