¿Venta legal de carne de burro? La posibilidad será analizada en una mesa técnica
Sica Sica es el epicentro de los mataderos clandestinos de los equinos
Varios cuerpos fueron hallados en un terreno en El Alto
Imagen: Defensa del Cnsumidor
Sin condiciones para el manipuleo ni inocuidad alimentaria. Así es comercializada, de forma ilegal, la carne de burro en mercados de La Paz, El Alto, Oruro, Potosí y hasta del vecino Perú. A raíz de este hecho, cuatro instituciones estatales analizan legalizar su venta.
En las últimas semanas, por denuncias de pobladores, el Viceministerio de Defensa del Consumidor, en coordinación con el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), realizó diversos operativos en la población de Sica Sica, de forma específica en la comunidad de Culli Culli, de ese municipio, donde halló dos mataderos clandestinos de burros.
Luego, los operativos se trasladaron a mercados de El Alto y del centro de La Paz donde decomisaron varios kilos de carne y los mandaron para su análisis al Instuto Nacional de Laboratorios de Salud (Inlasa). Días después, la entidad confirmó que el producto decomisado corresponde a burro.
Los resultados de los exámenes laboratoriales no solo confirmaron que la carne de burro estaba entre lo decomisado. También se informó que no era segura para el consumo debido a la existencia de microbios.
“El primer hallazgo es que la carne decomisada proviene del burro; segundo, los patógenos encontrados están por encima de los permitidos, lo que puede provocar incluso enfermedades a los consumidores”, denunció el viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva, luego de sostener una reunión con representantes del Inlasa, del Senasag, de Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (Ibnorca), de la Federación de Asociaciones Municipales (FAM) y de la Intendencia Municipal de La Paz.
Después de conocer estos resultados, Silva afirmó que en los siguientes días se instalará una mesa técnica con la participación de esas instituciones y las intendencias municipales de La Paz, Oruro, Potosí y El Alto para trabajar en una norma que legalice su venta.
“Nos hemos puesto de acuerdo, primero, en instalar esta mesa técnica con el fin de trabajar un protocolo, una normativa que permita la crianza de estos animales, pasando por el faeneo. Eso significa que los mataderos de Sica Sica tienen que ser destruidos y construirse mataderos de acuerdo a los estándares y requisitos que exige la norma nacional e internacional, especialmente para la carne de burro que es lo que estamos tratando”, dijo el viceministro.
Explicó que en Bolivia aún no hay un estudio específico que detalle si la carne de burro es apta o no para el consumo humano, aunque afirmó que en Perú el producto cárnico ya es comercializado de forma legal.
La autoridad aclaró que mientras no se legalice la venta de carne de burro, la actividad no está autorizada y quienes se dedican a este ilícito pueden ser pasibles a procesos por el delito de atentado contra la salud pública.
“La Intendencia Municipal de El Alto ha anunciado que va a intensificar los controles permanentes para evitar que este o cualquier otro producto que no esté autorizado y que no reúna las condiciones de inocuidad va a ser decomisado y por supuesto no van a permitir su comercialización en tanto avancemos con la norma”, dijo Silva.
De acuerdo con la investigación preliminar de Defensa del Consumidor, la producción ilegal de la carne de burro se desarrolla en Sica Sica desde hace varios años. En los últimos operativos fue hallado el producto apilado en garajes de una vivienda particular, expuesto a la vista de los pobladores, quienes expresaron su molestia por los olores nauseabundos que se desprenden por el faeneo y los desechos al aire.
“Nos constituimos en el lugar para el verificativo y lamentamos al encontrar que se vulneran los derechos de los animales. En el marco de la Ley 700 realizamos la intervención inmediata a este lugar clandestino e ilegal”, informó Jorge Catacora, funcionario de Defensa del Consumidor.
Funcionarios de esta oficina evidenciaron también la existencia de fosas comunes de una profundidad aproximada de 10 metros, donde se depositaban los huesos de los animales.