Thursday 18 Apr 2024 | Actualizado a 11:15 AM

Una cultura viva para el cambio

El autor llegará a La Paz para participar en el Congreso de Cultura Viva Comunitaria

En la sede del Imperio Inca, Cuzco, el palacio del gobernador español fue construido sobre el palacio de los incas; las iglesias católicas usaron las mismas piedras y fueron instaladas en el mismo lugar que los templos aztecas. Hicieron esto por entender que la lucha simbólica es tan importante (o más) que la militar. Sobre escombros de palacios destruidos, erigieron los símbolos de su poder emergente. Rompieron líneas de transmisión de cultura y, tan pronto ganaban la simpatía de los gobernantes, trataban de desmoralizar los chamanes y catequizar su pueblo. Para dominar mejor, desmoralizaron y, al desmoralizar, aprisionaron. La cultura también aprisiona.

El tema de la cultura en la construcción de un nuevo espacio público tiene que ver con romper las jerarquías y con la construcción de nuevas legitimidades. Una política pública de acceso a la cultura tiene que ir más allá de la simple oferta de talleres artísticos, espacios y productos culturales; la cultura necesita ser entendida en un sentido amplio, expresado en un programa que respete la autonomía de los agentes sociales, que fortalezca su protagonismo y genere empoderamiento social.

Cultura para acercar a los distintos. Acercamiento para que los distintos se noten cerca en esencia. Cultura que da coraje, une, potencializa. Éste ha sido el principal objetivo del programa que yo idealicé, Cultura Viva: la búsqueda de una cultura que libera; pero éste es también el objetivo del programa de Iván Nogales (Compa-El Alto), la descolonización del cuerpo.

La esencia del programa Cultura Viva y del movimiento de los Puntos de Cultura y de la Descolonización del Cuerpo es una sola: intensificar ese proceso, potenciando las energías creadoras de nuestro pueblo, para que él se note como sujeto histórico, agente de su propia transformación. La estructura es, sin duda, necesaria, porque sin ella un organismo no se sostiene. Pero si observamos los organismos vivos, percibimos que la estructura crece en la medida en que el organismo se desarrolla. Nuestra estructura ósea y musculatura crecen con la vida, en un flujo continuo de vitalidad, madurez y decrepitud. Es lo que buscamos con los Puntos de Cultura y la Descolonización del Cuerpo, entrar en el flujo de la vida y activar un proceso que agilice el cambio. Cambio en el orden social, económico y político, producido desde el cambio de mentalidades y valores; desde la cultura y desde el propio cuerpo.

Un cambio desde abajo hacia arriba presupone un cambio de mentalidades y valores, pero también de actitud corporal. Es necesario cambiar esa tentación de planear en oficinas, ignorando la vida real. Si el cambio  no es completo y promovido desde adentro, desde pequeñas y hasta invisibles actitudes y posturas, no hay cambio sostenible. Por eso menos moldes y más maleabilidad, menos construcciones físicas y más vida, menos estructura y más flujo.

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El tema de la cultura en la construcción de un nuevo espacio público tiene que ver con romper las jerarquías y con la construcción de nuevas legitimidades. Una política pública de acceso a la cultura tiene que ir más allá de la simple oferta de talleres artísticos, espacios y productos culturales; la cultura necesita ser entendida en un sentido amplio, expresado en un programa que respete la autonomía de los agentes sociales, que fortalezca su protagonismo y genere empoderamiento social.

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La esencia del programa Cultura Viva y del movimiento de los Puntos de Cultura y de la Descolonización del Cuerpo es una sola: intensificar ese proceso, potenciando las energías creadoras de nuestro pueblo, para que él se note como sujeto histórico, agente de su propia transformación. La estructura es, sin duda, necesaria, porque sin ella un organismo no se sostiene. Pero si observamos los organismos vivos, percibimos que la estructura crece en la medida en que el organismo se desarrolla. Nuestra estructura ósea y musculatura crecen con la vida, en un flujo continuo de vitalidad, madurez y decrepitud. Es lo que buscamos con los Puntos de Cultura y la Descolonización del Cuerpo, entrar en el flujo de la vida y activar un proceso que agilice el cambio. Cambio en el orden social, económico y político, producido desde el cambio de mentalidades y valores; desde la cultura y desde el propio cuerpo.

Un cambio desde abajo hacia arriba presupone un cambio de mentalidades y valores, pero también de actitud corporal. Es necesario cambiar esa tentación de planear en oficinas, ignorando la vida real. Si el cambio  no es completo y promovido desde adentro, desde pequeñas y hasta invisibles actitudes y posturas, no hay cambio sostenible. Por eso menos moldes y más maleabilidad, menos construcciones físicas y más vida, menos estructura y más flujo.

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