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Nace la fantasía a la boliviana

Gino Ostuni presentó el martes la novela de espada y brujería ‘Nédesis: Fernium’

/ 15 de julio de 2012 / 04:00

Nédesis es un continente mágico. En sus territorios viven las más extraordinarias especies y razas humanas. Allí reside Alioth, un joven ladrón que está seguro será un “grande” en el mundo.

Al igual que Frodo, Sam y Aragón  del Señor de los Anillos, Eragorn de la saga Legado o el mismo Heracles de la mitología griega, Alioth deberá recorrer un camino largo y peligroso, en el que se enfrentará a la muerte, la corrupción y la traición antes de llegar a la cima como un héroe.

Al igual que el protagonista de la novela Nédesis: Fenium, editada por Gente Común, el boliviano Gino Ostuni ha decidido emprender una travesía complicada, con muchos posibles contratiempos, pero si logra su objetivo tendrá grandes recompensas.

Ostuni es un pionero en el país. Es el primero, o al menos uno de los pocos, que ha publicado una novela de género fantástico, concretamente de espada y brujería. “Es precisamente por eso que me animé a escribirla. No existen este tipo de historias en Bolivia que a mí me gustan tanto, me pareció un reto interesante”, comentó el autor durante la presentación.

Al igual que su ídolo, J. R. R. Tolkien, Ostuni crea un mundo distinto, con sus propias reglas, geografía especial y razas, aunque sin copiar directamente de otra fuente. A diferencia de otros autores de lo  fantástico, como lo que ocurre con la saga de Eragon de Christopher Paolini, Nédesis: Fenium carece de elfos, enanos, orcos u otras criaturas más comunes de la mitología recurrente del género.

“Seguro de que los lectores encontrarán similitudes con otros trabajos, ya sea en literatura como en videojuegos. Yo soy un fanático de éstos y creo que se retrata en mi obra”, confesó.

En efecto, la novela cuenta con detalles que corresponden con características propias de los juegos electrónicos, siendo las más notorias el avance por diferentes niveles de desarrollo personal de los personajes centrales, y la necesidad de los mismos de formar un grupo o cofradía para acometer las diferentes aventuras que se presentan.

Alioth comienza desde lo más bajo de la escala social de su continente. Es un huérfano que se dedica al robo para sobrevivir. Posteriormente, poco a poco, va encontrando maestros que le ayudarán a elevar sus capacidades físicas, morales y humanas. Así, el muchacho de la calle aspira al panteón.

El mayor defecto de la novela radica en la velocidad de la misma. En algunos pasajes del libro, que forman parte del desarrollo de los personajes, la acción es demasiado frenética y los acontecimientos se precipitan de tal manera que disminuyen el impacto que se pretende causar en los lectores.

Nédesis: Fenium es la primera de una serie planificada de cinco libros. Los tomos, que ya pueden adquirirse en todas las librerías de La Paz a Bs 60, cuentan con ilustraciones que muestran el aspecto de los personajes y mapas, generales y en detalle, de los territorios que el lector explora mediante los ojos del ladrón Alioth.

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Corea: sinónimo de calidad

‘Tren a Bunas’ y ‘La doncella’ son dos ejemplos de la calidad de un cine para todos los gustos

/ 5 de febrero de 2017 / 04:00

El cine coreano se ha convertido en sinónimo de buenas películas. Cada año la industria del país asiático sorprende al mundo con propuestas novedosas e historias que atrapan la atención. Y lo mejor de todo: tiene oferta para toda clase de gusto, como se pudo comprobar el año pasado con el estreno de Tren a Busan (que llegó a Bolivia como Estación Zombie) y La Doncella.

Estrenada en el país en diciembre del año pasado, Tren a Busan llega en un buen momento para todo amante del terror que ya se hastió de los zombies, o al menos su representación en el cine más convencional.

Los muertos vivientes recuperan su papel de monstruos aterradores que perdieron con continuas y cada vez inferiores presentaciones de sagas como Resident Evil —donde son simplemente objetos que están allí para que los protagonistas maten seres sin aumentar la censura— o la serie The Walking Dead, en la que se han convertido en parte del escenario más que en una amenaza real. Eso sin hablar de la absurda Guerra Mundial Z.

En la cinta dirigida por Yeon Sang-ho y protagonizada por Gong Yoo, Jung Yu-mi y Ma Dong-seok el terror se fusiona perfectamente con el drama, contando tanto una historia que produce escalofríos —un grupo de personas trata de sobrevivir en un tren infestado por zombies— con un drama sobre las relaciones humanas en la época actual: un padre ausente en la vida de su hija, una pareja que espera su primer bebé, los complicados amores adolescentes. Todo esto sin alejarse de algunos dogmas del género de apocalipsis zombie, como la situación desesperada en un entorno claustrofóbico o los humanos que se convierten en villanos.

En el otro lado del espectro se encuentra La doncella, del laureado director Park Chan-wook, una cinta que, como ya nos tiene acostumbrados el director, shokea y embelesa. La película está basada en la novela Fingersmith, de Sarah Waters, y se ambienta en el periodo de la ocupación japonesa de Corea, cuando un estafador contrata a una joven campesina para que ejerza de doncella de una noble japonesa y la convenza de que se case con el artífice del engaño.

Como su trilogía de la venganza (Sympathy for Mr. Vengeance, Oldboy y Lady Vengeance), la obra de Park levantó polémica por su erotismo y la mezcla de lo sórdido con lo ridículo. Todo con un trasfondo de una belleza extraordinaria. Los paisajes de Corea del Sur se pintan en la pantalla como si fueran los cuadros de Van Gogh o de los artistas impresionistas.

Los actores Kim Min-hee, Ha Jung-woo, Cho Jin-woong y Kim Tae-ri resultan convincentes y, gracias a la soberbia dirección, el ritmo de la película logra transitar de la comedia picaresca al drama social; de una cinta de época a un relato en que lo anacrónico da fuerza a la crítica social y donde, al final, el amor se revela como lo esencial.

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