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Muchos obsequios causan el síndrome del niño hiperregalado

Aunque al principio parezca satisfactorio, el exceso de obsequios en Navidad puede permitir que los menores adquieran el “síndrome del niño hiperregalado”, que provoca la pérdida de ilusión y capricho material.

La avalancha de regalos de Navidad y cumpleaños resulta, entre otros efectos, en la transmisión de valores negativos, como que el niño da poco o, en su caso, ningún valor a las cosas, o que piensa que todo es fácil de conseguir y que no necesita esforzarse para  obtener lo que desea.

Así lo revela un estudio realizado para el portal de venta online Ebay por la consultora TNS, que proporciona planes precisos para el crecimiento de negocios basados en la investigación. El trabajo fue reproducido principalmente por medios españoles como El País y El Mundo, además de portales especializados en educación.

Los datos muestran que alrededor del 80% de los niños cuyos padres y familiares pueden hacer regalos, reciben en promedio  cinco o más en estas fechas y la mayoría recibe 10 veces más regalos de los que necesitan realmente.

Los menores afectados “se vuelven enormemente cómodos y, en consecuencia, tenemos pequeños frustrados y con falta de imaginación e ilusión por las cosas, o consumistas, caprichosos e indecisos, y que solo dan importancia a lo material”, indicó la especialista Marisa Navarro, según una entrevista de El País.

No solo eso. De hecho varios especialistas advierten que dar demasiados obsequios puede dar pie a una sobreestimulación, haciendo que los pequeños no disfruten cada regalo en particular. Incluso puede pasar que los beneficiados ni siquiera les presten atención a los regalos.

Como resultado, no es raro que se desemboque en una acumulación de juguetes, uno de los síntomas que revelan a un afectado. En los extremos más graves puede conducir incluso a una apatía total, provocando que los niños pierdan la ilusión, debido a un exceso de estímulos positivos.

Asimismo, otros estudios muestran que este exceso puede incidir de manera negativa en el nivel de tolerancia a la frustración del pequeño, haciendo que quiera tener las cosas inmediatamente, sin reparar en el sacrificio que se requiere para conseguirlas. Los niños con este síndrome se vuelven caprichosos, egoístas y consumistas. Es más común que el mal se presente en aquellos que pasan menos tiempo con sus padres, ya que éstos intentan suplir la falta de atención con los regalos.

O, peor, cuando se quiere premiar constantemente a los menores y, para ello, se recurre una y otra vez a objetos materiales. En esta situación, los niños están ya tan acostumbrados a los regalos materiales que les llegan en tantas ocasiones y muchas veces sin un motivo concreto, que no son capaces de conectar con la emotividad propia de las dietas, e incluso están tan desconcentrados que no saben ni lo que quieren. (23/12/2017)