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Ministro Rocabado reporta que la salud de Sebastián es estable

El director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Joaquín Monasterio, informó que el niño aumentó de peso, se está alimentando por vía oral, respira espontáneamente y la hemodiálisis mantiene sus funciones renales activas.

/ 8 de septiembre de 2018 / 22:53

“El niño Sebastián se encuentra riendo, comiendo y eso es muy bueno; está con signos estables”. Así evaluó el ministro de Salud, Rodolfo Rocabado, respecto al estado en que se encuentra Sebastián, el niño de tres años a quien se le extirpó “por error” un riñón sano en lugar del otro que estaba afectado por cáncer.

La declaración de la autoridad de Estado sucedió a la supervisión, del estado de salud del pequeño en el Hospital del Niño Mario Ortíz, de la capital oriental, lugar donde se encuentra internado. Esta jornada recibió una tercera hemodiálisis y posteriormente será una radioterapia.

Rocabado informó que aún se encuentran a la espera de los informes de auditoría que establecerán si existió o no responsabilidad en el médico Roger M. por la cirugía al menor. Diferentes instituciones del área de salud expresaron su pesar por lo ocurrido y señalaron que se debe investigar el caso y que no se protegerá a nadie.

“El niño Sebastián se encuentra riendo, comiendo y eso es muy bueno; está con signos estables y, obviamente, aquí está siendo atendido por profesionales de primera que le están dando las mejores condiciones; nefrólogos, terapistas intensivistas, todos están detrás de que el niño vaya a estar mejorando su estado de salud”, señaló el ministro.

Mientras que el director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Joaquín Monasterio, informó que el niño aumentó de peso, se está alimentando por vía oral, respira espontáneamente y la hemodiálisis mantiene sus funciones renales activas.

“Estamos aguardando el criterio oncológico con base en el criterio de anatomía patológica que todavía no está concluido para que a ese nivel se continúe con su tratamiento del cáncer diseminado en los pulmones”, resaltó.

La Fiscalía inició una investigación y el Ministerio de Justicia intervino en este caso que consternó a la sociedad. Se espera que el 10 de septiembre el galeno y el personal que participó de la cirugía brinden su declaración informativa sobre lo ocurrido. (08/09/2018)

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Indolencia en la CNS

/ 9 de septiembre de 2018 / 04:00

El viernes 3 de agosto, una niña de seis años se lastimó el rostro y comenzó a sangrar por la nariz después de salir del ascensor del Policlínico de la Caja Nacional de Salud (CNS) de la plaza Murillo. La pequeña tuvo que esperar dos horas y media, con un algodón en las fosas nasales, para que le hagan una radiografía y descarten una lesión grave.

El hecho sucedió aproximadamente a las 12.45, cuando junto a su madre, quien cargaba a su bebé de 10 meses, salían del ascensor y la niña se tropezó golpeándose las narices, que empezaron a sangrar profusamente. Durante esos minutos, dos enfermeras pasaron indolentes por el lugar y tomaron el ascensor. Se alejaron sin prestar atención a la niña que sangraba y lloraba.

La madre, desesperada ante la insensibilidad del personal de salud, gritó y pidió ayuda, hasta que por fin apareció otra enfermera que sí la socorrió para llevarla a la sala de emergencias. Allí, el médico auscultó a la pequeña, puso algodones y procedió a detener la hemorragia. Después dijo que era necesaria una radiografía para descartar alguna lesión en la nariz de la pequeña. Habían pasado 20 minutos y el médico derivó a la madre y a su hija a la sala correspondiente. “Vaya y pídale que le hagan una radiografía de urgencia”, instruyó el galeno.

Ambas fueron hasta ese consultorio, donde una mujer de la tercera edad ya esperaba su turno. Llegó el radiólogo, quien al ver a dos pacientes esperando en la puerta prefirió retornar al atrio del policlínico, junto a la oficina de Vigencia de Derechos, para hablar sin mayor apuro con sus colegas. El radiólogo tuvo tiempo incluso para comer unas galletas, mientras la niña, con algodones en la nariz, aún lloraba junto a su madre.

Así pasó una hora. A las 14.00 el radiólogo retornó, entró a su oficina, se sacó el mandil y luego marcó su tarjeta para terminar su turno de trabajo. Al final, la niña y su madre, junto con la mujer de la tercera edad, tuvieron que esperar a que la radióloga de la tarde los atendiera, pero desde las 15.00. Es decir, casi dos horas y media después de ocurrido el accidente en el ascensor.

En algunas oportunidades escuché que uno debe estar sangrando o realmente muy enfermo para ser atendido en la Caja Nacional de Salud, y lo que pasó ese viernes 3 de agosto es solamente una muestra de que el personal de salud del Seguro Social tiene mucho que aprender respecto a la calidez y la pronta atención de los pacientes.

La madre y la niña abandonaron el policlínico a las 16.00. Su intención aquella jornada era recibir atención dental para la pequeña, pero, por causa del accidente, no pudieron sacar una ficha para ser atendidas.

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