Homosexualidad: inspiración invisible
‘La vida no puede escribirse; sólo puede vivirse’. Oscar Wilde
La pasión homosexual, andrógina, lesbiana o transexual traducida en las artes, a pesar del acallamiento, ha estado presente a lo largo de los siglos. Esta pasión ha roto las barreras que ensombrecían su existencia, sobre todo en momentos inquisidores de la historia o de condena religiosa.
Esas manifestaciones resistieron los embates a través de la belleza y la creatividad que se convirtieron en instrumentos interpeladores y emancipatorios. Así, estas imágenes y creaciones se anclaron en nuestros imaginarios, desde la iconografía de la naturaleza y sus misterios, hasta los panteones cosmogónicos diversos y todavía inexplorados de nuestras indianidades o los que heredamos con la llegada de la globalización colonial, como las deidades egipcias, griegas o romanas. Los dioses de estas culturas se habían creado a sí mismos gracias a que transitaban libres en una sexualidad fluida en sus mundos de vida y muerte. Deidades nutridas por la magia de la ambrosía, por los humos etéreos de los sacrificios, o por los destinos trágicos de la humanidad en busca de la eternidad.
Ssafo. Esas imágenes y obras de extraordinarios artistas han logrado la inmortalidad. Ése es el caso de la hermosa poetisa Safo, cuyos versos son fundamentales para la historia griega del siglo quinto antes de nuestra. Sus exquisitos poemas, compilados en nueve libros, han sobrevivido a siglos de inquisiciones y lesmofobia. En su obra hay textos intimistas y cultos, así como lírica popular o epitalamios que se traducían en cantos nupciales. Para estos poemas Safo creó un ritmo propio y un metro nuevo, que se conocen como la estrofa sáfica compuesta por tres versos endecasílabos y un cuatro verso pentasílabo.
La Grecia clásica y luego Roma reivindicaron la obra de Safo por su sensibilidad y delicadeza que traducía las vivencias de un mundo femenino de sentimientos encontrados, de esperanzas y desamores, de celos y decepción, de alegrías y rivalidades, de deseo o intangible nostalgia. En la Casa de las Servidoras de las Musas, sus discípulas aprendían a recitar y cantar poesía, pero también a confeccionar coronas y colgantes de flores para rememorar la belleza y el legado de Afrodita, la diosa del amor, la lujuria, la belleza, la sexualidad y la reproducción.
Se dice que Safo se consideraba la Décima Musa. A lo largo de los siglos su imagen no ha desaparecido y hoy ha recobrado su esplendor para iluminar las luchas emancipatorias de los movimientos de lesbianas de distintas partes del mundo.
En 2004 fueron hallados nuevos fragmentos de la obra de Safo en los que se lamenta el paso del tiempo y traduce la melancolía ante los efectos de la vejez de su cuerpo y carácter apelando al mito de Titono, el enamorado de la diosa Eos, el eterno viejo que nunca murió.
Otra de las figuras que iluminan las artes es Antínoo, amante del gran emperador del imperio romano Adriano. Antínoo es considerado el primer ícono homosexual de la historia. Ha inspirado las artes a lo largo de los siglos con su figura cautivante y seductora. Era un hermoso joven que ofrendó su vida –según cuenta la mitología– para perpetuar la vida del emperador. Desde entonces su imagen fue deificada y se convirtió en objeto de culto e inspiración desde el segundo siglo de nuestra era. Ese culto se tradujo en extraordinarias esculturas y pinturas que consolidaron su imagen como arquetipo de la belleza masculina.
San Sebastián es otro ícono homosexual que apareció en la historia en el siglo tres de nuestra era. Fue un valiente soldado romano que en medio del paganismo de la época ejerció el apostolado entre sus camaradas difundiendo el mensaje de Jesús. Por esa convicción fue condenado, el año 288, a morir atravesado por lanzas y saetas. Pero sobrevivió y su cuerpo desnudo fue azotado hasta morir.
Su bello rostro en éxtasis de dolor y su imponente físico desnudo atravesado por saetas y flechas lo erigieron como un ícono homosexual en la historia del arte. Ideal homoerótico y paradigma del deseo reprimido y torturado. Años después de su muerte comenzó el culto a San Sebastián porque era considerado dos veces mártir. Logró sobrevivir a los lanceros, pero finalmente murió a golpes de mazo. Su hermoso cuerpo, destrozado por los buitres, fue rescatado por los fieles para ser enterrado en la Vía Apia de Roma, donde se levantó un templo en su honor.
APOLO. San Sebastián posteriormente sería conocido también como el Apolo cristiano. Su festividad se celebra desde hace centurias el 20 de enero. Es una de las imágenes sacras masculinas más reproducidas en la historia del arte. Ha inspirado a los más grandes pintores, como Tintoretto, Tiziano, Botticelli, el Greco o Rubens.
Oscar Wilde dramaturgo, escritor y poeta irlandés condenado por su homosexualidad al encarcelamiento y a la tragedia del exilio, adoptó justamente el nombre del santo.
Por su parte, el pintor surrealista Salvador Dalí identifica estéticamente el mito de San Sebastián con la imagen del gran poeta y dramaturgo español Federico García Lorca de quien fue amante. García Lorca fue fusilado en la guerra civil española. Es otro mártir de la homosexualidad como Óscar Wilde.
Pero fue el siglo XX, gracias a las industrias cinematográficas y fonográficas, el que universalizó, en un sentido amplio, a los íconos homosexuales. Entre estos íconos están Edith Piaf, María Callas, Frida Kahlo, Marlene Dietrich, Andy Warhol, Truman Capote, Rod Hudson, David Bowie, Mick Jagger, Madona, Boy George, Cyndi Lauper, Cher, George Michael, Freddie Mercuri, Elton John, Pedro Almodovar, Robert Mapheltorpe, Michael Stipe o Lady Gaga, entre muchos otros, o algunos de la escena latina como Juan Gabriel, Chavela Vargas o Ricki Martin.
La historia inquisidora quiso esconder a la homosexualidad Pero, pese a ello, las luchas emancipatorias y la historia del arte tienen el sello de estas imágenes y de estos personajes.