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Mary Lou Williams

Mary Lou Williams (1910-1981) fue una extraordinaria jazzista afroamericana nacida a  principios del siglo XX. Niña prodigio, eximia pianista, compositora y arreglista, mentora y profesora de músicos de jazz de la talla de Thelonious Monk, Charlie Parker, Miles Davis, Tadd Dameron y Dizzy Gillespie, entre otras históricas figuras. A lo largo de casi 60 años de carrera, Williams dejó un legado de centenares de composiciones que evidencian su talento vanguardista y que enriquecieron las vertientes musicales del jazz, bebop, swing o blues y anticiparon el rock & roll y el free jazz.

Conocí a Mary Lou de la mano del reverendo Miguel Guillgannon, cuando éste dejó La Paz hace algunas semanas, después de casi cuatro décadas dedicadas a la pastoral social y universitaria, principalmente en zonas periurbanas, cautivado por la calidez de su gente. El padre Miguel generosamente nos legó algunas de sus joyas musicales. Compartió con Mary Lou las sonoridades de Saint Louis, Missouri, por lo que su música y el jazz de entonces nunca dejaron de sonar en su modesta cotidianidad.

Antes de partir, el reverendo nos recordó que Mary Lou Williams nació casi con el siglo XX, en 1910, y tuvo un gran talento para el piano. A sus tempranos seis años ya ayudaba  a sus padres a mantener a sus diez hermanos y hermanas animando fiestas. A los siete, actuaba públicamente deslumbrando a quienes la escuchaban. Sus padres, en vista de su gran talento, contribuyeron a su formación musical clásica europea. Pero su formación luego se concentraría en el jazz. Tenía sólo 15 años cuando debutó junto a Duke Ellington. Un año después contrajo matrimonio con otro músico, el saxofonista John Williams, de quien tomó el apellido.

CONJUNTO. A los 19 años, Mary Lou y su esposo ingresaron a la banda de otro eximio músico de jazz: Andy Kirk. Con este conjunto, Mary Lou pudo desplegar su virtuosismo y consolidarse  como extraordinaria arreglista y alma máter de la orquesta. Dotó a sus arreglos de una concepción modernista, anticipándose a las corrientes que surgirían décadas después. La historia destaca que durante los 12 años que estuvo junto a Andy Kirk, Mary Lou Williams fue el mayor talento instrumentista femenino del jazz, y su estilo contribuyó a tender puentes con el swing y el jazz moderno, y al advenimiento del bebop.

Simultáneamente, Mary Luo compuso obras para músicos que ya brillaban en la escena jazzística, como Jimie Lunceford, Louis Armstrong, Earl Hines, Tommy Dorsey y Benny Goodman. Más adelante, en 1942, fundó su propio grupo junto con su segundo marido, el trompetista Harold Baker.  Posteriormente, integraría nuevamente la  orquesta de Duke Ellington, para quien escribió arreglos, entre ellos la famosa adaptación de Blues Skies: Trumpet no End, un clásico del género.  

En 1944, Williams afianzó al bebop con una serie de grabaciones en trío con Bill Coleman y Al Hall. Un año después resplandecería espectacularmente con la suite titulada Zodiac, obra conformada por doce movimientos, inspirada en los signos zodiacales y en sus amigos e influencias musicales entrañables. La obra inicialmente fue grabada para trío y posteriormente adaptada para orquesta sinfónica.

En 1946, gracias a su éxito como solista formó un grupo exclusivamente de mujeres instrumentistas para desplegar su genio creativo en diversos escenarios de Norteamérica y Europa deslumbrando a sus audiencias, sin dejar empero de componer y escribir arreglos para músicos de su país.

Con la llegada de los años 50 concentró su  vida a la religión y se dedicó a causas benéficas. Pese a la trayectoria descrita, su legado, con una velocidad pasmosa, se invisibilizó en los anales de la historia. Las referencias a sus avances estéticos en el jazz, su trabajo como arreglista o sus propuestas de evolución e innovación quedaron oscurecidas. Algunos especialistas aseguran que esto se debe a su protagonismo en las estructuras musicales  y no detrás de un micrófono, como divas del jazz: Bessie Smith, Billy Holliday, Sarah Vaughan o Ella Fitzgerald.

Sin embargo, al relativo olvido, los músicos de jazz transitarían por las sendas abiertas por el genio creativo y vanguardista de Mary Lou Williams, aunque sin reconocer su maternidad. Para entonces,  Williams abrió una fundación para ayudar a los músicos necesitados, afrodescendientes en su mayoría, pobres y niños desamparados.

En 1963, Dizzy Gillespie, con la ayuda de otros grandes del jazz, la convenció para que retorne a la música. Ese año compuso Black Christ of the Andes (El Cristo Negro de los Andes), obra inspirada en la vida de San Martín de Porres. En esta obra, la compositora imprime sus convicciones religiosas teniendo como telón de fondo al gospel ensamblado a conmovedoras propuestas de jazz y blues. Esta composición hoy está disponible en la red.

HISTORIA. Posteriormente, en la misma línea, continuó escribiendo y orquestando otras obras. También hizo su History of Jazz para piano solo. En 1968 vio la luz su segunda misa: Mess for the Lenten Season que fue representada durante una larga temporada en New York. Ese éxito de la obra fue interpretada también en Roma, en una de las basílicas mayores de esa capital. El Vaticano le encargaría expresamente una tercera misa  conocida como Mary Lou’s Mess, estrenada en 1970 en la Universidad de Columbia, Nueva York, y representada más tarde por un coro de niños en la catedral de Saint Patrick.

En los últimos años de su vida, Mary Lou se dedicó a la docencia musical  en Carolina del Norte. También reanudó su actividad discográfica y tuvo una exitosa presentación en el Festival de Montreux en 1978.

Tres años después, con algo más de 70 años, murió por un cáncer.
A inicios del siglo XXI, su legado fue recuperado por el Instituto de Estudios de Jazz y la Fundación Mary Lou Williams, creada para la educación del jazz. A esta Fundación, la compositora donó más de 200 cajas de documentos personales, manuscritos musicales, grabaciones, fotografías, álbumes de recortes y otros recuerdos. Este material está a disposición del público, gracias al trabajo  de los mismos especialistas que organizaron el archivo de Duke Ellington. Este gran músico decía precisamente que Mary Lou Williams era perpetuamente contemporánea y que su música conservaba  un estándar de calidad atemporal. Gracias, Padre Miguel, por tu legado.