Solo la Biblia y Don Quijote de la Mancha han sido más traducidas que Platero y yo, la principal y popularísima obra de Juan Ramón Jiménez, el poeta español galardonado con el premio Nobel de literatura en 1956. Ahora, el canto a aquel borriquillo de Huelva (España), “tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos”, acorta distancias con sus predecesores en la lista. Ya se puede leer en quechua, en una edición especial de Platero y yo lanzada para celebrar que se cumplen 100 años de que se publicara por primera vez.

Esta aventura literaria e intercultural ha sido promovida por varias fundaciones culturales, universidades y administraciones públicas de Andalucía, dentro del Año platero, un plan muy diverso de actividades que celebran el centenario del libro.

El coordinador y responsable del proyecto, Alfonso Bilbao, asegura que la traducción “marca un hito” el la larga labor de cancelar “la deuda histórica que la literatura aún tiene con los idiomas originarios de América”. Y ciertamente, al quechua, hasta el momento solo se había traducido la primera parte de la obra maestra de Miguel de Cervantes, y El principito, de Antoine de Saint-Exupéry.

Para esta traducción Bilbao ha contado con la colaboración del profesor de quechua Tito Torres Fernández: “una persona muy competente con la que llevo trabajando desde marzo intensamente”. El producto ya está disponible y es un libro de algo más de 320 páginas, editado por la Fundación Zenobia este mes, y que se basa en la edición especial conmemorativa, solo en español, el centenario de Platero y tú.

Desde el principio el libro fue concebido como un proyecto que iba más allá de la simple publicación y que quería aportar al acercamiento de dos culturas. Por eso se dirige tanto a quechuahablantes como a hispanohablantes, ya que el poema se reproduce en ambos idiomas. La edición se completa con CD que acompaña al libro, lo que, según Bilbao “permite escuchar la fonética de la lengua y seguirla con el texto”, y así se le brinda al lector la posibilidad de “disfrutar de la sonoridad” del quechua, “conocerlo y aprenderlo”.

Además, este Platero nace con un marcado carácter pedagógico y educativo, ya que la editorial pretende que se convierta en “un libro vehicular” para que los niños bolivianos aprendan o perfeccionen el quechua. Por eso ya está previsto que se imprima una primera tirada de 3.000 ejemplares, de los que más de la mitad se destinarán a las bibliotecas de escuelas bilingües de Bolivia.

Esta obra será uno de los principales atractivos del presente del Otoño Cultural Iberoamericano OCIb 2014, un ciclo de exposiciones, conciertos, ferias del libro, conferencias y conversatorios que se celebrará en Sevilla y en Huelva y en que contará con representantes de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Costa Rica, además de España.