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Ex Machina Casual, aprender haciendo

La actriz Patricia García promueve el talento joven en la obra ‘El pánico’ , que estará los días 18 y 19 de julio en el teatro Modesta Sanginés.

/ 7 de julio de 2013 / 04:00

Cuando ella aparece, la audiencia queda impactada y se sumerge en la obra de teatro. Usando desde su presencia hasta su singular acento paceño-español, Patricia García Valdez ha logrado coronarse como una de las figuras emblemáticas del teatro boliviano. Como muestra, en 2013 recibió el Premio Plurinacional de Teatro en la mención de Mejor Actriz. Pero ahora, La Maja —como se la conoce en el medio teatrista— no quiere hablar de ella, sino de un proyecto que lleva largos años de incubación.

Son jóvenes latidos los que la ocupan: un puñado de nuevos talentos que han destacado en sus talleres de teatro; un grupo de chicos y chicas que no se ha contentado con pasar clases y ha visto en las artes escénicas una opción de vida. García presenta este mes —el 18 y 19 de julio, en el teatro Modesta Sanginés— el fruto de su trabajo como maestra con el proyecto educativo teatral Ex Machina Casual.

“Llevo más de diez años formando jóvenes que reclamaban, ya hace unos cuatro, por no tener posibilidades de hacer nada siendo actores, dependían siempre de que los llamen. Yo sentí que no tenían herramientas reales de producción para animarse a dar el salto por ellos mismos, así que decidí abrir, más que una escuela, esta especie de productora que da, principalmente, el impulso desde mis contactos, conocimientos y por qué no, mi nombre como garantía”, cuenta García.

La idea de Ex Machina Casual es producir y, a través de la producción seria, seguir formando a los jóvenes que quieren ser profesionales. “El elenco esta vez sale de mis talleres universitarios de hace unos tres años y del proyecto de fortalecimiento de las artes del Ministerio de Culturas y la OEI en el que participé en 2011, agrega la actriz que nació en Madrid (España) y que desarrolla su carrera en Bolivia desde 1995.

EXPERIENCIA. Los jóvenes que participan en este proyecto son sobre todo actores, pero gracias a esta puesta se han acercado a todas las áreas productivas —desde  la iluminación y el vestuario hasta la gestión de prensa y el diseño de arte—, bajo la supervisión de García. 

Este espacio de formación de Ex Machina Casual — el elenco de esta productora experimental, por decirlo de algún modo— se denomina (escenalmargen), así, entre paréntesis, y se estrenará en las lides escénicas presentando El Pánico, del dramaturgo argentino Rafael Spregelburd, quien cedió los derechos de su obra.

“Vi esta puesta en Buenos Aires hace más de diez años y Spregelburd me parece un autor fantástico para enganchar a los jóvenes desde obras de texto puro y duro”, explica García. “Él estrenó esta obra también con jóvenes estudiantes”.

La idea de las producciones de (escenalmargen) es que los mismos integrantes decidan qué desean poner en escena sin tener que responder a un orden educativo o social para generar auspicios. La elección de la primera obra ha respondido a una necesidad educativa y se ha producido desde una especie de trabajo comunal, donde cada especialidad cubre gastos fuertes, como el diseño o la gestión de prensa. Pero la idea es que el siguiente texto a montarse sea ya escrito por ellos mismos.

“Con estos jóvenes ya trabajé antes, de hecho algunos ya son parte de la productora en sí, como Gabriela Fuentes, que hace la producción en el área educativa. También queremos producir a grupos que ya están, pero que la gente aún no conoce. Por ejemplo, al año vamos a dar un impulso a Waliki Teatro, de chicos del Ayacucho, que ya trabajan como elenco con una estética muy marcada y que, en este caso, ya no es obra de (escenalmargen), que está bajo mi dirección, sino de ellos mismos, pero producido por Ex Maquina Casual”.

El proyecto es posible gracias al oficial Mayor de Culturas, Wálter Gómez, quien brindó todo el apoyo necesario para su realización. “De hecho es muy importante para los chicos trabajar con la gente de la oficialía, ensayar en el Teatro Municipal y coordinar la escenografía con Pedro Ramos, tramoyista de este escenario”, agrega García.

¿El siguiente paso? Continuar con la formación y exploración de otros lenguajes, como la puesta musical. “Queremos llamar a especialistas que los guíen es ciertas áreas, por ejemplo, generar encuentros con el Ensamble Petra. Yo me encargaría de que salga un producto, pero con un proceso rico en educación misma, es decir, yo no sé todo, así que de muchas áreas deben encargarse otros, para que luego los chicos ya puedan reproducir estos saberes sin necesidad de un impulso externo.

EDUCADORA. Si bien el teatro es la pasión primera de La Maja, la danza y la música han sido parte importante para conformar su perfil artístico, recientemente premiado por el Estado. “El premio Eduardo Abaroa me ha dado una cierta seguridad económica (la dotación es de Bs 20.000), ante el hecho de que si fracasábamos con la primera parte de la producción ejecutiva, pues había ese fondo. Yo creo que el premio me ha llegado en un momento bisagra de mi carrera, donde la educación está cobrando mayor importancia a futuro, dado que como actriz pocas veces realizo proyectos míos. No quería repetir el sistema habitual de volverme directora y acabar trabajando con los mismos compañeros de siempre y, finalmente, al no ser autora, quedaba atada a proyectos de otros”.

Ante la preocupación de muchos de esos “otros” —sobre todo de los directores que siempre la convocan— la actriz aclara que esta nueva faceta en su trabajo no implica el alejamiento de la interpretación; es más, estos últimos años se ha dedicado a impartir educación escénica en diferentes niveles en más de 20 instituciones, sin que esto frene su participación en varias obras que prácticamente se han montado de forma simultánea. “Mi carrera como actriz está ahí y seguirá; de hecho, es parte de mi proceso de formación constante, pero creo que es más importante que de una vez surjan nuevas generaciones capaces de pelear su espacio”.

Más que talleres, la experiencia ha sido la gran maestra de García. “No fui a una escuela determinada. Si bien estudié muchas cosas, yo me hice el camino; más bien, me lo hicieron todas las personas con las que trabajé y de las cuales aprendí. Por eso ahora creo en dar el impulso a que otros hagan lo mismo y vean a estos actores. A lo mejor los llaman en realidad para hacer vestuario, pero ya están cerca de un proceso creativo profesional y, de ahí, el camino ya dependerá de su esfuerzo”.

Ficha técnica

Título: El pánico. Autor: Rafael Spregelburd. Compañía: (escenalmargen). Dirección: Patricia García. Producción general: Ex Machina Casual y Oficialía Mayor de Culturas del GAMLP. Reparto: Gabriela Fuentes, Valeria Salinas, Alexandro Gálvez, Ismael Franco, Daniela García, Carlos Zurita Tejerina, Marcia Alejandra Sanjinés, Alejandra Del Carpio, Adriana Delgado, Isabel Vega, Stefani Díaz, Giovano Salas. Escenografía: Pedro Ramos. Iluminación: Juan Antonio Caba. Estudio de grabación: Nicobis. Estreno: 18 y 19 de julio en el teatro Modesta Sanginés, Casa de la Cultura. Contacto: Teléfonos 78888403 y 75130610. E-mail: [email protected].

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El secreto está en los árboles, cestería y maderas

La Reunión Anual de Etnología recorrerá este año cada eslabón del  proceso de producción con materiales vegetales.

/ 27 de agosto de 2017 / 04:00

Los chimanes dicen que el ser humano proviene del árbol. No solo eso, ellos cuentan que los blancos se originan de las maderas claras —como la balsa y el palo santo—, mientras que identifican a su pueblo como hijo de especies oscuras, como la chonta. Así explican su fuerza y su capacidad ancestral de resistir los embates de la selva. Esta estrecha relación entre el hombre y el mundo vegetal —con sus múltiples visiones— se abordará desde este lunes en la XXXI Reunión Anual de Etnología (RAE 2017), La rebelión de los objetos: cestería y maderas, organizada por el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef).

El evento es fruto de un plan quinquenal iniciado en 2013 —y encabezado por la directora del Musef, Elvira Espejo— bajo el techo del concepto de “la rebelión de los objetos”, en que profesionales y expertos de diferentes ámbitos han compartido conocimientos sobre cada eslabón de los procesos productivos —desde la obtención del recurso natural hasta su procesamiento, así como la vida social del objeto— de tejidos, cerámica, arte plumario y metales y metalurgia. Este año, la cestería y las maderas son el centro de estudio. “Tenemos en la colección del Musef más de 1.500 piezas vinculadas con estos rubros; se trata de material etnográfico de tierras altas y tierras bajas. Buscamos conocer por dónde van las investigaciones en la actualidad, para eso recurrimos a biólogos, arqueólogos, historiadores, antropólogos, artesanos y otras personas que trabajan en estos rubros”, explica el coordinador de la RAE, el antropólogo Milton Eyzaguirre.

Hugo Chavarría, de Villa Serrano, hace charangos. 

En el evento —que comienza mañana a las 19.30 y culmina el viernes a las 21.00 en instalaciones del Musef (Ingavi 916)— participarán especialistas que intervienen en cada etapa del trabajo en madera y fibras vegetales: los responsables de la obtención, el tallado, la cestería y el manejo de recursos renovables como la totora, el chuchío, la jatata y otras cañahuecas que forman parte de los contextos locales.

El evento contará con cuatro mesas redondas, además de submesas, exposiciones, presentaciones musicales y ponencias magistrales. Entre estas últimas destacan La identificación de maderas de colecciones arqueológicas de museo del noroeste de Argentina y su aporte al estudio de la circulación interregional en el pasado, de Marina Sprovieri (Argentina) y Flautas de cañahueca – aproximación acústica, del francés Arnaud Gérard, sobre la variedad de tonalidades en los instrumentos de viento andinos.

En la exposición se mostrarán 25 variedades de maderas, descritas en detalle. Algunas incluso con los nombres propios que se usan en la región. “El trabajo con la madera es asombroso. Por ejemplo, está el uso de horcones, esos pilares que sostienen las construcciones, sobre todo en la Chiquitanía. Se los encuentra a precios que van desde los 700 bolivianos hasta los 1.800 dólares, según la calidad del trabajo del artesano”, agrega Eyzaguirre.

De la madera y las cañahuecas han surgido instrumentos musicales que revelan cosmovisiones únicas. “Presentaremos dos grupos de artesanos: uno trabaja la lógica y la filosofía musical en el contexto andino y el otro está dedicado a los charangos, que dependen de los distintos tipos de madera en determinadas partes del charango. Se podrá apreciar el valor que tiene el tratamiento de la madera, el pegado, el barnizado y el grosor de la madera”.

Una de las principales potencialidades de la RAE es la multidisciplinariedad. “Cientistas y artesanos provienen de dos lógicas de conocimiento que tienen el mismo valor y peso, solo que surgen desde diferentes perspectivas”, dice el antropólogo.

¿Por qué estudiar estos objetos? Por ejemplo, pueden describir el impacto de la modernidad, que pone en peligro este diálogo entre la naturaleza y el hombre. “Hay maderas que se dejaron de utilizar y están presentes en la historia arqueológica de nuestros pueblos. Hay posturas que afirman que en la zona altiplánica había una foresta grande y que sus árboles se utilizaron en la explotación de las minas. Parece algo evidente: en Quime se cultiva el eucalipto, una planta que llegó de Australia, ¿qué se usó antes?”.

Por eso el hombre vuelve la mirada al árbol: le servirá para entender su presente y proyectar su futuro.

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El secreto está en los árboles, cestería y maderas

La Reunión Anual de Etnología recorrerá este año cada eslabón del  proceso de producción con materiales vegetales.

/ 27 de agosto de 2017 / 04:00

Los chimanes dicen que el ser humano proviene del árbol. No solo eso, ellos cuentan que los blancos se originan de las maderas claras —como la balsa y el palo santo—, mientras que identifican a su pueblo como hijo de especies oscuras, como la chonta. Así explican su fuerza y su capacidad ancestral de resistir los embates de la selva. Esta estrecha relación entre el hombre y el mundo vegetal —con sus múltiples visiones— se abordará desde este lunes en la XXXI Reunión Anual de Etnología (RAE 2017), La rebelión de los objetos: cestería y maderas, organizada por el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef).

El evento es fruto de un plan quinquenal iniciado en 2013 —y encabezado por la directora del Musef, Elvira Espejo— bajo el techo del concepto de “la rebelión de los objetos”, en que profesionales y expertos de diferentes ámbitos han compartido conocimientos sobre cada eslabón de los procesos productivos —desde la obtención del recurso natural hasta su procesamiento, así como la vida social del objeto— de tejidos, cerámica, arte plumario y metales y metalurgia. Este año, la cestería y las maderas son el centro de estudio. “Tenemos en la colección del Musef más de 1.500 piezas vinculadas con estos rubros; se trata de material etnográfico de tierras altas y tierras bajas. Buscamos conocer por dónde van las investigaciones en la actualidad, para eso recurrimos a biólogos, arqueólogos, historiadores, antropólogos, artesanos y otras personas que trabajan en estos rubros”, explica el coordinador de la RAE, el antropólogo Milton Eyzaguirre.

Hugo Chavarría, de Villa Serrano, hace charangos. 

En el evento —que comienza mañana a las 19.30 y culmina el viernes a las 21.00 en instalaciones del Musef (Ingavi 916)— participarán especialistas que intervienen en cada etapa del trabajo en madera y fibras vegetales: los responsables de la obtención, el tallado, la cestería y el manejo de recursos renovables como la totora, el chuchío, la jatata y otras cañahuecas que forman parte de los contextos locales.

El evento contará con cuatro mesas redondas, además de submesas, exposiciones, presentaciones musicales y ponencias magistrales. Entre estas últimas destacan La identificación de maderas de colecciones arqueológicas de museo del noroeste de Argentina y su aporte al estudio de la circulación interregional en el pasado, de Marina Sprovieri (Argentina) y Flautas de cañahueca – aproximación acústica, del francés Arnaud Gérard, sobre la variedad de tonalidades en los instrumentos de viento andinos.

En la exposición se mostrarán 25 variedades de maderas, descritas en detalle. Algunas incluso con los nombres propios que se usan en la región. “El trabajo con la madera es asombroso. Por ejemplo, está el uso de horcones, esos pilares que sostienen las construcciones, sobre todo en la Chiquitanía. Se los encuentra a precios que van desde los 700 bolivianos hasta los 1.800 dólares, según la calidad del trabajo del artesano”, agrega Eyzaguirre.

De la madera y las cañahuecas han surgido instrumentos musicales que revelan cosmovisiones únicas. “Presentaremos dos grupos de artesanos: uno trabaja la lógica y la filosofía musical en el contexto andino y el otro está dedicado a los charangos, que dependen de los distintos tipos de madera en determinadas partes del charango. Se podrá apreciar el valor que tiene el tratamiento de la madera, el pegado, el barnizado y el grosor de la madera”.

Una de las principales potencialidades de la RAE es la multidisciplinariedad. “Cientistas y artesanos provienen de dos lógicas de conocimiento que tienen el mismo valor y peso, solo que surgen desde diferentes perspectivas”, dice el antropólogo.

¿Por qué estudiar estos objetos? Por ejemplo, pueden describir el impacto de la modernidad, que pone en peligro este diálogo entre la naturaleza y el hombre. “Hay maderas que se dejaron de utilizar y están presentes en la historia arqueológica de nuestros pueblos. Hay posturas que afirman que en la zona altiplánica había una foresta grande y que sus árboles se utilizaron en la explotación de las minas. Parece algo evidente: en Quime se cultiva el eucalipto, una planta que llegó de Australia, ¿qué se usó antes?”.

Por eso el hombre vuelve la mirada al árbol: le servirá para entender su presente y proyectar su futuro.

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El festín de Shakespeare

La embajada británica y El Búnker ofrecieron una cena en homenaje al dramaturgo inglés

/ 4 de mayo de 2014 / 04:00

Qué haría usted si, luego de tomar su sopa, ve que se acerca la trágicamente célebre Julieta, se sienta a su lado, exterioriza sus dudas sobre la pócima que le dio Fray Lorenzo para simular su muerte y, acto seguido, se la bebe? Para los cinco comensales de la mesa 7 fue el aperitivo de una sabrosa velada teatral con William Shakespeare.

El Embajador de Su Majestad Británica, Ross Denny, invitó el martes 29 de abril a una cena especial en su residencia. Los afortunados invitados: teatristas, gestores culturales y miembros de la prensa. El menú: una cena de cinco platillos elegantemente sazonada con extractos de obras de Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Warwickshire, Reino Unido,1564-1616). La ocasión: el 450 aniversario del nacimiento del más célebre dramaturgo inglés de todos los tiempos.

La cita fue a las 20.00. La velada comenzó con un cóctel en el que a cada asistente se le asignó un número de mesa, cosa de dejar un par de asientos libres. A los espacios vacíos llegaron, entre platillo y platillo, cinco personajes célebres del escritor, encarnados por actores bolivianos dirigidos por Antonio Torres, en una propuesta de El Búnker, Espacio Cultural Creativo, con la producción de Vivian Fernández y Carmen Suárez.

Cada mesa tuvo su propia vivencia. La primera en llegar a la siete fue Julieta (Carmen Suárez): murmurando, con el rostro afectado, obligando a los comensales a dejar la charla. Ella recreó la noche antes de su matrimonio indeseado, cuestionando el plan de Fray Lorenzo. El texto era del acto IV, escena III de Romeo y Julieta.

Tras beber el líquido azul, la figura se alejó para dar paso a un soufflé. Inevitablemente, la charla en la mesa realzó la figura de Shakespeare y tejió paralelismos con la historia nacional.

Entonces, portando una máscara de madera, llegó Hamlet. Pudimos escucharle —a través de Luis Caballero— planificar la forma en que probaría que su tío, Claudio, urdió junto con Gertrudis, su madre, la muerte de su padre, el rey de Dinamarca. El príncipe dejó un halo de silencio, cortado por meseros que sirvieron el plato fuerte.

Antes del postre, apareció un sonriente Filóstrato (Gino Ostuni), de Sueño de una noche de verano. Con pícaro gesto, expuso y opinó sobre las obras del festejo de las bodas del rey Teseo.

Tras el sabor dulzón de la comedia romántica, entró Macbeth (Luis Bredow), ansioso tras haber sido coronado rey, pero recibiendo llamadas telefónicas en que se le notificaba de la toma de su castillo y la muerte de su esposa. La naturalidad y el dominio de escena de Bredow cautivó.

Shylock (Antonio Tórrez), de El mercader de Venecia, llegó a la par de la tabla de quesos. Allí nos reveló sus ansias de venganza contra Antonio. “Yo creo que es tarijeño”, dijeron en mi mesa, tras que abandora su asiento. “No, es cochabambino”, refutaron en la mesa del lado. Y así, los asistentes volvimos a disfrutar de la universalidad de la obra de este autor inmortal.

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El Embajador de Su Majestad Británica, Ross Denny, invitó el martes 29 de abril a una cena especial en su residencia. Los afortunados invitados: teatristas, gestores culturales y miembros de la prensa. El menú: una cena de cinco platillos elegantemente sazonada con extractos de obras de Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Warwickshire, Reino Unido,1564-1616). La ocasión: el 450 aniversario del nacimiento del más célebre dramaturgo inglés de todos los tiempos.

La cita fue a las 20.00. La velada comenzó con un cóctel en el que a cada asistente se le asignó un número de mesa, cosa de dejar un par de asientos libres. A los espacios vacíos llegaron, entre platillo y platillo, cinco personajes célebres del escritor, encarnados por actores bolivianos dirigidos por Antonio Torres, en una propuesta de El Búnker, Espacio Cultural Creativo, con la producción de Vivian Fernández y Carmen Suárez.

Cada mesa tuvo su propia vivencia. La primera en llegar a la siete fue Julieta (Carmen Suárez): murmurando, con el rostro afectado, obligando a los comensales a dejar la charla. Ella recreó la noche antes de su matrimonio indeseado, cuestionando el plan de Fray Lorenzo. El texto era del acto IV, escena III de Romeo y Julieta.

Tras beber el líquido azul, la figura se alejó para dar paso a un soufflé. Inevitablemente, la charla en la mesa realzó la figura de Shakespeare y tejió paralelismos con la historia nacional.

Entonces, portando una máscara de madera, llegó Hamlet. Pudimos escucharle —a través de Luis Caballero— planificar la forma en que probaría que su tío, Claudio, urdió junto con Gertrudis, su madre, la muerte de su padre, el rey de Dinamarca. El príncipe dejó un halo de silencio, cortado por meseros que sirvieron el plato fuerte.

Antes del postre, apareció un sonriente Filóstrato (Gino Ostuni), de Sueño de una noche de verano. Con pícaro gesto, expuso y opinó sobre las obras del festejo de las bodas del rey Teseo.

Tras el sabor dulzón de la comedia romántica, entró Macbeth (Luis Bredow), ansioso tras haber sido coronado rey, pero recibiendo llamadas telefónicas en que se le notificaba de la toma de su castillo y la muerte de su esposa. La naturalidad y el dominio de escena de Bredow cautivó.

Shylock (Antonio Tórrez), de El mercader de Venecia, llegó a la par de la tabla de quesos. Allí nos reveló sus ansias de venganza contra Antonio. “Yo creo que es tarijeño”, dijeron en mi mesa, tras que abandora su asiento. “No, es cochabambino”, refutaron en la mesa del lado. Y así, los asistentes volvimos a disfrutar de la universalidad de la obra de este autor inmortal.

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El viaje espiritual de Carlos Fischer

Sonidos recomendados

/ 27 de abril de 2014 / 04:00

Através del alma es el disco que el guitarrista cruceño Carlos Fischer presentó en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez con el pianista José Sánchez. Tanto en el disco como en el concierto, el artista refleja una etapa de plenitud y paz  que está viviendo en su carrera, alimentándose del jazz y la técnica clásica hasta obtener sonidos más cercanos al new age. De todos modos, su música, más que clasificable, es sincera y emotiva.

Escuchar este material es acompañar una experiencia de renovación personal. El músico nació el 21 de febrero de 1983 y empezó a enamorarse de las cuerdas a los nueve años. Estudió guitarra con Marcelo Gala, Matteo Beggio, Juan Valdez Alba y José María Espinoza. Se acercó al piano con Mariane Dixe y Luis Enrique Pérez. Su formación incluye la técnica clásica, jazz y guitarra flamenca en España, Italia, Berklee (EEUU) y Argentina.

Bebiendo de estas vertientes,  Fischer ha sabido dosificar cada una en materiales muy diferentes, eso sí, con un concepto redondo, donde el disco resulta una especie de historia con los debidos matices, acentos y momentos dramáticos.

Autorretrato, con la presencia del legendario baterista Dave Weckl, es justamente eso, una presentación de sus distintos matices, influencias e historias de vida.

A través del alma es un paso adelante. Este disco —bautizado en honor a la canción que sirvió para abrir el concierto en La Paz— es una clara invitación a este viaje en clave guitarra y piano por los pasillos del alma. Se trata, sin embargo, de un viaje sensorial: a través de su música logra parábolas sobre la luz, los sentimientos, las búsquedas, las revelaciones… es un disco que no busca encontrar rincones oscuros y escabrosos; al contario, es un vehículo para una introspección reflexiva y calma.

Apartándonos un poco del disco, el concierto tocó cima en dos temas: Congestión en la feria Barrio Lindo, que a través del virtuasismo de ambos músicos recrea un momento aparentemente muerto recolectando los sonidos de la ciudad y un Chuquiago Marka entrañable y magistralmente matizado.

Para conocer más sobre el trabajo del artista visita en Facebook su página carlosfischermusic.

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