Martha Rosario Ordóñez Gariazu lleva décadas restaurando y replicando la moda del pasado. Sus piezas, producidas bajo la marca Rosario, han ganado premios tanto de la Alcaldía como de la Gobernación de La Paz y ahora, para celebrar un aniversario más de la fundación de la ciudad, va a presentarlas en fotografías que se expondrán desde mañana hasta el 30 de octubre en el salón Esther Ballivián de la Casa de la Cultura.

“Este es un homenaje a nuestros antepasados, a la familia que nos precedió, al espíritu de La Paz y una manera de conservar algunas obras del ayer”, explica Ordóñez, descendiente de Manuel Victorio Lanza, protomártir de la independencia paceña. La exposición Dile al tiempo… que vuelva es resultado del trabajo de dos meses entre la modista y el fotógrafo Fernando Cuéllar. Durante ese tiempo se produjeron 20 imágenes de Ordóñez y otras modelos ataviadas con moda perteneciente a finales del siglo XIX.

ESTÉTICA. No es la primera vez que Ordóñez se viste como una dama de eras pasadas. En 2011 fue finalista en el concurso Dama de Antaño, organizado por el centro cívico de los paceños y la entonces Oficialía de Culturas, y ganó el título Dama Illimani. En 2012 fue elegida como Reina de Antaño. “No hay nadie más adecuado que esta mujer para mostrar la moda de siglos atrás. Ella conoce y ama este estilo, además que su presencia ayuda a crear la ambientación necesaria”, indica Cuéllar.

Cada una de las fotografías recupera la estética de épocas pasadas. Para ello la producción se realizó en el Hotel Torino, un edificio de más de 150 años de existencia. “Este es un lugar con mucha historia y nos permitió recrear el ambiente de las imágenes de entonces. Los escenarios fueron los balcones, corredores y los patios internos, lo que nos permitió hacer una buena obra de arte fotográfico y de recuperación de la historia”, agrega el fotógrafo.

Es que la conservación de la memoria es el principal objetivo detrás de las puntadas de Ordóñez. La colección que es retratada por Cuéllar fue creada en homenaje a sus tatarabuelas María Dolores Mantilla de Lanza, Manuela Campos  de Lanza, María Manuela Lanza de Ordóñez y su madre Aída Gariazu. Por ello, cada traje lleva el nombre de alguno de estos familiares.

Las prendas son en su mayoría reproducciones, excepto un traje de novia que perteneció a la abuela de la modista, que fue tejido en 1896 y con el que Ordóñez fue premiada en 2011.

REVOLUCIÓN. La moda elegida para la colección corresponde a la existente entre los años 1820 y 1850, con algunas piezas de principios del siglo XX, una época muy creativa porque —como explica la modista— con la Revolución de 1809 se buscó eliminar cualquier detalle que hiciera referencia al estilo español.

Los trajes se diferencian entre los que se usaban en el día y los de la noche. Los primeros tenían cuellos altos y los nocturnos presumían de escotes más profundos. El corte del vestido hacía parecer los hombros más anchos y caídos, dado que la sisa se colocaba cinco centímetros debajo del lugar normal y que se popularizó un estilo de manga muy ancha. La estrechez de la cintura se acentuaba en el exterior mediante fajas o cintos y se incorporó un armado de siete enaguas.

“Es una moda que siempre me interesó. Me parece muy bella y elegante, además que ayuda a comprender mejor la sociedad de esas épocas, como se concebía la elegancia”, manifiesta la creadora de las piezas. Además de las fotografías, los interesados pueden ver los vestidos en el Hotel Torino (Socabaya, a pocos pasos de la plaza Murillo). Allí, en el salón denominado Dama de Antaño se muestran los tejidos en maniquíes de forma permanente, ya que Ordóñez los donó al espacio.