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Los músicos también leen

Un rastreo por internet demuestra que a los músicos les gusta la literatura fantástica

/ 16 de junio de 2013 / 04:00

Tras un breve y nada científico rastreo por internet intentando averiguar si es verdad eso de la cultura transversal, hemos concluido que los músicos leen, y les gusta mucho la literatura fantástica. H. P. Lovecraft encabeza las apuestas de canciones inspiradas en su literatura.

The ghost of Tom Joad de Bruce Springsteen. La canción titula su undécimo álbum que apareció en el invierno de 1995. El músico recurre al personaje Tom Joad, de la novela clásica de John Steinbeck Las uvas de la ira, no sólo para identificar su disco, sino como parte de la letra. Springsteen optó por un sonido folk, que tiempo después Rage Against the Machine retomó con furia en su versión.

Sunny side of the lake de Walnut Surprise. En teoría, Walnut Surprise —y The Traumatics— no existen. O como mucho, sólo sobre el papel: son invenciones del escritor Jonathan Franzen para su obra Libertad. Alguien se tomó la molestia de grabar las canciones de los dos grupos del protagonista Richard Katz. Todas las composiciones de estas bandas ficticias, una de folk y otra nacida en los últimos años del punk, aparecen en la novela de una u otra forma. Gulliver de Joaquín Sabina. “Un día los enanos se rebelarán contra Gulliver. / Todos los hombres de corazón diminuto / armados con palos y con hoces / asaltarán al único gigante.” Joaquín Sabina recurrió en 1980 al personaje de Jonathan Swift para escribir una loa con tintes más de lucha proletaria que de fantasía de enanos y gigantes. Gulliver formó parte del segundo disco del autor, Malas compañías.

Save Ginny Weasley de Harry and The Potters. Este dúo estadounidense se hizo un nombre en convenciones y congresos para fans de la literatura juvenil y fantástica. Actúan disfrazados de Harry Potter y en sus canciones reviven pasajes protagonizados por el joven mago. Así, entre su repertorio hay odas hacia el adolescente y sus camaradas, canciones que advierten sobre el mal uso de las artes oscuras.

Ultraviolet catastrophe de Hola a Todo el Mundo. Empezaron cantando un folk en inglés pero, sin previo aviso, decidieron cambiar el banjo por los sintetizadores. Los madrileños Hola a Todo el Mundo bautizaron el experimento Ultraviolet catastrophe y aseguraron que las letras estaban basadas en un poema en diez partes de un autor llamado Roy Tiger Milton desaparecido en 1997. Roy Tiger Milton no existe.

I want to go to the beach de Iggy Pop. De aullar y de contonearse sobre el escenario, Iggy Pop pasó a deleitarse con el jazz y a descubrir la obra de un enfant terrible de la literatura europea como Michel Houellebecq. En un giro incomprendido, el antaño cantante de I wanna be your dog grabó hace pocos años un disco, Préliminaires, basado en La posibilidad de una isla, del autor francés. Como el protagonista de la novela, el bueno de Iggy ha manifestado su aburrimiento vital en más de una ocasión. Y el mejor refugio lo encontró entre los libros y en la chanson.

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Un rastreo por internet demuestra que a los músicos les gusta la literatura fantástica

/ 16 de junio de 2013 / 04:00

Tras un breve y nada científico rastreo por internet intentando averiguar si es verdad eso de la cultura transversal, hemos concluido que los músicos leen, y les gusta mucho la literatura fantástica. H. P. Lovecraft encabeza las apuestas de canciones inspiradas en su literatura.

The ghost of Tom Joad de Bruce Springsteen. La canción titula su undécimo álbum que apareció en el invierno de 1995. El músico recurre al personaje Tom Joad, de la novela clásica de John Steinbeck Las uvas de la ira, no sólo para identificar su disco, sino como parte de la letra. Springsteen optó por un sonido folk, que tiempo después Rage Against the Machine retomó con furia en su versión.

Sunny side of the lake de Walnut Surprise. En teoría, Walnut Surprise —y The Traumatics— no existen. O como mucho, sólo sobre el papel: son invenciones del escritor Jonathan Franzen para su obra Libertad. Alguien se tomó la molestia de grabar las canciones de los dos grupos del protagonista Richard Katz. Todas las composiciones de estas bandas ficticias, una de folk y otra nacida en los últimos años del punk, aparecen en la novela de una u otra forma. Gulliver de Joaquín Sabina. “Un día los enanos se rebelarán contra Gulliver. / Todos los hombres de corazón diminuto / armados con palos y con hoces / asaltarán al único gigante.” Joaquín Sabina recurrió en 1980 al personaje de Jonathan Swift para escribir una loa con tintes más de lucha proletaria que de fantasía de enanos y gigantes. Gulliver formó parte del segundo disco del autor, Malas compañías.

Save Ginny Weasley de Harry and The Potters. Este dúo estadounidense se hizo un nombre en convenciones y congresos para fans de la literatura juvenil y fantástica. Actúan disfrazados de Harry Potter y en sus canciones reviven pasajes protagonizados por el joven mago. Así, entre su repertorio hay odas hacia el adolescente y sus camaradas, canciones que advierten sobre el mal uso de las artes oscuras.

Ultraviolet catastrophe de Hola a Todo el Mundo. Empezaron cantando un folk en inglés pero, sin previo aviso, decidieron cambiar el banjo por los sintetizadores. Los madrileños Hola a Todo el Mundo bautizaron el experimento Ultraviolet catastrophe y aseguraron que las letras estaban basadas en un poema en diez partes de un autor llamado Roy Tiger Milton desaparecido en 1997. Roy Tiger Milton no existe.

I want to go to the beach de Iggy Pop. De aullar y de contonearse sobre el escenario, Iggy Pop pasó a deleitarse con el jazz y a descubrir la obra de un enfant terrible de la literatura europea como Michel Houellebecq. En un giro incomprendido, el antaño cantante de I wanna be your dog grabó hace pocos años un disco, Préliminaires, basado en La posibilidad de una isla, del autor francés. Como el protagonista de la novela, el bueno de Iggy ha manifestado su aburrimiento vital en más de una ocasión. Y el mejor refugio lo encontró entre los libros y en la chanson.

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