La Paz es el departamento con  más casos de robos efectuados por delincuentes que se visten de policías para engañar a sus víctimas — “falsos policías” en la jerga policial— en su mayoría turistas. Los montos sustraídos llegan incluso a $us 5.000.

Estadísticas proporcionadas a La Razón dan cuenta que entre el 1 de enero y el 29 de agosto se denunciaron 25 de estos casos. Del total, 12 se concentraron en el departamento de La Paz (48%), seis en Santa Cruz (24%), cuatro en Tarija (16%), dos en Oruro (8%) y uno en Cochabamba (4%). Los demás departamentos no registraron casos.

“Hubo varios casos, más en La Paz. Han sido interceptados principalmente turistas de varias nacionalidades”, informó el coronel Julio Cordero, director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC).

En el mundo del hampa, esta “especialidad” es conocida como “autoridad”. Estos delincuentes actúan generalmente en grupos de cuatro a cinco y para amedrentar a sus víctimas utilizan el uniforme verde olivo, placas y credenciales falsas, e incluso hay quienes portan armas de fuego calibre 9 mm.

En el caso de La Paz y El Alto, los puntos en los que operan son las terminales terrestres de buses, tanto  interdepartamentales como interprovinciales. Para ello hacen uso de un vehículo al que le ponen un cartel de “Taxi”.

Esperan a la o las víctimas, le ofrecen el servicio de transporte, y luego de que el vehículo avanza  unas cuadras, ingresan cómplices  que se hacen pasar como pasajeros que van por la misma ruta.

Entonces, intervienen sujetos que dicen ser investigadores de la FELCC, de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) o del Departamento de Análisis Criminal e Inteligencia.

Carteras, maletas o mochilas son requisadas en busca de sustancias controladas que, supuestamente están en posesión de los turistas, que son amedrentados con armas de fuego si se resisten.

“(Llevan) incluso el uniforme, y algunos, el chaleco policial”.

Su blanco predilecto son los extranjeros. Los asaltantes “saben que son portadores de dólares y bolivianos. (En cada golpe) se llevan $us 3.000, $us 4.000 y hasta $us 5.000”. También les roban objetos de valor —cámaras fotográficas y filmadoras, teléfonos móviles, computadoras portátiles—, y joyas”. Tras rebuscar entre sus pertenencias, los delincuentes señalan que “no encontraron nada” y abandonan el taxi. Las víctimas se dan cuenta luego que sus objetos de valor fueron sustraídos.

El 5 de julio, la FELCC capturó a Ramiro M. M., alias Morales; Franz Justino A. Z., alias  Ciruelo, y a Enrique B. E., quienes se hacían pasar por agentes del orden  y operaban en Villa Fátima, desde donde parten vehículos de transporte público hacia los Yungas.

Los sindicados tenían antecedentes penales. El primero había sido aprehendido por robo y asesinato; el segundo, por robo, hurto y tentativa de asesinato y el tercero, por robo y asesinato.

Entre los capturados este año hay pildoritas (narcotizan a  sus víctimas), descuidistas y lanceros (aprovechan la distracción de sus víctimas para robarles) atracadores, campanas (alertan de la presencia de policías o testigos)  y extorsionadores.

Hubo aprehendidos que eran policías y realizaron un ejercicio indebido de su profesión; y en un caso, el ladrón usó la  credencial  de su hermano policía para delinquir.

“Se han desbaratado como cinco a seis bandas (este año),  que fueron puestas a (disposición de) las autoridades jurisdiccionales”.

El jefe policial aconsejó no dejar que otras personas ingresen al taxi,  o minibús, o abandonar el vehículo.

“El BOL-110 ayudará mucho cuando en los vehículos de transporte público se instalen las cámaras de vigilancia, los botones de pánico y los GPS”, recalcó. (31/08/19)