Tuesday 16 Apr 2024 | Actualizado a 14:40 PM

El mundo íntimo de Vermeer

Un libro retrata la obra completa del pintor flamenco, repartida en museos de todo el mundo, con fotografías de la mayor calidad

/ 7 de diciembre de 2015 / 04:00

Dotado de un virtuosismo y una inteligencia pictórica excepcionales, el mundo de Vermeer está formado por mujeres sencillas, escenas cotidianas y domésticas que se descubren en todo su detalle en la gran obra que la editorial Taschen dedica al maestro holandés. Escribir una carta, tocar un instrumento, cocinar, son acciones de intimidad y armonía que forman parte del repertorio evocador del máximo representante de la escuela holandesa del siglo XVII.

Johannes Vermeer (1632-1675) destacó por su extraordinaria calidad, pintó pocos cuadros y repitió los modelos a lo largo de su vida con pequeñas variaciones, disponiendo las figuras en reducidos espacios y repartiendo la luz por todo el lienzo. Todo ello está contenido en esta obra definitiva y de gran formato que recoge el catálogo completo de la pintura del maestro con imágenes de sus obras y detalles de las mismas, y que además incluye tres desplegables.

Muchos de estos detalles revelan al lector la habilidad excepcional del artista no solo para plasmar los usos y costumbres de la Edad de Oro holandesa, sino también para sintetizar toda una historia en un solo gesto, una expresión o una mirada efímeras.

El director de esta edición ha sido Karl Schütz, historiador de arte y de arqueología, y conservador y posteriormente director de la Kunsthistorisches Museum de Viena. Experto en pintura flamenca, pintura alemana del siglo decimosexto temprano, retrato cortesano e historia de la colección Gemäldegalerie, Schütz presenta en este libro un estudio pormenorizado de cada una de las obras del maestro, fruto de años de investigación.

Con una vida provinciana, Vermeer apenas era conocido más allá de Delft, su ciudad natal, y su reducido círculo de mecenas. Al morir, su nombre quedó en el olvido, excepto para algunos coleccionistas y marchantes de arte. Fuera de Holanda, sus obras incluso se atribuyeron erróneamente a otros artistas. Hasta que, a mediados del siglo XIX, Vermeer llamó la atención del mundo del arte internacional que, viendo con buenos ojos su precisión narrativa, la meticulosidad de los detalles de textura y los planos de luz majestuosos, descubrió a un genio y nunca volvió a mirar atrás. La obra de Vermeer ha cobrado constante actualidad desde hace varios años, lo que se ha traducido en récords de visitantes en los museos de todo el mundo donde se exhiben sus obras, especialmente en el Museo Mauritshuis, en La Haya, lugar de peregrinación de miles de personas para contemplar la Joven de la perla, también conocida como la Mona Lisa holandesa.

La editorial Taschen ha vuelto a fotografiar para este libro, con tecnología de punta, 18 de las 35 pinturas del maestro, para lograr unas reproducciones lo más fieles posible al original. Para ello se ha contado con la colaboración de algunas de las colecciones más importantes de museos de todo el mundo. Entre ellas se encuentran el Metropolitan Museum y la Frick Collection de Nueva York; la National Gallery of Art de Washington; la Real Pinacoteca Mauritshuis de La Haya; la National Gallery de Irlanda, en Dublín; el Museo Städel de Fráncfort del Meno; la Pinacoteca de Berlín; la Pinacoteca de Maestros Antiguos de Dresde, y el Museo Herzog Anton Ulrich de Brunswick.

El delicado proceso de fotografiar las obras conlleva sacar la pintura del marco, siempre ante la presencia de un equipo de comisarios, fotógrafos, conservadores y guardias de seguridad para que la obra esté custodiada en todo momento y desde todos los frentes. Es entonces cuando los fotógrafos aplican técnicas complejas, como la polarización cruzada para evitar reflejos indeseados del craquelado (grietas superficiales que aparecen en las pinturas antiguas) y poder así captar la obra en todo su esplendor.

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El mundo íntimo de Vermeer

Un libro retrata la obra completa del pintor flamenco, repartida en museos de todo el mundo, con fotografías de la mayor calidad

/ 7 de diciembre de 2015 / 04:00

Dotado de un virtuosismo y una inteligencia pictórica excepcionales, el mundo de Vermeer está formado por mujeres sencillas, escenas cotidianas y domésticas que se descubren en todo su detalle en la gran obra que la editorial Taschen dedica al maestro holandés. Escribir una carta, tocar un instrumento, cocinar, son acciones de intimidad y armonía que forman parte del repertorio evocador del máximo representante de la escuela holandesa del siglo XVII.

Johannes Vermeer (1632-1675) destacó por su extraordinaria calidad, pintó pocos cuadros y repitió los modelos a lo largo de su vida con pequeñas variaciones, disponiendo las figuras en reducidos espacios y repartiendo la luz por todo el lienzo. Todo ello está contenido en esta obra definitiva y de gran formato que recoge el catálogo completo de la pintura del maestro con imágenes de sus obras y detalles de las mismas, y que además incluye tres desplegables.

Muchos de estos detalles revelan al lector la habilidad excepcional del artista no solo para plasmar los usos y costumbres de la Edad de Oro holandesa, sino también para sintetizar toda una historia en un solo gesto, una expresión o una mirada efímeras.

El director de esta edición ha sido Karl Schütz, historiador de arte y de arqueología, y conservador y posteriormente director de la Kunsthistorisches Museum de Viena. Experto en pintura flamenca, pintura alemana del siglo decimosexto temprano, retrato cortesano e historia de la colección Gemäldegalerie, Schütz presenta en este libro un estudio pormenorizado de cada una de las obras del maestro, fruto de años de investigación.

Con una vida provinciana, Vermeer apenas era conocido más allá de Delft, su ciudad natal, y su reducido círculo de mecenas. Al morir, su nombre quedó en el olvido, excepto para algunos coleccionistas y marchantes de arte. Fuera de Holanda, sus obras incluso se atribuyeron erróneamente a otros artistas. Hasta que, a mediados del siglo XIX, Vermeer llamó la atención del mundo del arte internacional que, viendo con buenos ojos su precisión narrativa, la meticulosidad de los detalles de textura y los planos de luz majestuosos, descubrió a un genio y nunca volvió a mirar atrás. La obra de Vermeer ha cobrado constante actualidad desde hace varios años, lo que se ha traducido en récords de visitantes en los museos de todo el mundo donde se exhiben sus obras, especialmente en el Museo Mauritshuis, en La Haya, lugar de peregrinación de miles de personas para contemplar la Joven de la perla, también conocida como la Mona Lisa holandesa.

La editorial Taschen ha vuelto a fotografiar para este libro, con tecnología de punta, 18 de las 35 pinturas del maestro, para lograr unas reproducciones lo más fieles posible al original. Para ello se ha contado con la colaboración de algunas de las colecciones más importantes de museos de todo el mundo. Entre ellas se encuentran el Metropolitan Museum y la Frick Collection de Nueva York; la National Gallery of Art de Washington; la Real Pinacoteca Mauritshuis de La Haya; la National Gallery de Irlanda, en Dublín; el Museo Städel de Fráncfort del Meno; la Pinacoteca de Berlín; la Pinacoteca de Maestros Antiguos de Dresde, y el Museo Herzog Anton Ulrich de Brunswick.

El delicado proceso de fotografiar las obras conlleva sacar la pintura del marco, siempre ante la presencia de un equipo de comisarios, fotógrafos, conservadores y guardias de seguridad para que la obra esté custodiada en todo momento y desde todos los frentes. Es entonces cuando los fotógrafos aplican técnicas complejas, como la polarización cruzada para evitar reflejos indeseados del craquelado (grietas superficiales que aparecen en las pinturas antiguas) y poder así captar la obra en todo su esplendor.

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El Prado aumenta sus fondos

Un empresario mexicano dona 25 obras maestras, de Goya y Zurbarán, entre otros pintores

/ 12 de julio de 2015 / 04:00

El empresario mexicano Plácido Arango ha donado 25 obras maestras de arte antiguo al Museo del Prado de Madrid, que hasta ahora formaban parte de su colección privada. Estas incorporaciones suponen “un auténtico y emotivo aldabonazo al corazón de la colección de pintura española” del museo, según su director, Miguel Zugaza. El Prado es considerado el museo de pintura más importante del mundo y el año pasado recibió más de dos millones y medio de visitantes. Su principal atractivo radica en la amplia presencia de obras de Velázquez, El Greco, Goya, Tiziano, Rubens y El Bosco, de los que posee las mejores y más extensas colecciones del mundo.

Algunos de los cuadros de esta donación cubren importantes lagunas en la colección del Prado, como los de los pintores Pedro de Campaña, Felipe Pablo de San Leocadio, Francisco Barrera y Francisco López Caro. Otros refuerzan a artistas que ya se exhiben en el museo, como Zurbarán o Goya. Con todos ellos se amplían los fondos sobre la pintura española y de los artistas europeos que trabajaron en España entre los siglos XVI y XIX.

Exposiciones. A pesar de que las obras han llegado al museo para quedarse, se van a presentar al público en exposiciones temporales especiales y por grupos. Así ocurrirá a partir del 7 de julio, cuando se presentará una selección de diez de las nuevas obras con explicaciones referentes al contexto histórico y artístico en las que fueron creadas. A partir de octubre se podrá contemplar exposición la temporal dedicada a las pinturas manieristas de Luis de Morales y que contará con las dos obras de este autor donadas por Arango.

Para el director adjunto del museo, Miguel Falomir, es especialmente importante la llegada de los Toros de Burdeos de Goya que —unidos a los Caprichos, donada también por Arango hace unos años— ponen la guinda a la magnífica colección de la obra de grabados del maestro aragonés en el Prado.

ILUSTRACIONES. Entre los nuevos cuadros del Prado destacan tres de Zurbarán: Inmaculada Concepción, Inmaculada niña y el hamletiano San Francisco en oración, que permite al museo zanjar su deuda con el pintor extremeño. “De todos los maestros del Siglo de Oro español, sigue siendo el peor representado, aunque con esta donación podemos paliar la carencia” afirma Zugaza.

El presidente del Patronato ha comentado “la elegancia” con la que Arango ha realizado la donación, “ya que no quiere ningún acto público de agradecimiento en el que él esté presente”. Ésta no es la primera vez que el empresario mexicano afincado en España —y dedicado a los supermercados y los restaurantes— hace un regalo de este tipo a los visitantes de la pinacoteca, ya que en 1991 ya donó una primera y valiosísima edición de los grabados los Caprichos de Goya.

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