Carta urgente a Blanca Wiethüchter, fragmento
Sólo una caída podrá llevarmeal sitio donde sé que no te encuentras
porque no es en el agua, no,
ni en la ceniza donde bostezan las esencias
ni en la piedra, ni en la vértebra,
ni en la astilla cayendo de los ojos.
Yo te encuentro entre retamas al caer las cinco de la tarde
con marraqueta y ganas de hacer cosas imprecisas
en la puerta abierta, en un jardín sin flores ni orden
en la palabra “maravilla”,
en la paradoja del “maltratarse bien”.
Tú mi primera muerta.
Mi siempre viva, mi madre en los mandalas
tú mi nunca compañera de viaje pero siempre camino
y pregunta
y pausa.
Yo te encuentro en mi hoy luminoso
ese que supimos conjurar desde ningún espejo.
Qué haré con tus niñas para seguirte amando de otro modo
con los ojos de tus nietas mirando con tu mirada
qué haré para que leas estas palabras y corrijas el acento o el tropiezo
y todavía me digas la vida con tus versos.