Observaciones a sellos y fotos, el vía crucis de la adopción
Una pareja afirma que se les pidió dinero para completar los trámites.
“Éste no es el color de fondo requerido para la foto”, “el sello es a la izquierda” son algunas causas de devolución de trámites para la adopción de niños que, sumados a los tediosos procedimientos judiciales, se convierten en un vía crucis para los solicitantes.
La Razón se reunió con un grupo de personas que buscan ser padres adoptivos hace años y cuyas identidades pidieron mantener en reserva. Ellos aseguraron que la burocracia, ciertos requisitos que no están en el Código del Niño, Niña y Adolescente (Ley 548), la devolución de papeles por nimiedades y cobros indebidos evitan que completen los trámites y den una familia a un niño abandonado.
Las parejas reconocieron que la Ley 548, aprobada en 2014, es mejor porque viabiliza los requisitos y procedimientos para las adopciones, en comparación al anterior código, que exigía una variedad de formalismos y requisitos que dificultaban las adopciones nacionales e internacionales.
La actual norma establece la adopción de niños abandonados e institucionalizados, pero las parejas no pueden escoger al menor, como sucedía con la anterior ley, además se fija que los trámites legales para este propósito no deben exceder a un año, lo que no sucede actualmente.
Una de las familias relató que iniciaron los trámites de adopción hace dos años y que cumplieron incluso con los talleres de la Escuela de Padres, requisito obligatorio y ejecutado por el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) de La Paz, pero tuvieron trabas en el llenado de la carpeta.
“En el Sedeges nos dijeron que las fotos no tenían el fondo rojo adecuado, luego observaron el folder, pidieron uno de tapa dura. Después, que el sello debe ir a la izquierda y volver a tramitar el papel significó semanas. Cuando ya cumplimos todo, meses después, nos informaron que estamos en la lista de espera de 2018, pero recién estaban cumpliendo con los de 2014, es para llorar y desilusionarse”, manifestó la esposa.
Al respecto, Isidro Fernández, jefe de la Unidad de Certificación del Sedeges, indicó que desde la aprobación de la reglamentación de la Ley 548, que establece el protocolo de adopción, 40 niños fueron acogidos por padres sustitutos. “Desde agosto de 2017 a la fecha se entregó a niños de albergues a padres que cumplieron los requisitos de la ley, pero no exigimos otros”.
Para la segunda pareja, que también cumplió con todo lo requerido e incluso ya tiene al niño designado, ir de visita al centro donde está su hijo es traumante porque “otros menores agarran a los visitantes de la ropa y les piden que los saquen del lugar”.
Espera. “El Sedeges culpa a las defensorías porque dice que tardan en los trámites para verificar que el niño no tenga familiares. El trámite es un vía crucis”, aseguró el esposo.
Según datos del Sedeges, en los 38 centros de acogida (entre públicos y privados de La Paz), hay entre 6.000 y 7.000 niños y adolescentes, quienes deben abandonar el albergue si no son adoptados al cumplir los 18 años de edad.
Consuelo Tórrez, directora de la Defensoría Municipal de la Niñez y Adolescencia de La Paz, señaló que cuando un menor es abandonado o queda huérfano se da un plazo de tres meses para buscar a sus familiares, pasado ese lapso se tramita en los juzgados el proceso de filiación judicial para que pueda ser dado en adopción.
“Cumplimos a cabalidad con lo establecido en la ley y enviamos la documentación al Sedeges”, dijo.
Carlos Remuzzi, presidente de la Asociación Familias del Corazón, y quien de niño fue adoptado por una pareja de italianos, corroboró la “excesiva” demora en el trámite y, al igual que una de las familias, tildó el proceso de vía crucis para los solicitantes. Anunció que él se constituirá en el denunciante de las irregularidades, pues existe temor de represalias en los papás que siguen el papeleo.
La tercera pareja relató que están en proceso para adoptar a su segundo hijo y que esperan no tener que “reconocer” los servicios de algún funcionario, como sucedió con su primer trámite.
“En ese entonces éramos una pareja joven y hasta eso nos observaron, pero al margen de eso sufrimos discriminación por el apellido y origen de uno de nuestros padres. Nuestro niño fue adoptado con la antigua norma y para que el proceso salga rápido un abogado y una trabajadora social nos pidieron dinero”, denunciaron.
Lizeth Blacutt, jefa jurídica del Sedeges, mencionó que a esa instancia no llegó denuncia de extorsión o cobro. “Más bien posibilitamos que el proceso sea ágil”.
Adoptados
Carlos Remuzzi: Fui adoptado por italianos y también adopté a una niña
“Me dicen que yo llegué a un hogar de niños a los pocos días de nacer y que estuve ahí hasta casi los dos años. Los que ahora son mis padres, dos italianos, Giuseppe y Manuela Remuzzi, decidieron adoptarme en 1985 y después de cumplir con todos los trámites me llevaron con ellos y desde ese día tengo una linda familia.
Yo era muy niño y me acoplé muy bien a mi nueva familia. Tengo una hermana también adoptada en Bolivia y otro hermano menor que es hijo biológico de mis padres.
Crecí y viví como cualquier niño y adolescente italiano, y luego me formé profesionalmente. En 2010 llegué por primera vez a Bolivia para conocer mi país, además de buscar a mis padres biológicos, quería saber cómo eran, a qué se dedicaban, dónde y cómo vivían, simplemente eso.
Sin embargo, en el hogar donde estuve no tenían ninguna información sobre mi llegada, ni documentación. Nada sé de mi pasado, por eso regresé a Italia. Después de un año volví al país con el mismo propósito y un proyecto relacionado con mi profesión, soy ingeniero biomédico.
También me dedico a concientizar a las personas sobre la adopción. En mi estadía palpé de cerca los problemas para adoptar a un niño porque, al igual que mis padres, adopté a una niña, tengo una familia feliz. Por mi experiencia formé la Asociación Familias del Corazón.
Virginia Monroy: Dios me entregó a mis dos hijos cuando eran recién nacidos
“A los pocos años de casada y al no poder embarazarme, mi esposo y yo viajamos a Brasil para un examen que determinó que ambos éramos estériles. Siempre habíamos querido tener hijos y así lo comuniqué a nuestros amigos.
Un día, un médico amigo me llamó al trabajo para decirme que en el hospital 20 de Octubre (Ciudad Satélite, El Alto) había nacido una niña, pero su madre murió y que era la octava de una familia pobre de El Alto. El padre no trabajaba y siempre está ebrio.
Llevé mi cédula de identidad y fuimos con mi esposo, al llegar al hospital vi a mi niña desnuda y como no llevé ropa, la abrigamos con mi enagua y el paletó de mi pareja, luego la trajimos a casa para siempre.
Ella recibió y recibe todo el amor de madre que puedo darle, la hice inscribir y asegurar sin problema.
Cuando cumplió ocho años se enfermó y estuvo en cama, ahí me pidió que le relate un cuento, le conté mi historia y al final le dije que la niña adoptada era ella, mi hija me abrazó muy fuerte y me dijo: ‘te amo mamá’. Ese momento fue muy hermoso y siempre lo llevo en mi memoria.
Luego me comentó que quería un hermanito, pero no había la posibilidad hasta que 11 años después se presentó la oportunidad. En el microbús una señorita se sentó a mi lado y conversando me contó que una joven trató de abortar, pero el embarazo ya estaba por cumplirse. Fui al hospital y hablé con ella, seguidamente me pidieron que pague la cesárea, la hospitalización, incubadora y medicamentos, y así lo hice. A mi hijo le dijimos la verdad a sus 10 años.
Ellos están siempre a mi lado, me apoyan, los apoyo, nos damos amor, nos apoyamos. Mis hijos se llevan muy bien y se cuidan del peligro. Dios me los envió recién nacidos para cuidarlos desde el principio”.
Marcelo Jaldín: Mi hija llegó como un ángel, la dejaron en la puerta de mi casa
Con más de 60 años, Marcelo Jaldín pasea orgulloso a su nieto de seis años, cuya mamá es su única hija, a quien adoptó luego de que una mujer la dejó en la puerta de su departamento cuando era una bebé de días. Él hizo los trámites con un amigo abogado y legalizó su situación. Hace 10 años murió su pareja, pero su hija le ayudó a sobrellevarlo.
“Yo era muy joven y mi hija llegó como un ángel, no sé qué hubiera sido de ella si la mujer la dejaba en otro lugar. Mi hija es profesional, casada, tiene dos hijos y quiere adoptar a una niña, pero creo que ahora es mucho más difícil que antes.
Anteriormente, las adopciones eran un negocio, los interesados escogían a los niños y por eso surgieron muchas ONG (organizaciones no gubernamentales) que sacaban a los niños de los orfanatos y los entregaban a los extranjeros a cambio de dinero. Gracias a Dios eso fue erradicado con la nueva norma vigente”, mencionó.
Lorena Jaldín, su hija, afirmó que guarda experiencias únicas. “Cuando era adolescente, mis amigos me decían que no me parecía a mis padres y cuando se los conté ellos optaron por contarme la verdad. Lo hicieron de una manera tan tierna y creo con temor de que les reclame algo o los niegue, pero todo eso solo consolidó mi autoestima y fortaleció mi amor y admiración por mis padres. Soy una persona feliz”.