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Una joven de 20 años lucha contra un tumor de 8 kilos

Postrada en la cama 12 de la sala de Emergencias del Hospital de Clínicas de La Paz, casi sin poder moverse debido al dolor y al peso del tumor de unos ocho kilos que carga en la axila izquierda, se encuentra Ayda Ely Chambi Mullisaca.

La joven, de 20 años de edad, oriunda de la comunidad Primero de Mayo del municipio paceño de Apolo, llegó al nosocomio paceño con la esperanza de mejorar su salud y cumplir su sueño de ser médico.

“Me colocaron medicamentos, ahora no siento mucho dolor”, señaló la muchacha con tristeza, luego agregó, “siempre quise ser doctora para ayudar”.

Ayda es la cuarta de los nueve hijos de Genaro Chambi y Ana Mullisaca, ambos agricultores y quienes, debido a la enfermedad que padece la joven, dejaron de lado ese trabajo.

La tragedia comenzó cuando tenía 17 años. “Noté un ‘bulto’ en mi axila izquierda, era pequeño y no le di mucha importancia”. Entonces cursaba la prepromoción y, además, era parte de la selección de básquet de su colegio. “Como entrenaba para los plurinacionales, pensamos que el dolor era por el esfuerzo”, contó su padre.

Otra de las ideas que tenían era que “podría ser un puchichi (forúnculo), que es como una picadura que crece y revienta en tres meses”, explicó Chambi.

Eso los llevó a que, el único tratamiento que le daban eran las preparaciones de su madre, mediante “fomentos naturales”. Pasado un tiempo y sin saber qué hacer para mejorar, Ayda decidió, en 2015, trasladarse a la ciudad de La Paz para trabajar con el objetivo de reunir dinero y poder pagar un especialista que la atienda. “Pero nunca me pagaron. Trabajé dos meses y volví a Apolo”, lamentó.

En su comunidad, dejó de estudiar y prefirió no salir de casa porque “tenía vergüenza”. Ayudaba en lo que podía, mientras el tumor crecía. Posteriormente, en marzo de 2016, vio necesario acudir a un nosocomio. Fue llevada al Hospital General de La Paz, donde los estudios revelaron que tenía un cáncer maligno.

“Nos dieron dos opciones: amputar su brazo o iniciar quimioterapias, pero eso no iba a bajar el tumor solo podía detenerlo”, contó su papá, sin poder contener las lágrimas.

Ante eso, la familia optó por retornar a su pueblo “porque (Ayda) no quería hacerse ‘bajar’ su brazo”, sin pensar que las consecuencias serían peores. En agosto de este año, volvieron a traerla, pero fue rechazada, debido a su estado. Desde el lunes, con el apoyo de la Fundación Medfund, recibe atención en  ese nosocomio. (22/09/2017)