Icono del sitio La Razón

La realidad de un maestro rural: Su amor por la enseñanza lo anima a caminar kilómetros

El maestro rural que se hizo viral por su entusiasmo. Foto:QAMASA.COM

El maestro rural que se hizo viral por su entusiasmo. Foto:QAMASA.COM

A más de 3.950 metros sobre el nivel del mar, en el municipio de Caquiaviri, en el departamento de La Paz se encuentra la unidad educativa Llimphi Juquira. Este es el lugar de enseñanza de Leocadio Quenta, el maestro que se hizo viral en las redes sociales por demostrar, en un baile típico, su entusiasmo y simpatía junto a sus estudiantes de primaria por el aniversario 63 de la escuela.

El educador lleva 14 años enseñando a los niños del área rural, es padre viudo y de lunes a viernes debe dejar a su niño con un familiar, para luego emprender un viaje de unas tres horas con rumbo a la escuelita donde enseña matemática, lenguaje y otras asignaturas a sus pequeños alumnos.

“Cuando no hay movilidad tengo que hacer escala o bien por Caquiaviri (que es) tres horas, o bien por Comanche, o me quedo en Comanche y tengo que ir a pie varios kilómetros”, señaló.

Leocadio resaltó que el maestro rural debe ser polivalente: “tiene que saber todo, tiene que ser profesor de música de Educación Física, Técnica y otras materias humanísticas”, y subrayó que sobretodo los profesores se forman para enseñar.

En un momento emotivo, el maestro dio gracias las a Dios por la noble labor que desempeña y que, a pesar de que su sueño fue ejercer como arquitecto, no se arrepiente de “esta noble profesión”.

“No me arrepiento de ser profesor, porque río, bailo, hago todo con mis estudiantes, tengo una vida de felicidad, de alegría; bonito el trabajo del maestro”, dijo.

Esta labor le ayudó a sobrellevar las situaciones complicadas, y, sobre todo, la más difícil, que le tocó vivir hace un tiempo no muy lejano, en el que su compañera de vida partió de su lado, dejándolo solo con su hijo.

“Teníamos una familia de tres, pero uno partió y con él quedamos (refiriéndose a su hijo). Fin de semana compartimos, salimos a pasear y jugar sobretodo, y el resto de semana cuando me voy a trabajar ellos (sus estudiantes) me complacen todo mi dolor que he tenido”, contó.

Luis Antonio se convirtió en la luz de los ojos de Leocadio, quien de grande desea ser arquitecto y cumplir el sueño postergado de su papá.

Los padres de familia y el plantel docente de la escuela de Illimpi Piquira resaltaron el carisma del docente, que no solo tiene al bailar, sino también al enseñar a los estudiantes de inicial hasta sexto de primaria.