Con los mejores auspicios se ha presentado entre el 16 y el 18 de agosto el Coro Sinfónico de Bolivia que se constituye en el elenco coral oficial, sustituyendo, al menos en el nombre a la Sociedad Coral Boliviana.

El director designado por medio de compulsa de méritos es el maestro Julio Barragán Saucedo que nos ha dado una extraordinaria muestra de que el nombramiento fue muy acertado. La demostración la tuvimos en la oportunidad señalada en la que presentó un programa titulado Oigan, escuchen, atiendan!

En la primera parte nos ofreció la Misa camba, su propia creación, en la que fusiona con maestría el lenguaje contemporáneo con las expresiones tradicionales del folklore boliviano y las formas provenientes de nuestro acervo archivístico colonial. A nuestro gusto es muy pertinente la interacción entre los textos latino y castellano de las palabras litúrgicas que preserva la tradición bimilenaria de la Iglesia y su adecuación al uso de las lenguas vivas establecidas en el Concilio Vaticano II. El manejo musical de este doble texto es rico en contrapuntos y con gran vuelo melódico. Sus partes: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei están sustentadas en otras tantas expresiones tradicionales como ser polka cruceña, carnaval, cueca, chovena y taquirari. Esta obra bien puede ser modelo para creaciones de calidad que reemplacen el pobrísimo repertorio al uso de nuestras parroquias.

La segunda parte incluyó obras vocales a solo y corales de nuestro acervo colonial, anónimas y creaciones de los maestros Juan de Araujo, el español Sebastián Durón, Roque Cerutti y Manuel Mesa y Carrizo.

El Coro Sinfónico está integrado por 15 cantantes. Debemos destacar en primer lugar la permanente idoneidad de la profesora Beatriz Méndez, dueña de un amplio registro y de un timbre cálido que se lució especialmente en la cantada humana En la rama frondosa de Cerutti y en el sainete a dúo A cantar un villancico del mismo compositor donde alternó con la excelente soprano Diana Azero. Susana Renjel, soprano y Rocío Juanes, contralto, brillaron también con sus propias luces en otras de las piezas solísticas.

En las intervenciones del grupo coral mayor pudimos apreciar un timbre homogéneo que dio como resultado una calidad que es muestra del buen desenvolvimiento de los coros de nivel internacional y que se suele denominar“empaste”.

La dirección de Julio Barragán es precisa y expresiva y con ello logra en el grupo las respuestas adecuadas a cada instante de la interpretación.

El grupo instrumental se adaptó con perfección y estilo a los requerimientos de los diferentes estilos. Estuvo integrado por arcos, guitarra, charango, clave y órgano. Entre los integrantes debemos destacar a la violinista Neiza Copa y al experimentado contrabajista Víctor Valda.
En resumen un buen ciclo de conciertos que entusiasmó al público asistente.