Sentimiento lúdico
Orureño de nacimiento y arquitecto de profesión, Boris ejecuta todo tipo de instrumentos de viento. Su necesidad de contar historias le ha llevado a investigar profundamente cada una de las más de cien danzas bolivianas de donde nacen sus peculiares personajes.
Su frondoso universo le ha llevado a explorar los caminos de los nuevos medios y lenguajes con los que crea muñecos didácticos y educativos y con los que reivindica valores ancestrales de nuestra cultura.
Sus láminas con “instructivos para armar tu propio muñeco” traen personajes conocidos como el Jach’a Tata Danzanti, los kallawayas, las cholitas cachascanistas o los kusillos. Estos personajes han surgido de la necesidad de expresión que conlleva el deseo de enseñar a los niños una manera diferente de aprender jugando con muñecos salidos de nuestra propia historia.
Zuazo realizada bocetos de cada uno de sus muñecos, tarea en la que el trabajo conceptual es fundamental, pero es la estética poderosa de sus creaciones la que permite explicar realidades cotidianas o fragmentos de la historia, como las dictaduras, el recalentamiento global o simplemente la importancia de la medicina natural de los kallawayas.
Estos coloridos muñecos son alimentados por fragmentos de textos o lecciones de colegios resumidas, popularmente conocidos como “chanchullos”, que alimentan el espíritu de sus personajes. En la desbordante abundancia de su práctica e ideas no faltan pequeñas indicaciones que despliegan significados y ponen a la vista profundos sentimientos.
Su método artístico es el dibujo, aunque al final termine en técnicas como la serigrafía o el transfer en tela. La tecnología ha sido su aliada fiel, ya que con ella ha logrado acceder a otros territorios de la creación artística.
Este artista da una vuelta de tuerca a los parámetros que conforman nuestra percepción del mundo con gran sensibilidad y precisión meticulosa y los contrapone a reflexiones sobre identidad y la memoria. Todo siempre teñido de una impronta poética.
Estas delicadas piezas tejen una trama como mitogénesis tomada del reino de la cultura pop. Aquí el público se sumerge en un mundo de giros y espejo, otorgando un potencial a estas esculturas blandas altamente reciclables. La tensión reside precisamente entre estos elementos formalmente complejos y metafóricos con los que nos ofrece a niños y adultos, un viaje a lugares fantásticos de deseo.
PROYECTO. Museo de papel es una plataforma de difusión que visibiliza a creadores que están fuera del circuito artístico establecido y que, más allá del dominio técnico, ofrecen una reflexión poética sobre la creación artística. Este museo no exhibe en un espacio físico, ni atesora, consagra o jerarquiza obras; es un dispositivo que amplía la mirada hacia un horizonte mestizo donde conviven lenguas, temporalidades y culturas.
Se trata de un proyecto de la Fundación Cinenómada para las Artes, con el apoyo del periódico La Razón, el Centro Cultural de España en La Paz y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Artista de la semana
Boris Zuazo
“En todas las formas del arte popular boliviano se llega a la conclusión de que hay en todos los puntos del territorio una marcada tendencia a uniformar la expresión espiritual de los habitantes; un anhelo de cohesión nacional; y se nota igualmente un vivo deseo de conservar lo tradicional, renovando ciertas formas de la herencia cultural, para dar un carácter inconfundible al arte total boliviano, que tiene un sentido popular innegable”.
Enrique Sánchez Narvaez, poeta