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Mingitorios, el talón de Aquiles de Copacabana

Copacabana es uno de los principales destinos turísticos de Bolivia; sin embargo, los inodoros de la mayoría de sus baños, públicos y privados —incluso de los hostales—, no tienen tanques, y en vez de lavamanos, turriles conectados a un grifo.

El hedor golpea el olfato nada más al ingresar a los servicios higiénicos, constató este diario.

A las 07.00 se abren las puertas de los dos baños municipales del mercado 2 de Febrero. En uno, la higiene es notoria; paredes y piso están revestidos con azulejos, las puertas son de aluminio, y cada letrina tiene su respectivo cesto, pero carecen de tanques de descarga de agua. Esta carencia obliga a los usuarios a llenar baldes y latas en barriles para evacuar los excrementos líquidos y sólidos, y a lavarse las manos metiéndolas al mismo turril o colocándolas debajo de una pileta conectada a un tonel.

En la calle Pando hay otro servicio edil. En el sanitario destinado a las mujeres hay seis letrinas, dos no tienen puertas, el lavamanos no está conectado a una tubería, por lo que el agua cae al piso y moja los zapatos y la ropa de los desprevenidos. Un cartel advierte que está “prohibido peinarse”.

En el de hombres, tres turriles llenos dificultan el acceso al urinario de cemento.

En la avenida Costanera, cerca de la playa, uno de los aseos está cerrado, y en el otro, el usuario no tiene más que llenar bidones para usar el servicio si está muy urgido o escapar por el hedor y la falta de higiene. Las moscas y los ventanucos cubiertos por telas de araña evidencian el descuido en el que se encuentra.

En el mingitorio de la plaza Sucre, por la ventana del baño de mujeres salen tubos que se conectan a los turriles. En el ambiente hay un pilón de cemento que contiene agua estancada —usada para baldear—, y un tanque de plástico conectado a un grifo.

“No hay agua”, grita un hombre desde el retrete de varones.

Cuando se pregunta cómo califica este servicio, “50% sí, 50% no, esa es mi calificación”, dice una mujer que sale de un excusado destinado al sexo femenino.

Consultado sobre el estado de los baños públicos, el alcalde de Copacabana, Félix Nina, admite que “las baterías son antiguas y que no (están) en condiciones óptimas. Hace tiempo han entrado en arrendamiento”.

“El problema —agrega— es que no disponemos de presupuesto. Copacabana tiene muchas necesidades y nos hemos enfocado en tener agua potable, logramos un financiamiento externo por más de Bs 20 millones. También estamos trabajando en una planta de tratamiento (de aguas servidas), el costo, Bs 44 millones”.

La autoridad además aclara que la causa de fondo del pésimo equipamiento de los servicios higiénicos es que apenas hace un mes que cuentan con la distribución de agua potable por red. De ahí, barriles, baldes y falta de lavamanos e higiene en general.

En Copacabana, municipio ubicado a unos 150 kilómetros de la ciudad de La Paz, hay siete baños municipales y otros siete particulares. Los primeros son administrados por los gremiales, y los segundos, por los dueños de alojamientos, hostales o viviendas. “Hemos mejorado estos baños Las del mercado lo administramos, cada una atiende por semana”, dice Isabel Ramírez, cafetera de ese centro de abasto.

En los días en los que el flujo de turistas nacionales y extranjeros es mayor se obtienen ingresos de hasta Bs 200, pero en los días ordinarios no se pasa de Bs 30.

Con la suma obtenida se cubre el costo de los servicios básicos y la patente municipal; el resto se distribuye entre ellas, que tienen el compromiso individual de  mantenerlos limpios.

“Baño toilet”, “Baños y duchas”. Estos carteles anuncian el servicio en la plaza 2 de Febrero, en la calle Pando y las avenidas Costanera y 16 de Julio, pero pertenecen a particulares.

Su estado no es diferente al de los excusados públicos. La improvisación es la norma, pues las letrinas se encuentran en los patios, detrás de salas de internet, pasando largos pasillos y otros.

Los sanitarios, por lo general, están divididos por delgados tabiques de ladrillo o por piezas metálicas, y allí están los omnipresentes turriles y baldes para evacuar los inodoros.

Este diario constató que a veces son usados como depósitos. En uno de ellos, las cajas con botellas vacías de cerveza y mangueras lo evidencian. La puerta solo se cierra a la fuerza y se asegura con una precaria aldaba y un rollo de papel tapa un hueco practicado en la madera. Tampoco hay ningún cartel de si es para hombres o mujeres.

El tanque del único inodoro  funciona, pero el lavamanos se sostiene apenas sobre el pedestal y el grifo está torcido.

En otro, las moscas fastidian y cables de electricidad pasan a centímetros de la cabeza.

En medio de este mar de incomodidades, La Razón encontró dos sanitarios con inodoros completos. Uno está en la calle Pando,  que tiene instalado el lavabo, aunque del grifo sale apenas un débil hilillo de agua.

“Ninguno de los privados tiene licencia de funcionamiento. (Los baños) tienen que ser cómodos e higiénicos; tener ambientes grandes, tanques (para baldear), lavamanos, jaboncillo, toallas, secadoras, pero no los tienen”, admite Marcos Machaca, intendente interino de este municipio.

Pero esa norma hasta ahora no fue reglamentada, lo que explica  estas carencias.

La Ley Municipal de Uso Temporal de Bienes Municipales —Ley 042— regula su concesión a particulares a cambio de una contraprestación.

“Podrán ser objetos de concesión parcial de uso temporal de uno o varios espacios determinados dentro del mismo bien municipal de dominio público, siempre que los mismos fueren destinados a prestar un servicio de acceso a la colectividad: puesto casetas, kioscos y otros similares (…), la administración de baños o servicios higiénicos (…)”, dispone el artículo 12.

También establece que la concesión será total solo cuando exista requerimiento justificado, y que la adjudicación puede ser suspendida temporalmente “en caso de fuerza mayor” (destrucción)

El adjudicatario está obligado a contar con licencia; administrar y velar por el buen funcionamiento del bien, realizar mejoras, a pagar la patente anual y otros. (01/04/2019)