Un antipatriota en la Casa de la Libertad
Combatió a las fuerzas independentistas en numerosas batallas
En la Casa de la Libertad, en la sala donde se encuentra el retrato de Juana Azurduy de Padilla y de otros patriotas como Eustaquio Méndez, Vicente Camargo y Manuel Belgrano, también se encuentra el cuadro del español antipatriota Juan Ramírez Orozco, justo encima del cañón que usaron los insurgentes el 25 de mayo de 1809.
El disonante retrato no tiene texto de apoyo que explique los servicios que aquél hubiera prestado a la libertad de la patria, ni el motivo por el que se encuentra compartiendo honores con los héroes de la independencia de Bolivia, excepto una breve leyenda del mismo cuadro que expresa: “El señor Brigadier de los Reales Ejércitos D. Juan Ramírez Presidente de la Real Audiencia de Charcas y Segundo General del Real Ejército Reconquistador del Alto Perú. Año de 1811”.
En otras palabras, un militar del ejército enemigo que transitoriamente fue presidente de la Real Audiencia en 1811 y que en su calidad de Segundo General y lugarteniente de José Manuel Goyeneche comandó diversas campañas militares contra los patriotas en la Guerra de la Independencia, contribuyendo a reconquistar las provincias del Alto Perú para el Virreinato del Perú, cuando esa época se habían levantado contra el despotismo del coloniaje español y pertenecían a la jurisdicción de la Junta Gubernativa del Río de La Plata.
Juan Ramírez nació en Badajoz, España, el año 1764 y falleció en Madrid en 1852. Desde 1799 fue gobernador de la provincia de Huarochiri, próxima a la ciudad de Lima, hasta 1809, año en que se incorporó al servicio miliar activo acompañando al mariscal realista Vicente Nieto en la incursión al territorio de Charcas que partió del Perú para reprimir la revolución de Chuquisaca.
CHACALTAYA. Enseguida, por orden del virrey del Perú José Abascal, al mando del Regimiento Real de Lima, con grado de coronel y como segundo hombre del ejército de Goyeneche compuesto de 5.000 hombres, participó en la campaña militar que en la batalla de Chacaltaya, del 25 de octubre de 1809, masacró con su artillería al ejército revolucionario de 980 combatientes comandados por Pedro Domingo Murillo, sofocando de esta manera la revolución de La Paz del 16 de julio.
En premio a esta acción militar fue ascendido a general, habiendo sido previamente designado, el 30 de septiembre de 1809, Comandante de Armas y Gobernador Intendente de La Paz; cargo que ocupó hasta fines de enero de 1810 y desde el cual contribuyó activamente en el proceso judicial que se siguió a los miembros de la Junta Tuitiva, por reos de alta traición al Rey, y que concluyó con la sentencia del 26 de enero de 1810 que condenó a la horca y decapitación a los principales caudillos de la revolución paceña.
Juan Ramírez, en calidad de Jefe de División, combatió en la batalla de Guaqui de 20 de junio de 1811 en la que fueron derrotadas las fuerzas patriotas del primer Ejército Auxiliar argentino por el Ejército Real del Perú comandado por Goyeneche y, asimismo, siempre como segundo de aquél, dirigiendo las armas de vanguardia participó en la batalla de Amiraya del 13 de agosto del mismo año, en la que vencieron al ejército de la patria exterminando a más de 600 cochabambinos. Luego de esta batalla, pasó con los realistas a Chuquisaca, en septiembre de 1811, cuando fue nombrado Gobernador de esta provincia y Presidente interino de la Real Audiencia de Charcas; desde donde, directa o indirectamente, tuvo que actuar en las decisiones que dieron lugar a la hecatombe de Cochabamba luego de la Batalla de la Coronilla del 27 de mayo de 1812.
Como Jefe de Estado Mayor y segundo del general realista Joaquín de la Pezuela, también dirigió las tropas antipatriotas en la batalla de Vilcapugio, de 1 de octubre de 1813, e, igualmente, en la batalla de Ayohuma del 14 de noviembre del mismo año, acciones de armas en las que fueron sometidas las fuerzas del segundo Ejército Auxiliar argentino al mando del general Belgrano.
VILUMA. Con el mismo grado militar dirigió en gran parte la batalla de Viluma (o Viloma, que también se conoce como la segunda acción de Sipe Sipe del 29 de noviembre de 1815) que derrotó al tercer Ejército Auxiliar argentino comandado por José Rondeau, con la consecuencia de que los patriotas sufrieron más de mil bajas y la Junta de las Provincias Unidas del Río de La Plata perdió definitivamente las provincias del Alto Perú que pasaron a formar parte del Virreynato del Perú.
Finalmente, fue Juan Ramírez quien ordenó al general Miguel Tacón y al teniente coronel Francisco Javier Aguilera que, con una tropa de 2.700 hombres, persigan y exterminen a los guerrilleros de Manuel Ascencio Padilla. Seguramente se debió sentir muy congratulado al recibir el parte de la batalla de La Laguna del 13 de septiembre de 1816 que daba cuenta de la victoria de los realistas, la matanza de 700 combatientes, el fusilamiento de 76 prisioneros y la decapitación del patriota Padilla, cuya cabeza fue expuesta en la punta de una lanza en la plaza del pueblo de La Laguna.
Como se puede ver, el brigadier José Ramírez Orozco no realizó ningún servicio a favor de la Patria sino, todo lo contrario, dirigió sucesivas expediciones militares del ejército realista en las que se masacraron cientos de patriotas y se decapitaron a sus principales caudillos.
Con estos antecedentes, corresponde que se retire con ignominia la figura de este realista de la Casa de la Libertad para desagravio de la heroína Juana Azurduy de Padilla y nuestros héroes, y en su lugar se ubique el retrato de Manuel Ascensio Padilla y de otros precursores de la Independencia que pueden contarse por decenas.