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Agua, ríos y pueblos

La exposición fotográfica itinerante Agua, ríos y pueblos, que visita Bolivia después de haber recorrido varias ciudades del mundo, “busca conmover corazones, despertar inteligencias y suscitar compromisos” de la ciudadanía en torno a la problemática del agua que afecta, de maneras distintas, a millones de personas en los diferentes continentes, dice Pedro Arrojo, director y curador de la muestra.

Esta exhibición —que será inaugurada el 3 de octubre a las 18.00 en el Centro Cultural de España en La Paz— está acompañada de una publicación que también será presentada en el acto. La publicación incluye un capítulo sobre Bolivia.

Pedro Arrojo, de nacionalidad española, es economista de profesión, pero sobre todo un activista incansable que viene movilizando conciencias desde hace un par de décadas. Preside la Fundación Nueva Cultura del Agua que promueve un cambio de paradigma en la gestión de los recursos hídricos tanto dentro de España como a nivel global.

Agua, ríos y pueblos llega a Bolivia con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), a través del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS), y se enmarca en las actividades denominadas Octubre agua y vida que organiza el Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia.

La exhibición fotográfica permanecerá todo el mes de octubre en las salas del el Centro Cultural de España en La Paz, y tendrá un carácter itinerante, ya que los paneles serán montados también en espacios abiertos de la ciudad. Asimismo, Arrojo realizará visitas guiadas y comentadas, en las que los visitantes tendrán la oportunidad de dialogar con él.

Arrojo promueve por el mundo la Cultura del Agua, en respuesta a la “crisis de insostenibilidad” ocasionada “por la contaminación y destrucción de nuestros ríos y acuíferos”, como él mismo sostiene. “La extracción abusiva de caudales, la desecación de humedales, la tala de bosques y manglares y la fragmentación del hábitat fluvial por grandes presas han quebrado la vida de nuestros ríos, haciendo desaparecer la pesca: la proteína de los pobres”, señala en el prólogo del libro que acompaña la exposición. Y agrega: “Al menos mil cien millones  de personas no tienen garantizado el acceso al agua potable y unas diez mil personas mueren por ello cada día, en su mayoría niños.

Arrojo está convencido de que a través de las imágenes y los testimonios es posible llegar al corazón de las personas para conmoverlas y motivarlas a la acción. Viajar con la exposición le ha permitido evidenciar que su  gran formato y el hecho de exhibirlas en espacios abiertos —en México D.F., Guadalajara, Barcelona, Sevilla o París— hacen posible un encuentro “con millones de miradas de gente sorprendida, que si bien no está preocupada por el tema del agua, le llama la atención las fotos y los textos de los afectados directamente por los grandes problemas del agua en el mundo”.

Agrega que la mayoría de las veces, la exposición “genera sorpresa en la gente, y hace que comenten por ejemplo: ‘Yo no sabía que pasaba esto en el mundo’. No digo que la gente salga concienciada, pero sale con el corazón encogido, y eso es lo primero que tiene que pasar”.

Los objetivos de la exposición, en palabras de Arrojo, son: “Primero, conmover corazones por el testimonio de las personas afectadas; segundo, despertar inteligencias y; tercero, suscitar compromisos de lucha,  de cambio, de transformación”.

“La inmensa mayoría de la gente que ha visto la exposición dice—ha salido con el corazón encogido, así que al menos el primer objetivo de conmover corazones, se ha cumplido. Y cuando algo te conmueve el corazón lo primero que te preguntas es ¿por qué? Entonces estás activando tu inteligencia. Si alguna persona tiene la valentía de decir: ‘¿Qué puedo hacer yo para ayudar?’ se ha logrado el impacto educativo esperado”.

La exposición está dividida en capítulos o paneles, cada uno de los cuales recoge experiencias, dramas, vivencias y propuestas de diferentes latitudes: grandes presas (China, India y Etiopía), derechos humanos, violencia y agua (Alemania, Palestina y Turquía); catástrofes (Estados Unidos e Italia); degradación de ecosistemas y hambre (Chad, Urbekistán, Tailandia, Laos y Camboya) , privatización y derecho humano al agua potable (Perú y México); victorias y alternativas exitosas (Noruega, Brasil, México y España); y finalmente Bolivia, que incluye las experiencias del reconocimiento del Derecho Humano al Agua por las Naciones Unidas, la “guerra del agua”, las privatizaciones en El Alto y la situación del pueblo Uru-Chipaya.