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Fotógrafos iberoamericanos exploran en las identidades

El ego, esa construcción social que de niños se va erigiendo por influencia de las instituciones como la familia —una suerte de presión externa, se podría decir—, puede llevar a perder de vista la esencia de la persona. Por ello mismo, “al crecer (con todos esos patrones sobre  el amor, las emociones, la sexualidad) es muy probable que nos distanciemos del ser que podríamos ser”, juega con las palabras Calé. La búsqueda de aquella esencia es la que le mueve en vida y la que guía su trabajo como fotógrafo.

Carlos Elias Merege (su nombre legal), brasileño, propuso una serie de imágenes, en tal sentido, al concurso Iberoamericanos 2011, cuya temática era la de las Identidades construidas y compartidas. El jurado internacional —con tres bolivianos de cinco integrantes— captó la intención, valoró la técnica y le dio el primer premio. 

Las fotos de Calé, Buscadores —cuatro en la muestra de unas 15 que armarán la serie final, de un total de 100 que tomó el fotógrafo— están logradas en la ciudad, “la que tiene mucho que ver con el ego”. Con ella como fondo se destaca a personas en primer plano, las que aparecen como sombras blancas.

Un flash de estudio, una sobreexposición con el diafragma muy abierto para que sólo tenga foco el fondo y el efecto está logrado: esas personas aparecen como desdibujadas delante de avenidas, autopistas, edificios, autos, puentes tan propios de las grandes urbes. El fotógrafo dice, y el observador ensayará a comprobarlo, que quien se enfrente a las imágenes tal vez se sienta como delante de un espejo. ¿Quién es? ¿Quién soy? Identidades.

El premio de Iberoamericanos, concurso auspiciado por la Embajada de España en Bolivia y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo ha traído a Calé a La Paz, donde la exposición con las obras premiadas y las que tienen una mención especial, acaba de ser inaugurada. Las salas del Centro Cultural de España (Av. Camacho N° 1484) acogen la muestra hasta el 30 de julio.

Calé se ha juntado con sus colegas bolivianos en dos sesiones de visionado de las obras de éstos. En ellas ha descubierto a una retratista, Wara Vargas, que le ha conquistado con fotografías de políticos de hoy en el país. Si el brasileño hubiese sido jurado y si Wara se hubiese presentado al certamen, él la habría declarado ganadora, dice. “Es que yo soy un retratista”, se declara.

La cámara, define este profesional, es un instrumento para acercarse, para explorar en el exterior pero también en sí mismo. “Es cierto que te puedes esconder detrás de la cámara, pero también abrirte gracias a ella”. Una apertura que le permiten los demás, de allí que él no es partidario de robar imágenes a nadie, más bien de construir una relación que permite una foto en la que está el fotografiado y el fotógrafo también. 

La obra de Calé se impuso entre las que presentaron 350 fotógrafos. El jurado se repartió las carpetas para revisarlas individualmente. Cada quien debía elegir las que consideraba que podían pasar a una segunda fase de selección. Sólo si tres de los votos beneficiaban a una obra, ésta podía avanzar. La serie del brasileño tuvo los cinco votos.

Sandra Boulanger, fotógrafa y parte del jurado 2011, dice que a todos —Adriana Almada (Argentina), Nelson Garrido (Venezuela), Chema Madoz (España) y Joaquín Sánchez (Paraguay/Bolivia)— les impresionó el uso del lenguaje fotográfico tan contemporáneo, técnicamente sólido, estéticamente distinto; el resultado de un concepto trabajado y bien logrado: la persona que desaparece, que se borra en un contexto —un fondo— que aparece nítido.

Que las lecturas de esta serie son tantas como espectadores la vean, se prueba en la propia mirada de Boulanger, quien ya a nivel personal dice que los Buscadores de Calé le hacen pensar en lo efímero que es el ser humano, que está de paso, que lo que construya es lo que va a quedar y que, por ello, hay que ser muy consciente de lo que se está haciendo para las futuras generaciones. 

El segundo lugar de Iberoamericanos (el premio lo otorga la CAF lo ganó el peruano Miguel Ángel Palomino, con ocho fotografías que, por pares, forman Espejo. Hay toda una puesta en escena en esta serie: personas distintas ocupan el mismo espacio, visten igual y el fotógrafo hace el esfuerzo para que el cambio de individuos no se note. O sí. Porque, ¿qué es ser distinto? ¿qué lo determina? Otra vez, identidades construidas y compartidas.

El tercer lugar (auspiciado por Entel) es para el collage de 13 imágenes, Libertad condicional, del guatemalteco Freddy Alexander Murphy. Los niños en un mundo de adultos son el centro de esta obra que se inscribe en la temática general del Iberoamericanos: la iberoamericaneidad.

Se trata de una mirada en blanco y negro, de las condiciones en las que crecen muchos de los niños y adolescentes: maltratados, castigados, privados de vivir en plenitud, incluso aquéllos a quienes se quiere proteger de una violencia que de todas maneras les alcanza.

De Bolivia, solamente Fernando Miranda integra el grupo de 21 expositores que se suman a los tres ganadores y a los cuatro que merecieron mención de honor. En un balance general, se puede anotar que el país destacado en el Iberoamericanos 2011 es Brasil: el ganador es de ese país y dos series de los dueños de una mención también, además de los siete expositores seleccionados; en total, diez de 28 obras destacadas.

Sandra Boulanger explica en parte esa ausencia boliviana, pese a que la convocatoria y hasta la temática, las identidades, tienen que ver con el país: “los fotógrafos bolivianos no se presentan; hubo muy pocos trabajos del país y no sé qué sucede”.

En todo caso, la serie de Miranda, Los parques, bien podría figurar entre las mejores del Iberoamericanos 2001. El blanco y negro para parques infantiles vacíos, cuasi abandonados, interpela, mueve a reflexionar sobre lo que se está construyendo en una Iberoamérica que tiene en sus niños muchas de las respuestas para el futuro: identidad.

Un mes para mirar

Como dice Calé, el ganador, la búsqueda a través de la cámara le ayuda a mirar mejor la realidad, su país, el continente, el mundo, las gentes y a él mismo. Para encontrar esa esencia que podría estar escondida tras un ego y que bien podría llamarse identidad.

La exposición, que reúne varias miradas —Argentina, Brasil, Perú, Guatemala, México, Chile, Colombia, Costa Rica y Bolivia—, invita al mismo ejercicio a los espectadores en un centro cultural que está empeñado en difundir el arte de la fotografía.

Antes de Iberoamericanos, con una muy buena acogida del público en La Paz, se mostraron las fotos de La Bestia, retratos de la española Isabel Muñoz del viaje que emprenden los migrantes centroamericanos por la frontera sur de México, en pos del sueño americano. Toca ahora esta nueva experiencia que aguarda en la avenida Camacho casi Bueno.