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Crítica al poder y al machismo

Detrás de unas escenas de acción memorables, Mad Max esconde una profunda reflexión ética

/ 31 de mayo de 2015 / 04:00

La última entrega de la saga del guerrero de la carretera es espectacular. Además de las imágenes propias de una película postapocalíptica, Mad Max, Fury Road tiene escenas realmente memorables. Entre ellas quedará grabada en la retina el momento en que Nux acelera hacia un infierno en llamas, mientras vuelan y explotan autos a su alrededor y exclama “qué día tan hermoso”.

Sin embargo, en la película está presente de manera no explicitada una narrativa mucho más de fondo. El poder en funciones está expresado por tres viejos decrépitos y deformes, cuyo sentido ético es a todas luces decadente. A través de ellos el director, George Miller, nos expresa su visión crítica sobre el poder en nuestra cultura todavía machista y sus consecuencias.

Joe el Inmortal ejerce su autoridad a partir del control del agua, junto a su capacidad para la violencia y una reformulación religiosa de la leyenda del Valhala, en torno a la que construye una fe que reivindica el suicidio. Con esos elementos Miller plantea su interpelación al poder político y religioso del mundo en el que vivimos.

Frente a todo esto se rebela Imperator Furiosa, interpretada por una brillante Charlize Theron, cuando secuestra a las jóvenes esposas de Joe el Inmortal, encargadas de procrear su casta de jóvenes matones. Emprenden así una peregrinación hacia la Tierra Verde; el lugar donde Furiosa nació y en el cual la vida era buena antes de ser secuestrada. Es en ese camino de regreso al paraíso perdido que cruzará su destino con un Mad Max magistral a cargo de Tom Hardy.

Conflicto. Finalmente llegan a la tierra prometida y solo encuentran unas mujeres viviendo en dunas y se enteran de que la Tierra Verde hace mucho que quedó extinta por la lluvia ácida. Este es el momento del conflicto de fondo que nos presenta George Miller. Están en un mundo donde ya no quedan lugares sagrados, donde ya no hay escape posible. No future.

Furiosa y su gente se van a proponer en ese momento intentar cruzar el desierto, embarcándose en un viaje incierto de 160 días. Mad Max les sugiere otra solución: huir al presente, a la realidad, volver exactamente por el mismo camino y tomar el control de la Ciudadela. Efectivamente lo hacen y a la postre lo logran.

Al hacerlo, Nux, ese loco bello que acompaña la película y que cambia de bando en el trayecto, cumple su destino suicida, pero esta vez para salvar al grupo de mujeres. Ya no muere para ir al Valhala, muere para proteger la vida.

La película cierra con un Mad Max que observa entre la multitud cómo Furiosa asciende hacia el poder de la Ciudadela. En lo que haga esta mujer, una tullida víctima de los opresores de antes, estará la posibilidad o no de superar el mundo al que condenaron a la humanidad los liderazgos machistas, violentos y sin apego a la vida. Con ella suben las semillas de la esperanza y de otra ética desde el poder.

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Crítica al poder y al machismo

Detrás de unas escenas de acción memorables, Mad Max esconde una profunda reflexión ética

/ 31 de mayo de 2015 / 04:00

La última entrega de la saga del guerrero de la carretera es espectacular. Además de las imágenes propias de una película postapocalíptica, Mad Max, Fury Road tiene escenas realmente memorables. Entre ellas quedará grabada en la retina el momento en que Nux acelera hacia un infierno en llamas, mientras vuelan y explotan autos a su alrededor y exclama “qué día tan hermoso”.

Sin embargo, en la película está presente de manera no explicitada una narrativa mucho más de fondo. El poder en funciones está expresado por tres viejos decrépitos y deformes, cuyo sentido ético es a todas luces decadente. A través de ellos el director, George Miller, nos expresa su visión crítica sobre el poder en nuestra cultura todavía machista y sus consecuencias.

Joe el Inmortal ejerce su autoridad a partir del control del agua, junto a su capacidad para la violencia y una reformulación religiosa de la leyenda del Valhala, en torno a la que construye una fe que reivindica el suicidio. Con esos elementos Miller plantea su interpelación al poder político y religioso del mundo en el que vivimos.

Frente a todo esto se rebela Imperator Furiosa, interpretada por una brillante Charlize Theron, cuando secuestra a las jóvenes esposas de Joe el Inmortal, encargadas de procrear su casta de jóvenes matones. Emprenden así una peregrinación hacia la Tierra Verde; el lugar donde Furiosa nació y en el cual la vida era buena antes de ser secuestrada. Es en ese camino de regreso al paraíso perdido que cruzará su destino con un Mad Max magistral a cargo de Tom Hardy.

Conflicto. Finalmente llegan a la tierra prometida y solo encuentran unas mujeres viviendo en dunas y se enteran de que la Tierra Verde hace mucho que quedó extinta por la lluvia ácida. Este es el momento del conflicto de fondo que nos presenta George Miller. Están en un mundo donde ya no quedan lugares sagrados, donde ya no hay escape posible. No future.

Furiosa y su gente se van a proponer en ese momento intentar cruzar el desierto, embarcándose en un viaje incierto de 160 días. Mad Max les sugiere otra solución: huir al presente, a la realidad, volver exactamente por el mismo camino y tomar el control de la Ciudadela. Efectivamente lo hacen y a la postre lo logran.

Al hacerlo, Nux, ese loco bello que acompaña la película y que cambia de bando en el trayecto, cumple su destino suicida, pero esta vez para salvar al grupo de mujeres. Ya no muere para ir al Valhala, muere para proteger la vida.

La película cierra con un Mad Max que observa entre la multitud cómo Furiosa asciende hacia el poder de la Ciudadela. En lo que haga esta mujer, una tullida víctima de los opresores de antes, estará la posibilidad o no de superar el mundo al que condenaron a la humanidad los liderazgos machistas, violentos y sin apego a la vida. Con ella suben las semillas de la esperanza y de otra ética desde el poder.

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