Por colapso en crematorio y cementerios se acumulan 60 cadáveres en hospitales
Dada la situación, se modificó el protocolo y los cuerpos de fallecidos por COVID-19 ya pueden ser enterrados en nichos de Cochabamba.
El director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Yercin Mamani, informó este martes que existen al menos 60 cadáveres —entre positivos al COVID-19 y fallecidos por otras complicaciones— que aún están en depósitos de hospitales, porque en los camposantos no existe lugar y en el crematorio del Cementerio General persiste el colapso.
“Hay discriminación, estigma social, y muchos cementerios no aceptan personas que murieron con COVID-19”, dijo Mamani. Explicó que en los últimos días surgieron problemas en los cementerios, donde negaron un sitio para el entierro de fallecidos por coronavirus. Por otra parte, en el Cementerio General de la capital, el lunes se cumplió un paro de 24 horas que impidió la cremación.
Sedes pide cementerio COVID
Ante el conflicto, se modificó el protocolo para la disposición final de cadáveres COVID-19. Ya no es necesario enterrarlos en fosas, se puede proceder con el entierro en nichos, dijo Mamamni. “Se asignó un área para depósito final de cadáveres que no es suficiente, son 180 espacios. Estamos pidiendo al gobierno central la habilitación de un cementerio COVID, esperamos respuesta hasta este fin de semana”.
A este problema, se suma la demora en la entrega de resultados de pruebas para confirmar o descartar la infección con el virus en personas que fallecieron en Emergencia de algún hospital, en viviendas o vías públicas.
“Hay personas que están esperando el resultado para ver la disposición final de cadáveres, pero el protocolo de atención indica que debe hacerse la disposición de caso de sospechoso, como si fuera confirmado, en las 24 horas posteriores al deceso; es decir, debería ser colocado en bolsa impermeable y enterrado o cremado al día siguiente”, dijo.
Cementerio desconoce
En el Cementerio General del municipio de Cochabamba no conocen la nueva disposición y aguardan una instrucción por escrito para el entierro en nicho. En tanto, Andrés Palacios, subalcalde de la comuna Adela Zamudio, informó que se superó el conflicto registrado la pasada jornada, cuando los trabajadores declararon un paro de 24 horas exigiendo pruebas COVIDE-19, ante el deceso de uno de sus compañeros con síntomas de la mortal enfermedad.
“Inspeccionamos y determinamos que hubo un error técnico en el horno y por eso solo podíamos cremar dos, hoy se reanudan las cremaciones y se atendrán cuatro solicitudes por día. También se atienden entierros, dispusimos un jardín”, dijo.
Sobre las pruebas COVID, Mamani detalló que pasadas las seis horas del fallecimiento, “no se sugiere tomar muestras, porque la carga viral disminuye y, probablemente el resultado dará falso negativo”. Además, puntualizó que el Sedes se encarga de los fallecidos en hospitales pero no de aquellos que murieron en su casa. Esta es tuición del Instituto de Investigación Forense (IDIF). En el caso de las personas que murieron en vías será la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) la encargada del recojo.
Funerarias imposibilitadas
No todos los que murieron en hospitales y viviendas presentaron complicaciones por coronavirus, algunos tenían otras enfermedades que, al no ser atendidas en hospitales, provocaron el deceso, pero no fueron enterrados porque las funerarias no pueden operar debido a la cuarentena rígida.
Venancio Campos, vicepresidente de la Asociación de Funerarias, explicó que la cantidad de muertes sobrepasa su capacidad de atención, “Nuestras empresas no abastecen, estamos trabajando hasta las 03.00 (de la mañana) y no tenemos horno para cremar, no hay dónde enterrar y ponemos en riesgo a las familias que están cinco, seis, ocho días con el cuerpo en sus viviendas”, dijo.
A este conflicto se suman los controles, militares y policías no los dejan circular y tampoco pueden cargar gasolina para los vehículos fúnebres.
Las denuncias fueron confirmadas por algunas familias que claman ayuda para enterrar a sus seres queridos. Es el caso de María Rojas. Su padre falleció el sábado, en su vivienda, por un paro cardiorespiratorio pero no puede enterrarlo. Logró obtener el certificado forense, pero “la funeraria me dice que no puede pasar los controles, dónde lo voy a llevar, los vecinos me reclaman, pero qué puedo hacer”, contó.
El cuerpo está embolsado y en un cajón, al interior de un cuarto que mantienen cerrado, hasta lograr un sitio en el cementerio y la atención de alguna funeraria que usualmente se encarga de todos los trámites para el entierro.
Entre las historias también está la de Sergio Salazar, un ciudadano que denunció a través de redes sociales que su tío falleció el domingo y que hasta ahora no pueden enterrarlo porque el Sedes le dice que la FELCC debe realizar el levantamiento de cadáver para entregar el certificado forense y éstos le indican que debe llamar al Sedes.
El cadáver está en la casa, su tía está mal, con sospecha de COVID-19 y nadie le ayuda. “Por favor, que vengan, que nos ayuden, hagan su trabajo, solo eso les pido. Mis papás también están con sospecha y nadie nos viene a ayudar”, denunció.
Las cifras oficiales hasta ayer lunes 29 de junio detallan 184 fallecidos en el departamento de Cochabamba desde que se identificó la pandemia en Bolivia. En las últimas 24 horas se registraron 19 decesos.
(30/06/2020)