2

Juntos vamos

limpiándonos el polvo.

Juntos lamiendo la oscuridad,

remachando el silencio

con augurios cotidianos.

Juntas,

las formas

de nuestros pies

transitan

el delirio del olvido.

Y me refiero a la noche

como a un riguroso paseo

por tu cuerpo,

como a un mapa inextricable

de voces sobrecogidas,

como a una bocanada de

humo sediento,

como a un caudal de

horas sin fondo.

Reordenar la vida:

¿será como tender un

mantel sobre la mesa?

Entonces, quizá,

no sea tan difícil morir.

5

Mi lenguaje a ciegas,

los caminos como horas diluidas:

semillas dispersas en la arena.

Cae entre los dedos este

denso sueño.

Desconocido es

el amanecer:

hálito fresco.

Y repites

que no es poético

llorar en sueños.

Mi lenguaje

recorre un laberinto

de piedras magulladas.

Mi espacio

—breve y ciego—

atestigua

por el calor o el frío

de tus manos.

Sé que ahora ha nacido

un nombre.  (no el mío).

Vemos

la llegada

del agua

que arrastra

con furia

todos los nombres

sepultados.

Mi lenguaje

recuerda que hacías

pedazos los papeles,

y que cruzabas

descalza la noche

en la que hacía falta

un diván amarillo.

9

Estalló la hora

en la que cantan

las venas de tu cuerpo.

Reviviendo un paseo agotado,

mirabas al camino como

a una cárcel:

sólo la tierra bailando

ante tus ojos.

Todo era un rito:

trepabas el muro

para probar las flores,

hablabas desde

el fondo del agua,

llamando a los astros

para iluminar tus grietas de sal.

15

Sucede este abrir y

cerrar de ojos.

Sucede la luz fría que

alumbra nuestras horas.

Restas y divides

el silencio.

Resulta monócromo 

colocar un paso

después  de otro paso.

Es fugaz la voz:

ceniza caliente que

alimenta tu

tiempo.  Ya,

lejos de la carne,

es diminuto el dolor.

Interrogar al mundo

“La poesía interroga al mundo y se interroga a sí misma… y Paura Rodríguez Leytón acompaña airosamente esa búsqueda”, dice Antonio Terán Cabero sobre este libro publicado por La Hoguera que se presentará en la Feria del Libro el sábado 4 de agosto a las 20.00.