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María Bonita, 100 años después

María Félix, la actriz más importante del cine mexicano, nació hace 100 años

/ 13 de abril de 2014 / 04:00

María Félix nació dos veces: sus padres la engendraron y ella, después, se inventó a sí misma”. En solo una frase, el Premio Nobel mexicano Octavio Paz condensó la esencia de la que probablemente sea la actriz más importante de la historia del cine de su país. María de los Ángeles Félix nació el 8 de abril de hace 100 años y murió exactamente 88 años después. Sus personajes traspasaron las pantallas y ella acabó interpretando uno de ellos, el de una mujer fuerte, independiente, con ideas claras y lejos de la sumisión de los hombres.

Nada tuvo que ver la chica que nació en Álamos, en el estado fronterizo de Sonora, con la mujer que murió en su casa de la colonia Polanco en la capital de Ciudad de México. A la primera la casaron a la fuerza, fue madre a los 21 años y se separó de su marido, lo que la convirtió en objeto de críticas y chismes.

La segunda tuvo múltiples amantes, se casó con figuras como Agustín Lara y Jorge Negrete y hablaba en la vida real como lo hacían los personajes de sus películas.

Entremedias, el director de cine Fernando Palacios, con quien rodó La china poblana (1943), le había ofrecido trabajar como actriz y ella —segura de sí misma y acompañada de su belleza— había conseguido convertirse en una celebridad. “María Félix es la máxima estrella del cine mexicano, tanto en su etapa de esplendor como después. Ni Dolores del Río consiguió el impacto social y popular que La Doña (apodo que tomó tras protagonizar Doña Bárbara (1943))”, explica José Antonio Valdés, jefe de información de la Cineteca Nacional de México.

El legado cinematográfico de la actriz es tan importante como la huella que dejó su personalidad. “Deberíamos revalorar a María Félix. No fue solo la evidente gran estrella del cine sino que, además, jugó un importante papel en la industria clásica del cine mexicano, en aquel momento sometida al peso de lo masculino. María Félix rompe con ese papel de mujer sumisa e impulsa a otras mujeres a hacerlo. Lamentablemente, no lo consigue: son los años 40 y la liberación femenina en México llegó mucho más tarde”, manifiesta Valdés.  

Su carácter desacomplejado y directo se ve retratado en los cuatro tomos que componen Todas mis guerras, la biografía hecha con los recuerdos de la actriz publicada en 1993 y supervisada por el historiador Enrique Krauze. En sus páginas se cuentan las apasionadas relaciones de la actriz, que despertaba admiración entre hombres y mujeres. Deslenguada y sin complejos, hay multitud de documentos gráficos en los que María bonita —canción que Agustín Lara le compuso durante su luna de miel en Acapulco—  habla sin pudor de su vida de estrella. “La vida es una borrachera, pero no con alcohol”, le decía al presentador mexicano Jacobo Zabludowsky. “Yo, envidia no sé lo que es. Tenerle celos a un hombre, nunca me ha pasado. Si un hombre no me quiere, pues que le vaya bien. Yo nunca he llorado por nadie”.

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María Bonita, 100 años después

María Félix, la actriz más importante del cine mexicano, nació hace 100 años

/ 13 de abril de 2014 / 04:00

María Félix nació dos veces: sus padres la engendraron y ella, después, se inventó a sí misma”. En solo una frase, el Premio Nobel mexicano Octavio Paz condensó la esencia de la que probablemente sea la actriz más importante de la historia del cine de su país. María de los Ángeles Félix nació el 8 de abril de hace 100 años y murió exactamente 88 años después. Sus personajes traspasaron las pantallas y ella acabó interpretando uno de ellos, el de una mujer fuerte, independiente, con ideas claras y lejos de la sumisión de los hombres.

Nada tuvo que ver la chica que nació en Álamos, en el estado fronterizo de Sonora, con la mujer que murió en su casa de la colonia Polanco en la capital de Ciudad de México. A la primera la casaron a la fuerza, fue madre a los 21 años y se separó de su marido, lo que la convirtió en objeto de críticas y chismes.

La segunda tuvo múltiples amantes, se casó con figuras como Agustín Lara y Jorge Negrete y hablaba en la vida real como lo hacían los personajes de sus películas.

Entremedias, el director de cine Fernando Palacios, con quien rodó La china poblana (1943), le había ofrecido trabajar como actriz y ella —segura de sí misma y acompañada de su belleza— había conseguido convertirse en una celebridad. “María Félix es la máxima estrella del cine mexicano, tanto en su etapa de esplendor como después. Ni Dolores del Río consiguió el impacto social y popular que La Doña (apodo que tomó tras protagonizar Doña Bárbara (1943))”, explica José Antonio Valdés, jefe de información de la Cineteca Nacional de México.

El legado cinematográfico de la actriz es tan importante como la huella que dejó su personalidad. “Deberíamos revalorar a María Félix. No fue solo la evidente gran estrella del cine sino que, además, jugó un importante papel en la industria clásica del cine mexicano, en aquel momento sometida al peso de lo masculino. María Félix rompe con ese papel de mujer sumisa e impulsa a otras mujeres a hacerlo. Lamentablemente, no lo consigue: son los años 40 y la liberación femenina en México llegó mucho más tarde”, manifiesta Valdés.  

Su carácter desacomplejado y directo se ve retratado en los cuatro tomos que componen Todas mis guerras, la biografía hecha con los recuerdos de la actriz publicada en 1993 y supervisada por el historiador Enrique Krauze. En sus páginas se cuentan las apasionadas relaciones de la actriz, que despertaba admiración entre hombres y mujeres. Deslenguada y sin complejos, hay multitud de documentos gráficos en los que María bonita —canción que Agustín Lara le compuso durante su luna de miel en Acapulco—  habla sin pudor de su vida de estrella. “La vida es una borrachera, pero no con alcohol”, le decía al presentador mexicano Jacobo Zabludowsky. “Yo, envidia no sé lo que es. Tenerle celos a un hombre, nunca me ha pasado. Si un hombre no me quiere, pues que le vaya bien. Yo nunca he llorado por nadie”.

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