Icono del sitio La Razón

Empleados públicos y personal de unas 25 funerarias se capacitan en el manejo de cadáveres con COVID-19

Funcionarios de las Alcaldías de La Paz y El Alto, del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), del Servicio Departamental de Salud (Sedes) y personal de funerarias que operan en ambas urbes se capacitaron este lunes en el manejo de los restos de personas fallecidas a causa del COVID-19. Según las autoridades municipales, estas instituciones están preparadas para intervenir conforme protocolo.

Un documento con todas las formalidades para estos casos fue emitido por el Gobierno el 27 de marzo, el cual dispone el recojo, traslado y disposición final de los cadáveres. El taller desarrollado en esta jornada giró en torno a cada una de las disposiciones y según información de la municipalidad paceña, representantes de unas 25 funerarias estuvieron presentes.

Henry Contreras, secretario de Gobernanza de la Alcaldía de El Alto, dijo que “las funerarias tenían miedo de inicio (en manejar los cadáveres) y es un protocolo sencillo, lo importante es el lavado, embolsado y el traslado de los restos, la familia ya elige si opta por la cremación o el entierro”. Hizo énfasis, además, en la importancia de cuidar la seguridad de todo el personal, tanto público como privado, a cargo del procedimiento.

Cremaciones con descuentos

Contreras recordó que gracias a un acuerdo entre ambas alcaldías rige un “precio solidario” para las cremaciones. Éstas están a cargo de la comuna paceña y tienen un costo subvencionado de Bs 700; semanas atrás costaban Bs 2.310, pero se aplica un descuento especial del 70%.

La médico forense Marianela Terán indicó que “es de suma importancia que las funerarias La Paz, El Alto y el país cuenten con la capacitación adecuada en función de la intervención que realizan, porque de lo contrario se podrían convertir en focos de infección, “que es lo que no queremos».

Terán, citada por la agencia estatal ABI, indicó que lo más recomendable es la cremación, pero que “también hay que considerar la religión (de los dolientes) y las posibilidades económicas de la familia de la persona fallecida; y (en lo cultural) en las ciudades se hace cada vez más la cremación y en las provincias el entierro».