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Brigadas del INE, cara a cara con la realidad del país

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Cruzaron ríos, subieron montañas, montaron yeguas y burros para transportarse de un lugar a otro y aprendieron a entender y conversar en idiomas indígenas originarios para realizar el trabajo “hormiga” de la Actualización Cartográfica Estadística (ACE) para el Censo 2024.

Para ellos la jornada de trabajo se extendió, muchas veces, hasta altas horas de la noche y tuvieron que compartir el hogar y un plato de comida con la gente que les abrió sus puertas y les cobijó por unas horas.

Las brigadas del Instituto Nacional de Estadística (INE) son sin lugar a dudas los protagonistas de este minucioso trabajo y, como asegura el director de esta institución, ellos ya son parte de la historia del Censo 2024.

Inundaciones, lluvias, calor o frío intenso, nada detuvo a las brigadas móviles. Más de 2.000 personas en todo el país fueron capacitadas para realizar la ACE, operativo de campo que se tiene previsto termine entre julio y agosto de 2023.

“Es un trabajo duro porque muchas veces cuando realizamos una conferencia de prensa presentamos un número frío, pero detrás de ese número existen 2.000 personas que están trabajando, que están recorriendo el país en diversos medios, 2.000 personas distribuidas en brigadas, cada una de cinco personas. Ellos se esfuerzan por poder georreferenciar todas y cada una de las viviendas del país”, destaca a LA RAZÓN Humberto Arandia, director del INE.

Él reconoce que estos hombres y mujeres son los protagonistas de que Bolivia cuente este año con su primera ACE digitalizada.

Pero más allá del gran trabajo que realizan, han vivido experiencias únicas, conocieron cara a cara la realidad de cada hogar y se ganaron la admiración y el cariño de muchos bolivianos.

Visitaron los lugares más recónditos de Bolivia. Muchas veces tardaron horas en llegar hasta la última casa en la cima de alguna montaña o al interior del monte. La noche los pescó en pleno trabajo y no les quedó otra que quedarse en el lugar. No estuvieron solos, los hogares que visitaron, sobre todo los más humildes, les dieron cobijo, un techo y un lugar para pasar la noche y resguardo.

“Sin duda son ellos los protagonistas. La cantidad de historias que existen detrás de este trabajo es inimaginable. Como encontrar el cariño de los bolivianos en cada rincón del país, sobre todo en los más recónditos, donde personas mayores no solo desean colaborar al Censo sino que sienten la necesidad de sentirse bolivianos y ser parte de este proceso. Muchas veces le han brindado guarida porque llegó la noche y les tocó monte adentro o cerro arriba. Lugares muy alejados, les brindaron techo, alimentación, compañía y sobre todo vivencia”, cuenta Arandia.

EMPATÍA.

La capacitación de estos hombres y mujeres no fue solo sobre cómo realizar las preguntas o a quiénes dirigirse, ante todo fue de empatía para poder ganarse la confianza de cada familia y entender el entorno donde estaban trabajando.

Muchos desertaron a medio camino. No es un trabajo fácil recorrer el país de punta a punta y lograr que les abran las puertas.

El Censo fue el centro de un gran conflicto político en el país y producto de esas disputas hubo y hay mucha gente que aún desconfía del proceso.

“Tenemos un nivel de deserción que no es elevado, pero sí significativo. No estamos preguntando a máquinas, no estamos contando árboles, edificios, sino a personas que pueden tener situaciones, momentos, coyunturas totalmente distintas. La capacitación se concentra mucho en ser empáticos con estas situaciones”, indica Arandia.

El trabajo de la ACE tuvo en las autoridades municipales a sus grandes aliados. Ellos fueron el nexo entre el INE y cada municipio, cada ayllu o cada pueblo que visitaron las brigadas móviles.

Ellos también ayudaron con el idioma específico de algunas regiones con capacitaciones rápidas para desarrollar el trabajo de la forma más sencilla posible.

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“Qué difícil es poder preguntar en idiomas que son enraizados, nunca son escritos, pero qué hermoso al mismo tiempo poder contar con estos bolivianos. Sin el apoyo de las personas que radican en esos lugares este trabajo será imposible”, expresa el director del INE.

GRATITUD.

El trabajo de las brigadas móviles es muy sacrificado, pasaron por situaciones complicadas, el clima, la lejanía de algunas regiones y hasta los conflictos sociales que retrasaron su trabajo.

Arandia remarca que estas brigadas merecen toda la gratitud de los bolivianos, pues, no se dan por vencidos.

“Si hay que reconocer algo a alguien es a los actores cartográficos, no solo mi respeto, sino como país debemos mostrarles nuestra gratitud, porque tienen que pasar situaciones muy complejas. De repente una autoridad local nos dice ‘en la punta de aquel cerro hay una casita’, el actualizador está en la obligación de ir por el sendero y llegar a la punta del cerro, a esa casita”.

“Se ha recorrido lugares en yeguas, mulas, caballos, motos, barcazas, canoas, callapos y así, una cantidad de modalidades y formas que se han empleado para poder llegar a todos los lugares”.

Las brigadas móviles del INE contaron con el apoyo de más de 30.000 personas que trabajaron de manera indirecta, entre autoridades municipales, dirigentes, representantes, vecinos y otros.

“Somos el INE más 342 ETA”. Todo este trabajo por supuesto que vale la pena, dice Arandia. Destaca que Bolivia contará por primera vez con un mapa georreferenciado de todas las viviendas.

Hallaron más apoyo en el área dispersa

El INE coordinó con las 342 Entidades Territoriales Autónomas (ETA) que mediante el formulario F1 brindó la información sobre la autoridad de cada comunidad en todos los municipios de Bolivia.

Con esa información, las brigadas móviles acudieron a ellos para coordinar las visitas y llegar a cada hogar. “Prácticamente nos llevaron de la mano”, matiza Arandia.

“La jornada para ellos es muy compleja. Por ejemplo, aquí en la ciudad, ahora que hay horario discontinuo cuándo pueden encontrarnos en los domicilios, solo hasta las 0730 probablemente, luego a mediodía y en la noche. En los edificios se deja a los administradores, pero es un trabajo insistente porque no puedes dejar tu área de trabajo sin terminar; si no los has encontrado, tienes que volver mañana”.

Los pueblos del área dispersa fueron los más predispuestos a ayudar. Arandia cuenta que no hallaron ningún tipo de rechazo en esas regiones, al contrario, había desesperación porque lleguen las brigadas y los tomen en cuenta.

No ocurrió lo mismo en algunas ciudades debido a la mala información o los conflictos políticos que generó el Censo. En varios casos, las brigadas chocaron con rechazos, sobre todo en edificios y condominios.

“Por ejemplo, en La Paz, el alcalde Iván Arias en persona se encargó de que en esos edificios donde nos habían rechazado los datos, nos brinden apoyo y eso es algo que debo destacar. Hay autoridades que sí comprenden que el Censo es para todos, no tenemos bandera política en el Censo, es para todos, es rojo, amarillo y verde”.

SACRIFICADO.

Para el director del INE, el trabajo “en cancha” de las brigadas móviles no se olvidará nunca.

“Destaco mucho a una brigada de Pando, una brigada de puros hombres que tenían que entrar río arriba tres días y estaban esperando una barcaza cuando de repente llega una barcaza distinta. Les dicen ‘nosotros pertenecemos al municipio de Bella Flor, pero en el F1 no nos han puesto. Por favor queremos sentirnos bolivianos y queremos que suban para llevarlos y llegar a nuestra comunidad’. Eran jóvenes que entre jóvenes también se comunicaban para ser tomados en cuenta. Por eso ahora nuestro lema es ‘El Censo somos todos’ a partir de este tipo de vivencias”.