Las visiones y omisiones de Simón Bolívar
El 7 de octubre, en el Centro Nacional de la Música de Buenos Aires, Cergio Prudencio estrenó una ópera basada en la figura del Libertador
El compositor Cergio Prudencio se atrevió a dar la vuelta a la imagen del Libertador Simón Bolívar. Comenzando por su nombre. La ópera que se estrenó el domingo 7 de octubre en el Centro Nacional de la Música de Buenos Aires se llama Nomis Ravilob. No es, por supuesto, un mero juego de palabras. En esta obra contemporánea —encargada por la Secretaría de Cultura de la Nación de la Argentina— el músico boliviano propone, con los recursos del género lírico, una visión crítica del legado del Libertador.
“Bolívar no tuvo tiempo para entender el continente que había liberado”, dice Prudencio consultado sobre el trasfondo de su propuesta. “Yo presumo que su llegada a Potosí le reveló cosas que él no tuvo tiempo de desentrañar en todas sus profundidades. Potosí no era lo mismo que Buenos Aires y mucho menos que París, ni siquiera Lima. Llegar a potosí tiene que haber sido algo muy especial para Bolívar”.
“Yo creo que la América Latina actual, 200 años después de la Independencia —continúa Prudencio—, es realmente una América bolivariana. Heredamos todas las visiones de Bolívar pero también todas sus omisiones. En todo caso, lo que quiero significar en la ópera es que en el fondo todo ese legado bolivariano sigue siendo incapaz de leer las profundidades del continente”.
Estreno. Nomis Ravilob se estrenó en Buenos Aires en el marco del Segundo Ciclo de Ópera Contemporánea organizado por la Dirección de Artes de la Secretaría de la Cultura de la Nación, en la Sala Gustavino del Centro Nacional de la Música. La dirección musical fue encargada a Federico Gariglio y la dirección de escena a Pablo González Aguilar. La obra de Prudencio subió al escenario en tres funciones, el 7, 8 y 9 de octubre.
El libreto de la ópera lo escribió el escritor boliviano Juan Pablo Piñeiro. Nacido en La Paz, Piñeiro es autor de dos novelas: Cuando Sara Chura despierte —un debut literario celebrado por la crítica y los lectores: va por su tercera edición— e Illimani púrpura. Escribió, además, el guión de la película de Pablo Agazzi Sena Quina.
“Yo había leído las dos novelas de Piñeiro, que me parecieron extraordinarias, cada una en su formulación —dice Prudencio refiriéndose a la elección del libretista de su ópera—Illimani púrpura me colmó, sobre todo por la locura. Cuando lo llamé, le dije: Yo compro tu locura. Dame eso”.
“A mí me interesaba Bolívar como personaje —continúa el compositor—, pero no para hacer una apología a la venezolana sino en una visión crítica. Investigando me encontré con su poema Mi delirio en el Chimborazo —yo no sé a qué hora escribía poemas además de liberar países—, es un poema de una profundidad increíble. Ese era el punto de partida, pero yo no quería hacer una representación del poema. Lo llamé a Piñeiro y le dije: Me gusta la idea de Bolívar, me gusta la idea del delirio, la idea del Chimborazo, me gusta la idea de la confrontación con fuerzas energéticas de otras dimensiones… Qué propones”.
El resultado es Nomis Ravilob, ópera en cuatro actos.
confrontaciones. El Libertador —interpretado en el estreno de Buenos Aires por el barítono argentino Alejandro Spies— transita por un espacio y un tiempo andinos. Esa es su primera y gran confrontación. Detrás de ello está la idea de lo que pudo sentir —o no sentir— Bolívar cuando llegó a Potosí.
En ese ámbito, Bolívar es interpelado por cuatro animales ancestrales y sagrados: el cóndor, la vicuña, la serpiente y el puma. El barítono Alejandro Spies —quien también hace el papel de Bolívar—, el tenor Juan Francisco Ramírez, el barítono Javier Lezcano y la soprano Lucía Lalanne interpretaron, respectivamente, esos papeles en el estreno en Buenos Aires.
El cóndor cuestiona al Libertador el origen de su destino, la vicuña le habla en un idioma que desconoce, la serpiente encarna las atroces dictaduras germinadas en los ejércitos americanos desde la Independencia, el puma le transmite el silencio mortal de la mujer amada.
Al final de la obra, el cóndor retorna transfigurado para quebrar la imagen del Libertador. Entonces Bolívar se transforma para difuminarse en los manantiales profundos de aquella tierra que desconoce, el continente que ha liberado.
En la dinámica de la ópera, los cuatro animales de la mitología andina se desdoblan en otros tantos personajes. La vicuña se desdobla en una anciana quechua que le habla al Libertador en una lengua que no entiende. (“Tú no entiende esto, ni el espíritu de la tierra ni el espíritu de tus hijos, de qué me hablas, quién eres”.)
“La serpiente se desdobla en un militar que —explica Prudencio—va degradando a Bolívar a través de un diálogo magistralmente construido en el libreto: el militar primero es zalamero pero termina siendo el que doblega a Bolívar, el que lo tortura y lo mata”.
El puma se desdobla en una mujer que, al final, es ofrendada por el Libertador al Chimborazo. Finalmente, el cóndor se desdobla en el otro Simón Bolívar. “Uno es el que fue —dice Prudencio—. El otro, el que pudo ser”.
Al final del acto tercero, los cuatro animales andinos que interpelan al Libertador, regresan para lavar su cuerpo muerto. Lo sientan y le ponen al puma en el regazo. Es una imagen de La Piedad en la que Bolívar es la Virgen María. Entonces el Libertador delira. “Delira —cuenta Prudencio—con imágenes de Cien años de soledad, delira con Remedios la Bella, con Manuela Saenz. Delira con las mariposas amarillas”.
MÚSICA. Nomis Ravilob es la primera ópera compuesta por Cergio Prudencio. El compositor confiesa que la decisión de incursionar en este género fue una consecuencia directa del encargo de la Secretaría de la Cultura de la Nación de Argentina. “La ópera es algo que me llamaba —dice—, pero de otra manera. Pero ese llamado seguramente no se habría concretado de no haber mediado el encargo que me llegó de la Argentina.”
“La lírica no me es ajena —continúa Prudencio consultado sobre el planteamiento propiamente musical de este trabajo—. En mi obra, de muchas maneras, hay un gran lirismo. Me he sentido muy a gusto desarrollando una lírica melismática, melódica, para esta obra”.
Musicalmente, en Nomis Ravilob se confrontan instrumentos nativos andinos e instrumentos de la tradición occidental.
Los primeros están a cargo del Ensamble de Cámara de la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos, integrado para el estreno de Buenos Aires por Carlos Gutiérrez, Daniel Calderón, Carlos Nina y Andrea Álvarez.
Esta vertiente sonora tiene un nivel simbólico. “Son sonoridades subyacentes —explica Prudencio— que representan a esa América de fondo que Simón Bolívar nunca llegó a comprender”.
Por otra parte hay un ensamble de otros instrumentos: un cello interpretado por Martín Devoto, un clarinete (Eduardo Spinelli), un trombón (Oswald Macías Zuluaga) y percusiones (Gonzalo Pérez).
El Libertador es Simón Bolívar pero también Nomis Ravilob. En su nombre están las posibilidades y las imposibilidades de su legado. El compositor Cergio Prudencio se ha animado a explorar las contradicciones de su legado.
Una plataforma de la música contemporánea internacional
La ópera Nomis Ravilob de Cergio Prudencio fue comisionada, montada y estrenada en el marco del Segundo Ciclo de Ópera Contemporánea organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación de Argentina. En esta oportunidad el ciclo tuvo carácter internacional y presentó cuatro obras.
El primer estreno —en septiembre— fue el de la obra titulada Los enemigos del compositor ecuatoriano Mesías Maiguashca basada en el cuento El milagro secreto del escritor argentino Jorge Luis Borges Borges. Paralelamente, se presentó La vida en Mutancio con música y libreto del argentino Eduardo Kusnir.
El 7, 8 y 9 de octubre, Nomis Ravilob del boliviano Cergio Prudencio subió al escenario del Centro Nacional de la Música. El ciclo concluirá el 19, 20 y 21 de este mes con la puesta en escena de la nueva versión escénica de la ópera La casa sin sosiego, del compositor argentino Gerardo Gandini sobre un texto de la escritora, también de nacionalidad argentina, Griselda Gambaro.
Los enemigos de Mesías Maiguashca —una ópera contemporánea para dos voces, cuatro instrumentistas, medios electrónicos y video— recrea una narración de Borges ambientada en la Praga ocupada por los ejércitos alemanes en la Segunda Guerra Mundial. A un escritor judío condenado a muerte unos oscuros dioses le conceden un ‘milagro secreto’: antes de su muerte, sólo para él, el mundo se detiene el tiempo suficiente para que pueda concluir una obra de teatro que estaba inconclusa.
Mesías Maiguashca ha compuesto una obra para la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos, creada y dirigida por Cergio Prudencio, que se estrenó en la gira internacional que realizó este elenco el año pasado.
Eduardo Kusnir presentó la Vida de Mutancio. Mutancio es un país imaginario donde es costumbre el intercambio de genes entre humanos y animales, probablemente en la búsqueda de una existencia más original o menos aburrida. Los personajes son seres legendarios reencarnados que interactúan entre sí.
Gerardo Gandini es, por su parte, uno de los músicos contemporáneos argentinos más reconocidos en su país y fuera de él. La casa sin sosiego es una ópera de cámara compuesta en 1992 para dos sopranos, dos mezzosopranos, contralto, tenor, seis actores y orquesta de cámara.
Gandini es autor de una abundante obra musical en varios géneros. Entre sus óperas se destaca La ciudad ausente con libreto del conocido novelista Ricardo Piglia.