Gustavo Zubieta-Calleja/Especial para La Razón

Como todos en el planeta sabemos, el coronavirus ha atacado de una forma feroz, por su gran velocidad de contagio y sus características físicas. Los países avanzados del primer mundo han sufrido el impacto de una manera alarmante. Y están librando una batalla casi incontrolable.

En Bolivia, el Gobierno ha tomado correctamente decisiones rápidas de cuarentena, que se constituyen una medida esencial a fin de evitar la sobrecarga posterior de los centros médicos y sobretodo de las unidades de terapia intensiva, que son muy limitadas.

Ésta no es una medida fácil de llevar a cabo y entenderla en su complejidad, pero es un mecanismo de defensa fundamental para aplanar la curva de incidencia. Es decir, en vez de que sea inicialmente exponencial o hiperexponencial (como la he denominado, porque no se dobla cada vez, sino una persona puede contagiar a muchos a la vez), disparándose hacia arriba, se la vuelve una progresión cuasi logarítmica aplanada.

Es decir se produce un cambio matemático, muy importante en su evolución. La radiación ultra-violeta, componente de la luz que proviene del sol, es muy fuerte en la altura en las ciudades por encima de los 3.000 msnm (sobretodo) como La Paz (3.100-4.100), El Alto (4000-4100), Oruro (3.800) y Potosí (4000), en Bolivia.

Se considera que el índice de radiación ultravioleta (UVindex) está en niveles extremos en La Paz, como lo constatamos en una publicación con unos colegas daneses hace más de 10 años en la siguiente gráfica, donde la línea delgada es La Paz, Bolivia 3.600, y la gruesa Copenhagen, Dinamarca

Pie de gráfica: Kessel, L., Kofoed, P.C., Zubieta-Calleja, G.R. & Larsen, M. Acta Opthalmologica.88(2):235-40, March 2009.

Como experto en medicina de altura fui invitado a participar en el Forum Internacional sobre COVID-19 de la UNESCO, el viernes 27 de marzo, como único exponente de toda Sudamérica.

Diversos expertos hablaron sobre las características moleculares del coronavirus, de las incidencias en sus países, como Italia, Estados Unidos, India e Irán, entre otros. Se analizaron los mecanismos de acción del virus y se discute la búsqueda de diferentes técnicas de tratamiento, tomando en cuenta muchas características del virus.

A continuación expongo parte de lo que expuse:

1) La radiación ultravioleta es un factor de protección ante este virus, porque le resulta letal. Una de las formas de transmisión de la enfermedad es porque se asienta en superficies donde se mantiene con vida durante varias horas y posiblemente hasta días.

Pero en la altura, la radiación solar se constituye en un esterilizador de toda superficie donde cae el sol. Por eso las calles en las ciudades de altura se benefician de esta característica física de la altura. Como experto, siempre dije que la radiación ultravioleta era beneficiosa.

Por supuesto que algunos tienen miedo de exponerse al sol porque podría producir cáncer de la piel, pero no existen estudios sistemáticos que prueben estas afirmaciones. El organismo se adapta a los niveles más altos de radiación; de otra manera la gente que vive en el altiplano tendría mucha incidencia de cáncer, desde antes y en la actualidad.

Al contrario, la radiación ultravioleta ahora resulta un mecanismo formidable para nuestra defensa ante el virus.

2) El doctor Jorge Solíz, de Universidad de Laval, de Canadá, también observó que en China no hubo casos o fueron muy raros en la zona del Tíbet.

En forma conjunta con otros colegas estamos escribiendo un artículo científico sobre este tema. El doctor Kusal Das, de la BLDE University, en India, donde soy “professor visitante”, también notó que en las zonas de altura en su país hay menor incidencia.

3) En diciembre de 2018 publicamos con mi colaboradora la doctora Natalia Zubieta de Urioste un artículo en relación a las ventajas de la vida en la altura, en el que afirmamos que el hombre vive más largo en la altura.

Lo demostramos con un gráfico de longevidad en todas las ciudades de Bolivia (basada en datos del Segip), que muestra una curva ascendente empezando en Pando y terminado en Potosí.

Allí también mencionamos las ventajas de la radiación ultravioleta en la altura.

4) Actualmente se están construyendo luces ultravioleta para utilizar en los hospitales y salas de terapia intensiva. Incluso una compañía boliviana en Santa Cruz, a la que felicito.

5) La baja incidencia de contagios en Oruro, indudablemente, se debe a una cuarentena estricta (si no me equivoco, la primera en el país), que merece nuestro reconocimiento porque por el momento no han aumentado los ocho casos iniciales, que de los cuales, según tengo entendido, varios fueron importados por viajeros al exterior (ndR: solo la “paciente cero” es caso importado en Oruro).

Pero debo añadir que también está jugando un rol importante la radiación ultravioleta, nuestro aliado en las ciudades de altura. Eso no significa, sin embargo, que no puedan aparecen otros casos eventualmente, porque existen muchas variables, pero al final de esta pandemia las estadísticas muy probablemente demostrarán que en los lugares de altura hubo menor incidencia.

Esto no significa, sin embargo, que se debe bajar la guardia. También existen otros aspectos técnicos de adaptación a la altura que mencionaremos en una futura oportunidad.

6) El 30 de enero de 2020, en una entrevista de Radio-Tv Universitaria, gracias a una gentil invitación de Johnny Villarroel, quien dirige el programa Desarmado Discursivo, en el que también participó Gonzalo Taboada, presidente de la Academia de Ciencias de Bolivia, afirmé lo siguiente:

Que se deben instalar centros de tratamiento del coronavirus, con salas de terapia intensiva, en áreas alejadas y aisladas de las ciudades para no contaminar. Recomendé que no se lleven a los pacientes a los hospitales centralmente localizados, para dejarlos éstos libres para la atención de las enfermedades habituales.

En el caso de La Paz, sugerí que sea en el altiplano, justamente porque allí existe mayor radiación ultravioleta. Pero además hice una recomendación: posteriormente, las salas de tratamiento de terapia intensiva deberían tener el techo parcialmente de vidrio, como unas claraboyas, para permitir el ingreso de la luz ultravioleta, con el fin de producir la esterilización del ambiente en una forma natural.

Ojalá en el futuro se comprenda la importancia de estas sugerencias.

7) La siguiente gráfica muestra la evolución de las infecciones del coronavirus en Bolivia en la que se observa claramente que en las ciudades de altura (con líneas entrecortadas) hay menor incidencia en función del tiempo:

8) También se recomienda que cuando alguien llegue a su casa y se saque la ropa que usó en la calle, debe exponerla al sol durante esta etapa. Esto permitirá que el virus sea eliminado rápidamente.

9) Es importante mencionar que, como habitantes de la altura, si se llegara a sufrir un caso muy severo que al final evolucionara favorablemente, gracias a los tratamientos de los heroicos médicos, enfermeras y personal de salud en las zonas de altura, las secuelas de las lesiones pulmonares podrían dejar fibrosis (cicatrices), dificultando la capacidad para el ejercicio.

Estas personas desarrollarían en el lapso de más de un mes y medio una poliglobulia (PoliEritroCitemia), que es un mecanismo de compensación frente a la insuficiencia respiratoria crónica.

Es probable que varios puedan permanecer y desarrollar su vida normalmente en la altura con un cuidado médico adecuado.

Finalmente, debo añadir que no se debe bajar la guardia, porque aunque son menos los casos en la altura, existen casos y debemos respetar todos la cuarentena.

Otras recomendaciones pueden ser encontradas en línea en nuestra página web: http://altitudeclinic.com/blog

 Gustavo Zubieta-Calleja

Es médico, profesor y director del Instituto Pulmonar y Patología en la Altura (IPPA)