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Víctimas denunciaban abusos a través de dibujos y eran castigadas

El presidente de los exalumnos del colegio Juan XXIII afirmó que la Compañía de Jesús encubrió los hechos de pederastia.

El presidente de los exalumnos del colegio Juan XXIII afirmó que la Compañía de Jesús encubrió los hechos de pederastia.

Las denuncias de abusos sexuales en el colegio Juan XXIII se remontan a 1992. En ese entonces, las víctimas alertaban sobre estos delitos a través de dibujos. Más de uno se animó a contar lo que pasaba a sus superiores, pero a cambio solo recibían castigos.

Después de más de 30 años de impunidad, estos extremos serán puestos a conocimiento del Ministerio Público, que desde hace poco más de tres semanas abrió una investigación por estos hechos de pederastia develados el 30 de abril en un reportaje del periódico español El País, que sustentó sus escritos en documentos dejados por el cura Alfonso Pedrajas, autor de más de 85 violaciones.  

A pesar de que nada podrá reparar el daño ocasionado por Pedrajas y otros sacerdotes jesuitas pederastas, las víctimas no pierden la esperanza de hallar justicia, después de más de tres décadas.

En una entrevista en el programa Piedra Papel y Tinta de La Razón, Hilarión Baldiviezo, presidente de los antiguos alumnos del Juan XXIII, contó las atrocidades que durante años vivieron los niños y adolescentes al interior de ese establecimiento educativo.

“Los abusos (sexuales) por parte de este Francesc Peris, español catalán, eran denunciados con dibujos, en forma de caricaturas, de acuerdo al relato, seguramente, de la víctimas a sus compañeros. Estos dibujos eran colocados en vitrinas para que la gente se dé cuenta de los abusos que se estaba cometiendo”, relató Baldiviezo.

Y continuó: “por ejemplo, uno de los dibujos era de una mano debajo de las sábanas y ese tipo de dibujos se iba sacando, ante la impotencia de la niñez de ese entonces, y no quedaba más que sofocarlos por parte de la dirección del establecimiento. Entonces se le sancionaba a la persona que iba sacando (los dibujos). Todas las noches nos hacían formar a las diez de la noche para podernos reprimir de una situación que ellos creían que era normal”.

“Era imposible enfrentarse a una institución tan grande como la Compañía de Jesús”, dice Baldiviezo, que recordó que una gran mayoría de los “privilegiados” llegaban del campo o de centos mineros para estudiar en Juan XXIII.

Recordó también que el proceso de selección para ingresar a esa institución educativa era “bastante severo y exigente”. Los postulantes pasaban por un examen de competencias, los primeros o segundos mejores alumnos de segundo o tercero intermedio eran los elegidos. Ellos pasaban también por un estudio socioeconómico y un proceso de inducción para habituarse al modo de vida de los jesuitas. Entonces, de 60 postulantes se quedaban solo 30.

Por la precaria condición económica de ese entonces, era casi imposible la comunicación con sus familias. “En ese tiempo, le hablo de 1978, el transporte no era tan fluido como ahora, las carreteras eran de tierra, el costo elevado, la comunicación pues ni qué decir, se pagaba por segundo que se hablaba, entonces nosotros al concentrarnos en el colegio Juan XXIII estábamos totalmente desterrados”.

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Al encontrarse en esa situación era imposible que un niño o adolescente de 12, 13, 14 años de edad enfrente a “una autoridad tan grande y destacada como era Alfonso Pedrajas. No se podía hacer nada por ese tipo de impedimentos que nosotros teníamos en ese entonces”, relató el exalumno.

DENUNCIAS

Antes de que estos hechos sean develados por el diario El País, los exalumnos presentaron dos cartas con denuncias de abusos sexuales a la Compañía de Jesús. Una el 12 de junio de 2022 que fue recibida por el superior provincial de los jesuitas, Bernardo Mercado, pero no tuvo respuesta.   

Otra carta fue enviada el 12 de octubre del mismo año a Arturo Moscoso, presidente del Directorio del colegio Juan XXIII, quien respondió lo siguiente: “Cumplo en comunicarle que no le corresponde al actual director general de la unidad educativa Juan XXIII indagar hechos presuntamente acaecidos en años en los que no tenía ninguna responsabilidad administrativa como director”.

Baldiviezo sostuvo que de esa forma la Compañía de Jesús tenía conocimiento de los hechos, pero que los encubrió dejando en la impunidad a los perpetradores de abusos sexuales. “El modus operandi de la Compañía de Jesús es recibir denuncias de abusos sexuales y no atenderlas”, dijo.