En 1810, los franceses ocuparon toda España, a excepción del puerto de Cádiz. En esa ciudad se concentraron los líderes de la resistencia, entre ellos una pléyade de liberales progresistas. Preso el rey Fernando VII, correspondía que el gobierno lo ejerza el pueblo a través de sus representantes. Así se convocó, en septiembre de 1810, a peninsulares y americanos para que elijan diputados a las Cortes de Cádiz.

Ese año de 1810 fue muy especial para la causa patriota. Los patriotas tenían controlado gran parte del territorio hispanoamericano, todo Charcas estaba bajo su control y en contraste todo Perú estaba bajo control realista. En 1811, la situación cambió radicalmente, los realistas recuperaron paulatinamente todo el territorio de la Audiencia y, en 1812, quedaban bajo dominio patriota sólo Cochabamba y las republiquetas guerrilleras. En esas circunstancias fue imposible que los insurgentes eligieran diputados.

Por ello, los dos diputados de Charcas,  que participaron en las deliberaciones desde un inicio fueron elegidos en Cádiz de una lista de 27 electores criollos de la región que se encontraban en ese puerto. Fueron elegidos en calidad de diputados suplentes, como muchos de los diputados americanos, hasta que lleguen los titulares elegidos en su región. Como nunca llegaron los titulares, los suplentes ejercieron hasta la aprobación de la Constitución.

Los dos diputados eran naturales de la Intendencia de La Plata. El primero, Francisco López Lisperguer, de formación abogado y de casta criollo ilustrado juró como diputado el 24 de septiembre de 1810. El segundo Luis de Velasco y Camberos, de formación militar, juró a su cargo el mismo día. Formado militarmente en España, activo en la guerra contra Francia, en 1809 capitán y en 1811 teniente coronel; llegó a Cádiz como parte del ejército español.

POSICIONES. Los diputados de Cádiz no representaban, políticamente, un todo homogéneo. Respecto a la forma de gobierno estaban divididos en absolutistas: mantener el antiguo régimen, soberanía monárquica y concentración de poder; conservadores y liberales moderados: monarquía constitucional (es la corriente que triunfa); liberales radicales: republicanos.

En cuanto a otros grandes temas se da un gran avance respecto a la soberanía nacional, aunque se mantiene el monarca “por la gracia de Dios”. Se establece la división de poderes, gran triunfo liberal. Se considera a todos los habitantes, nacidos en ambos hemisferios, como nacionales de España, pero no todos eran ciudadanos.

Un aspecto más avanzado de las constituciones de las nuevas repúblicas fue la otorgación de la ciudadanía a los indios. Uno de los grandes debates fue el relacionado a la igualdad de representatividad entre americanos y peninsulares, por el tamaño y número de las provincias aprobadas que daban más diputados a los españoles europeos. Todos los diputados americanos lucharon por la igualdad de la representación y por ello el tema quedó pendiente.

Estuvo también presente el tema  del ejercicio de la libertad, plasmado en la libertad de imprenta, en la libertad de comercio, no así en la libertad de cultos. Se abolió la Inquisición, pero se mantuvo como Estado confesional católico.

No sólo estuvo en el debate las macro identidades hispana y  americana, sino las identidades provinciales y municipales. Muchos diputados buscaron mejoras para sus respectivas regiones y se impuso la organización provincial.

En cuanto a los grandes temas sociales, destacó el de las castas o estamentos. Los criollos lograron, en gran medida, ser considerados como iguales de los hispanos. Uno de los temas más discutidos fue el de la abolición de la esclavitud, los abolicionistas lograron la condena a la trata de negros, pero no la abolición plena, por la oposición de diputados americanos, como los cubanos. En cuanto a los indios, el gran logro de Cádiz, fue la supresión de la mita, para ello fue fundamental la participación de diputados americanos como el cuzqueño, radicado en España, Inca Yupanqui y el quiteño Mejía Lequerica.

En cuanto a la posición de los diputados de Charcas, Francisco López Lisperguer puede ser calificado como conservador moderado. Votó por la monarquía constitucional, pero votó en contra de la abolición de los señoríos; firmó la Constitución, pero no aprobó las reformas más radicales. Cuando volvió Fernando VII, varios diputados, entre ellos López, firmaron el Manifiesto de los Persas, por el cual abjuraban de la Constitución y proclaman el retorno al absolutismo. Esto le permitió ser ministro jubilado del Consejo de Indias entre 1816 y 1820. Cuando retornaron los liberales y se puso en vigencia de nuevo la Constitución, dado su carácter moderado, las Cortes le otorgaron una pensión de jubilación.

En cambio, Velasco y Camberos puede ser calificado como un liberal moderado. Participó con un importante discurso a favor de la igualdad de los americanos y  en las reformas de ultramar. Firmante de la Constitución, sin condiciones. Luego del retorno del Rey, no fue perseguido, se mantuvo en el Ejército, llegando al grado de Coronel. Fue considerado en el trienio liberal y cuando volvió el absolutismo, en 1823, decidió retornar a América. Es uno de los más recordados diputados americanos por ser el principal impulsor de la Orden de San Fernando, como recompensa a los héroes de guerra, actuación por la cual, en Cádiz tiene una plaqueta en su honor, colocada en 1916, por los Caballeros de la Orden de San Fernando.

Posteriormente a la aprobación de la Constitución, se convocaron a nuevas Cortes. Como diputado por Charcas, fue elegido, el arequipeño Mariano Rodríguez de Olmedo, que ocupaba entonces una canonjía en la ciudad de La Plata. Miembro del alto clero, juró como diputado titular en abril de 1812. Participó poco en los debates, sobre todo buscando mejoras de la educación en Charcas. Por su actuación posterior puede ser calificado como absolutista, además de firmar el Manifiesto de los Persas, fue un activo defensor del retorno del Antiguo Régimen, por lo que fue premiado como Obispo de Puerto Rico, luego de Santiago de Cuba y Primado de Indias.

CRIOLLOS. En conclusión, los tres diputados de Charcas, no son representativos de lo que estaba sucediendo en la Audiencia y no estaban vinculados al territorio que representaban, pero sí reflejan la división de la posición criolla de ese momento y representan el espectro de las posiciones de los diputados americanos: un absolutista, Rodríguez Olmedo; un conservador moderado, López Lisperguer; un liberal moderado, Velasco y Camberos. Dos de ellos firmaron el Manifiesto de los Persas.

De 280 diputados, 60 fueron americanos (el 25%), al igual que los de Charcas, divididos. Entre los que destacaron por sus posiciones más progresistas están el guayaquileño Mejía Lequerica (el más destacado), el indígena Dionisio Inca Yupanqui, el mexicano Ramos Arispe, el peruano Feliú, el puertorriqueño Powel, quienes junto a españoles como Agustín Argüelles (el principal ideólogo y redactor) y Diego Muñoz contribuyeron a la aprobación de una de las Constituciones más emblemáticas de la primera mitad del siglo XIX.    

Fuentes: Página Internet “Cádiz 2012. Diputados de la Constitución de 1812”. García León, José María: “Los diputados doceañistas”, Cádiz, 2012-11-14. Siles del Calle, Juan Ignacio “Cádiz 2012”. Suplemento IDEAS, junio 2012.