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Latinoamérica recupera su voz

Murió hace casi cuatro años. Entonces, los obituarios lloraron la pérdida de la “voz de Latinoamérica”, apodo del que ella renegaba. Nunca compuso una canción, pero interpretó como nadie las de otros. La argentina Mercedes Sosa, cantora, como ella quería que la llamaran, embelleció aún más temas como Alfonsina y el mar, Gracias a la vida, Todo cambia o Sólo le pido a Dios. Ahora, un documental, Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica, se adentra en su vida.

“Como director busqué retratarla lo más fielmente posible”, cuenta Rodrigo Vila, a quien se acercó el hijo de la artista, Fabián Matus, para proponerle que hiciera un documental allá por 2010, un año después de la muerte de su madre. Vila había dirigido otra película en 2009 llamada Mercedes Sosa, cantora. Un viaje íntimo, sobre su último disco, en el que grabó junto con Gustavo Cerati, Shakira, Joan Manuel Serrat, Luis Alberto Spinetta y Charly García, en otra muestra de cómo esta artista cruzaba géneros musicales, a partir de la renovación del folclore y la puesta al día de la canción protesta.

Grabaciones de la propia Sosa contando su vida ofician de eje central del relato, pero Matus, que acompañó durante más de 30 años la carrera de su madre, también aparece como entrevistador de familiares, amigos y artistas de la talla de Chico Buarque, Charly García, David Byrne, Fito Páez, Isabel Parra —hija de Violeta, la compositora de Gracias a la vida—, León Gieco y Milton Nascimento. “Se hizo una investigación bastante profunda y a conciencia de material de archivo, cartas, grabaciones públicas y personales de Mercedes, audiovisuales y de sonido. Este documental va a ser un material de consulta para entender o saber quién era Mercedes Sosa. Hubo mucho viaje para hacer entrevistas y localizar material de archivo en Alemania, Suiza, Francia, España, EEUU o Brasil”, explica Vila, que dice que ha intentado ser fiel al relato de la propia Sosa en cuanto a su vida personal, su carrera artística y su ideología. La Negra Sosa, como se la conocía, debió exiliarse entre 1978 y 1982 en París perseguida por la última dictadura militar de su país.

Para el hijo de Sosa, el rodaje de la película implicó “un proceso de luto y de curación”, según Vila. “Trabajar con la familia es difícil para un realizador, pero ellos lo tomaron realmente con mucha madurez. Hay pasajes que son bastante duros y no tuvieron problemas en que nosotros los incluyéramos”, opina Vila, que define su documental como una biografía autorizada. El director afirma que ningún material fue censurado: “No, porque las cosas que no están en la película son cosas que Mercedes se guardó para su intimidad. Lo que ella quiso contar, como sus problemas con el alcohol, sus tormentosas relaciones personales con su primer marido —que fue terrible—, la muerte de su segundo marido, su exilio, su depresión, su enfermedad, todo está. Después hay un montón de cosas lindas en la película también. Es como la vida, lo bueno y lo malo”.