Subversivas en la bienal de Venecia
La lucha feminista en el encuentro de arte más antiguo y prestigioso del mundo
Las mujeres han irrumpido en el arte de forma subversiva, rompiendo con el academicismo a base de talento, genialidad e interpelación, principalmente desde las corrientes vanguardistas. En muchos casos apelan al propio cuerpo como lienzo y a los entornos abiertos, liberados de las paredes, para desestabilizar los sistemas tradicionales de legitimación y promoción del arte.
En el arte contemporáneo trabajado por mujeres predomina el potencial expresivo del propio cuerpo. Éste se utiliza como una alegoría de lo femenino, de la violencia, de las dictaduras religiosas misóginas y patriarcales, del control de la propia vida y del cuerpo o de los anhelos emancipatorios. Así se desafían las instituciones y estructuras excluyentes de poder, en todos los campos. En el arte esta actitud complicó el ingreso de las autoras a salas de exposiciones, museos y festivales.
Las artistas acentúan la denuncia contra el conservadurismo y la misoginia, como ocurrió hace diez años en la Bienal de Venecia, cuando el grupo de las Guerrilla Girls denunciaba en un cartel: “¿Tienen que desnudarse las mujeres para ingresar al Museo…? Menos del 3 por ciento de los artistas en las exposiciones de arte moderno son mujeres, pero el 83 por ciento de los desnudos son femeninos”. Mientras, a Venecia y al mundo del arte en general llegaban autoras africanas y latinoamericanas para poner en escena la migración, el racismo, la exclusión, el colonialismo y las guerras.
RUPTURAS. La edición de este año de la Bienal de Venecia ha apostado por reservar un espacio a las polifonías de Todos los futuros del mundo, con una amplia presencia de artistas de diversos países. Todas comparten el compromiso político, y han traducido en diversos soportes la belleza de narrativas y la crueldad del mundo. Un monumental montaje que ha tenido como comisario artístico a Okwui Enwezor, renombrado historiador, crítico de arte, escritor y poeta de origen nigeriano, cuyo planteamiento puso a las rupturas en el eje central: “las que proliferan en cada esquina del paisaje global hoy día, evocan los desvanecidos escombros de sucesivas catástrofes apiladas a los pies del ángel de la historia. ¿Cómo puede el desasosiego de nuestra época ser captado, hecho comprensible, examinado y articulado?”, dice Enwezor.
La boliviana María Galindo participó con una pieza de oratoria sobre la construcción del sujeto político del feminismo. Ante 500 personas en directo y más de 5.000 a través de conexiones virtuales, la activista destacó el aporte del movimiento Mujeres Creando al “concierto de la lucha feminista mundial”. Su propuesta política amplificada a través del arte levantó sonoras ovaciones.
El filósofo y pensador posmarxista italiano Antonio Negri también intervino en la Bienal, y apuntó que “el arte se distingue de la plusvalía en la medida en que el trabajo artístico es un trabajo liberado, y el valor es en consecuencia un excedente producido libremente. Su mecanismo de producción es democrático en el sentido que produce lenguaje, palabras, colores, sonidos que se aglutinan en nuevas comunidades. Así, el arte recupera el trabajo colectivo de producir el mundo, que empieza y termina en los cuerpos: en cada cuerpo de la multitud de singularidades, arte que se incorpora a la vida”.
La Bienal de Venecia, la exposición internacional de arte más antigua y más prestigiosa del mundo, se celebró por primera vez en 1895 con exposiciones internacionales. En 1948 las muestras y eventos paralelos se fijaron en los movimientos de vanguardia y desde entonces Venecia se mueve en espacios que redefinen las fronteras de las disciplinas del arte y se abre a apuestas profundamente innovadoras, buena parte de ellas impulsadas por mujeres artistas de diversas culturas del mundo.