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Autoridades y expertos alertan que la indisciplina en la cuarentena puede resultar funesta

Con un dejo de resignación pero en tono de alerta, autoridades y expertos de La Paz y Santa Cruz advierten de las consecuencias que traerá para la salud de la población y la estabilidad del sistema hospitalario el relajamiento de las medidas de prevención durante la cuarentena rígida aún vigente en ambas regiones.

Calles llenas de transeúntes y vehículos, filas en entidades financieras, en supermercados y en farmacias, comerciantes dispuestos con discrecionalidad en vía pública y adultos mayores transitando con escasa protección. Así lucen calles y avenidas de La Paz, El Alto, Santa Cruz de la Sierra y Montero, las principales ciudades de los dos departamentos más poblados del país.

En ambos casos, el confinamiento aún es estricto porque sus municipios todavía enfrentan riesgo alto de expansión del COVID-19. Santa Cruz posee el 68% de todo el país (seguido de Beni y La Paz), con un alto índice de contagios en la capital, pero también en Montero, que preocupa porque su población apenas equivale al 5% de la que habita Santa Cruz de la Sierra.

“En su momento, la cuarentena fue muy efectiva, tuvimos un buen control, buena contención, pero ahora qué diferencia hace si todo el mundo está en la calle”, se lamenta Óscar Urenda, secretario departamental de Salud de la Gobernación cruceña.

Urenda cita de ejemplo las colas que se forman en bancos y supermercados. “Es obvio que la gente no hace nada para cuidarse. Los policías y militares ya no tienen capacidad de controlar y lo entendemos (…).Es la gente, no es la autoridad. No puede la autoridad a meter a cada persona a su casa”, dice.

Multiplicación de casos

Esa Gobernación cifró en 3.200 el número pico de casos positivos, pero cuando la curva aún va en ascenso, Santa Cruz está a un par de días de superar esa previsión. Este lunes por la noche oficializó que contabiliza 2.894 contagios.

Luis Larra, presidente del Colegio Médico de La Paz es drástico en su sentencia: “Todo lo que se ha trabajado se va a ir en unas dos semanas al diablo”. Repudia que en su camino a una reunión de trabajo por la pandemia vea a tantas personas en las calles, muchas de ellas sin protección, y teme que los casi 350 casos reportados en el departamento de La Paz se disparen y alcance los niveles de Santa Cruz.

“La población no está midiendo la magnitud de esta enfermedad. Este virus puede ser silencioso (asintomático) y es altamente contagioso. La gente no ha entendido la importancia del distanciamiento físico, el uso del barbijo y el lavado de manos”, afirma en declaraciones a radio Minera.

Coincide con él Carlos Ibañez, terapista intensivo, expresidente de la Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva en La Paz y Bolivia, quien proyecta de 8.000 a 10.000 casos cuando la pandemia llegue a su pico más alto. Ibáñez valora los esfuerzos de las autoridades en La Paz y Santa Cruz y llama a la reflexión a los “ciudadanos irresponsables”, de quienes deplora su falta de disciplina y de compromiso con la salud por sobre otro tipo de intereses.

Temor al colapso

¿Qué consecuencias puede traer una explosión de casos? El colapso del sistema hospitalario y muertes que podrían evitarse.

Urenda explica que el tiempo de confinamiento sirvió para mejorar la capacidad de respuesta de los servicios en salud. Hoy, Santa Cruz tiene áreas de aislamiento, más Unidades de Terapia Intensiva (UTI) y más camas de internación para pacientes con síntomas moderados; además, espera inaugurar dos ambientes de terapia intensiva con los equipos ofrecidos por el Gobierno nacional. Pero ningún país, ni el más desarrollado, ha podido reaccionar con la suficiente eficiencia ante un estallido de casos.

“Qué va a pasar cuando los servicios de salud estén llenos, qué le vamos a decir a esa gente: ‘¿es esto lo que querían?’ Entonces reclamarán por espacios para la atención de sus familiares”, reclama Larrea.

El médico recuerda la precariedad del sistema de salud y dice que su entidad sugirió mantener la rigurosidad del aislamiento hasta el 31 de mayo, a la espera de que las alcaldías y la Gobernación de La Paz logren equiparse, contratar personal y habilitar espacios de aislamiento y tratamiento.

Desconfinamiento preparado

Las fuentes coinciden en que la flexibilización es un proceso sin retorno. Larrea también está de acuerdo, pero reafirma la importancia de que la población se nutra no solo de insumos para protegerse (empleados públicos y privados, comerciantes, choferes, clientes, usuarios, etc.), sino que se informen y dominen las formas de prevención.

“El tema es que la cuarentena debe flexibilizarse, pero con empresas, instituciones, ciudadanos y personal responsable, mientras (desde los gobiernos) seguir controlando las zonas con mayor cantidad de infectados”, admite Urenda.

En esa misma línea, el gobernador cruceño, Rubén Costas, defendió al confinamiento como la mejor fórmula en la lucha contra la expansión de la enfermedad, sin embargo admitió que la medida no puede mantenerse indefinidamente. “Es necesaria una estrategia para luchar contra el contagio y comenzar el desconfinamiento. Si la clave para salvar a los enfermos son los respiradores, las claves para evitar contagios son cuatro: test rápidos, distanciamiento físico, uso de barbijos y lavado o desinfección de manos”.