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María Lourdes, la imagen del lenguaje de señas en Santa Cruz

Desde que comenzó a expandirse el nuevo coronavirus en Bolivia, la Gobernación de Santa Cruz incluyó en las conferencias de prensa a una intérprete del lenguaje de señas, esto con el fin de que la información de la enfermedad llegue a la comunidad de personas con discapacidad auditiva.

Aunque para algunos pasa desapercibida la presencia de María Lourdes Cruz Torrico, para muchos es la imagen de la televisión y la conexión directa con lo que ocurre en torno a la emergencia sanitaria. Ella aparece en todas las ruedas de prensa oficiales para comunicar con lenguaje de señas lo que informan el gobernador Rubén Costas; el secretario de Salud, Óscar Urenda, o cualquier otro funcionario regional.

El día que Urenda anunció el mayor número de contagios, su imagen se viralizó. Con un rostro sorprendido, fue la burla en las redes sociales. Sin embargo, su trabajo es más importante que la anécdota.

En una entrevista con La Razón, la también economista lamenta que un movimiento de su cara sea motivo de burla, aunque dice que no se siente dañada; dice que en las conferencias de prensa deja de ser ella y se convierte en un puente comunicacional con un lenguaje viso-gesto-manual. Al contrario, los ofendidos son las aproximadamente 52.000 personas de la comunidad sorda en Bolivia.

A su favor, la Federación Boliviana de Personas con Discapacidad Auditiva, en coordinación con el Ministerio de Justicia, anunció acciones legales contra quienes pudieran haber sido autores de esos memes. Se respalda en la organización, dice.

¿Quién es María Lourdes Cruz Torrico?

Es una profesional egresada de Ciencias Económicas de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), que no tiene problemas auditivos, pero que desde hace 12 años práctica el Lenguaje de Señas de Bolivia (LSB) y en la actualidad es una de las tres intérpretes acreditadas en Santa Cruz y una de las 36 traductoras en todo el país.

Su interés comenzó cuando enamoraba con su esposo que asistía como “norma-oyente” en una Iglesia Evangélica donde el pastor era sordo y había intérpretes en el culto. Y a raíz de ese momento decidió realizar dos niveles de cursos bíblicos para integrarse a esa religión y lograr ser intérprete de los feligreses con problemas auditivos.

María Lourdes Cruz Torrico

Sin embargo, no se sentía satisfecha, y es así que la esposa del pastor, que también es sorda, la invita a la Asociación de Sordos de Santa Cruz (Asocruz) y le indica que si comparte y convive con la comunidad de personas con discapacidad auditiva, aprenderá más rápido. Y es en ese momento donde conoce a Marcelo Quiroga, director nacional de la Lengua de Señas Boliviana, quien la invita a participar de un proyecto, y en tres meses ya dominaba el idioma y fue contratada por una institución nacional.

Sobre su trabajo en la Gobernación de Santa Cruz como intérprete de LSB en las conferencias en el Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED), en tiempos del COVID-19, dice que fue iniciativa de los padres de familias; es docentes de jóvenes con discapacidad auditiva en la rehabilitación en escuelas regulares y ellos no entendían por qué tenían que cumplir la cuarentena quedándose en casa.

Al ver la frustración de los chicos, los padres se contactan con ella en el área de discapacidad del Servicio Departamental de Salud (Sedes) y de inmediato el personal de la Gobernación la visita en su domicilio en La Guardia (municipio distante a 23 km de la capital cruceña) y le dicen que necesitaban de emergencia una intérprete. Al día siguiente ya estaba apareciendo en las conferencias por televisión.

No tiene un familiar sordo

María Lourdes aclara que no tiene un familiar sordo, sin embargo, se comunica con lenguaje de señas, con su esposo, que también es intérprete, y sus hijos de 15, 12 y 5 años. Se comunica así también en algún lugar donde no pueden hablar o gritar; usan el idioma y comparten con sus amigos sordos.

Se declara enamorada de su actividad y lo disfruta, y tiene muy clara su vocación y se entrega totalmente a esta profesión.

Admite que si bien con el lenguaje de señas en las transmisiones televisivas se abre una puerta a la inclusión a las personas con discapacidad auditiva, todavía la sociedad es diversa en idioma y cultura, pero hace falta madurez, empatía y el respeto a las diferentes comunidades.

Cuando se logre superar esas barreras podremos ser mejores personas y la oportunidad es esta época de pandemia que azota el país, dice. (05/05/2020)