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Comenzó el festival de las wallunk’as en Cochabamba

Imagen de la festividad en el valle alto de Cochabamba. Foto: Ana Flores

Una vez que las almas se han marchado, al mediodía del 2 de noviembre, en el valle alto y bajo de Cochabamba comienza un nuevo ciclo de la vida en el que la wallunk’a o columpio gigante simboliza la continuidad de la existencia.

El festival de la wallunk’a es una tradición ancestral que pasa de generación en generación, la misma que se extiende hasta fines de noviembre.

En diferentes regiones del valle, por estas fechas, se arman columpios con troncos de eucalipto que alcanzan una altura de hasta 10 metros y arcos que los decoran con aguayos de colores, pasankallas, flores, peluches, canastas y baldes de colores.

Las muchachas que se animen a columpiar deben alcanzar los regalos que se exponen en el enorme arco que se arma frente de cada wallunk’a y mientras se mecen deben cantar coplas de la época.

Las acompaña un grupo musical con el tradicional acordeón, una vez que la mujer saca el premio, toca una diana para celebrar la hazaña y recibe un casco de la tradicional chicha.

El exalcalde del municipio de Arbieto, Crescencio Soto Amurrio, informó que en la comunidad de Tiataco cada año se realiza la Jornada Socio-Cultural de la Wallunk’a y el Mast’aku.

Estas actividades pretenden revalorizar y mantener las costumbres desde hace más de 25 años.

“En Tiataco antes de esta actividad se realizaba cada 15 de noviembre la verbena popular en el bosque de algarrobos, donde Esteban Arce entrenaba a sus soldados para enfrentarse a los españoles”, dijo.

Contó que en la fecha mencionada todos los pobladores se daban cita en el bosque de algarrobos, lugar que fue declarado, mediante una ley nacional, Patrimonio Cultural.

Allí empezaban a armar los columpios gigantes, para que las jovencitas se deleiten de las wallunk´as, en tanto, dos jóvenes las jalaban para que ‘vuelen’ alto.

“La wallunk’a es un acto de alegría, simpatía, enamoramiento, coqueteo, es un saludo a la madre naturaleza por darnos toda la producción y en la pareja es símbolo de fertilidad”.

Además, que, según la tradición, la muchacha que saca el canastillo probablemente “va a conseguir pareja”, contó Soto.

Asimismo, en diferentes locales vallunos, invitan a las wallunk’as bailables, actividad que se extiende a otras regiones hasta carnavales.