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Ekberg dijo adiós a la ‘dolce vita’

Anita Ekberg, fallecida el 11 de enero a los 83 años, saltó a la fama en la década de los 60 por su cándida aparición en La Dolce Vita, de Federico Fellini, cinta en la que sorprendió al mundo con su sensual baño en la romana Fontana di Trevi.

Su nombre real era Kerstin Anita Marianne Ekberg y nació en la ciudad sueca de Malmo el 29 de septiembre de 1931, en el seno de una familia numerosa compuesta por otros siete hermanos.

Rubia, alta y voluptuosa, se hizo con el certamen de Miss Suecia a la edad de 19 años y probó suerte en este tipo de concursos en Estados Unidos, donde no tuvo demasiado éxito.

Sin embargo, su presencia en la farándula estadounidense le abrió las puertas de Hollywood, donde en aquellos años dominaba el ideal de belleza marcado por estrellas como Marilyn Monroe.

Fue el magnate Howard Hughes el encargado de abrirle las puertas de la meca del cine y de pedirle matrimonio, con escaso éxito.

En este periodo trabaja con frecuencia de la mano del director Frank Tashlin, con el que interpreta un papel secundario en Artists and Models (1955) en la que comparte plantel con actores como Jerry Lewis o Dean Martin. Con ellos protagonizó Hollywood or Bust (1956), que le valió el Globo de Oro a la mejor actriz emergente.

Pero no sería hasta la década de 1960 cuando saltara a la fama mundial al interpretar el papel de Sylvia, una actriz de reconocido prestigio que encandila a Marcello (Marcello Mastroianni), un periodista romano que perseguía a famosos por la —por entonces— concurrida Vía Véneto.

En una noche desenfrenada en la que los dos personajes se pierden por aquella Roma neorrealista, de gatos y sonámbulos, Sylvia decide introducirse en la Fontana de Trevi, retando a su acompañante a hacer lo propio al grito de “Marcello, come here” (Marcello, ven aquí).

El protagonista, embobado ante la belleza angelical de su acompañante, decide hacerle caso y meterse en el agua, protagonizando juntos una de las escenas más célebres de la historia del cine.

Encontró la fama en una Italia en ebullición, la de Cinecittà, Fellini y Mastroianni, Pier Paolo Pasolini, Sophia Loren, Claudia Cardinale, Ennio Flaiano e innumerables estrellas que encumbraron la creatividad italiana y la proyectaron definitivamente hacia el extranjero.

Los medios recuerdan que poseía un carácter fuerte, de femme fatale, hasta el punto de que en una ocasión declaró que fue ella quien hizo famoso a su adorado Fellini “y no al contrario”.

También actuó, entre otros, para el cineasta Alberto Sordi, en Scusi, lei è favorevole o contrario? (1966) o para el genial Vittorio De Sica, en la cinta Sette volte donna (1967).

Además de L’Intervista, trabajó a las órdenes de Fellini en otras dos ocasiones, en Boccaccio ’70 (1962) y en I Clowns (1970).