Serrat, 50 años de canciones
Joan Manuel Serrat celebra medio siglo de artista con 50 canciones
Casi 50 años han transcurrido desde que Joan Manuel Serrat apareció por primera vez en público como artista, medio siglo de canciones de éxito de las que no se siente “ni amo ni rehén”, razón quizás por la que ha decidido compartirlas con otros artistas en una “antología personal y desordenada”.
Como un director de casting, él mismo llamó a las más de tres decenas de colaboradores a los que le unía “el afecto o, como mínimo, la simpatía” y les entregó el tema que, en su opinión, mejor les cuadraba.
“Nadie dijo no”, ha dicho Joan Manuel Serrat, que contó, entre otros, con Alejandro Sanz (Romance de Curro El Palmo), Joaquín Sabina (Me gusta todo de ti), Mina (Sin piedad), Miguel Poveda (El meu carrer), Luis Eduardo Aute (Y el amor), Calle 13 (Algo personal) y Pablo Alborán (Paraules d’amor).
Antología desordenada se publicó con cuatro discos y 50 canciones, tantas como años transcurridos desde que debutara un 18 de febrero de 1965 en el estudio Toreski de radio Barcelona, y es fruto de un trabajo “muy, muy intenso” que le ha retenido durante nueve meses en el estudio.
“No se trata de una recopilación de canciones, sino de una puesta al día de las mismas”, ha advertido el músico catalán. A esa revisión escaparon algunas colaboraciones emblemáticas que, en unos casos, “no mejorarían nada si se volvían a grabar”, como Hoy puede ser un gran día junto a Miguel Ríos, Ana Belén y Víctor Manuel, o que, en otros, son sencillamente irrepetibles, como el de Mercedes Sosa en Aquellas pequeñas cosas.
La selección se abre con Canço de Bressol y contempla cortes menos conocidos y otros tan célebres como Señora, junto a Dani Martín; Penélope, con Gino Paoli; Cantares, de nuevo con Miguel Ríos; Lucía, con Silvio Rodríguez, o, junto a Lolita, Mediterráneo, considerada en numerosas votaciones como la mejor canción de la música popular española.
“No sabría decir cuál es mi mejor canción, porque depende de mi estado de ánimo. A Mediterráneo le tengo mucha estima, entre otras cosas, porque mis canciones populares me han permitido avanzar. No me siento rehén de ellas ni amo. Me gusta que vuelen y que dejen de ser mías”, ha asegurado el artista, antes de añadir con humor catalán, “siempre y cuando me sigan pagando los derechos de autor”.
De su extensísima carrera, lo mejor ha sido “llegar aquí”, señala. “Y de lo peor, no me acuerdo”, afirma. No obstante, en el libro que acompaña este lanzamiento relata momentos duros, como la polémica renuncia a interpretar La, la, la en Eurovisión, después de que no lograra convencer de que le dejaran cantar en catalán.
“No era mi lugar. Pensaba que políticamente para el Gobierno era de una gran rentabilidad que lo autorizara, para dar una imagen de tolerancia que en aquel momento no existía. Pero la renuncia no fue lo difícil. Lo difícil fueron los días posteriores para mi familia y para mí”, recuerda.