Wednesday 15 May 2024 | Actualizado a 16:10 PM

Dos astros que iluminan las letras y la vida

Cervantes y Shakespeare, referencias absolutas de la literatura en español y en inglés, fallecieron hace 400 años pero su estilo, sus reflexiones y sus personajes aún marcan la cultura universal

/ 10 de febrero de 2016 / 11:08

Hamlet y Otelo para todos y para siempre

Shakespeare aportó 3.000 palabras y frases nuevas al inglés para sintetizar los sentimientos, las fortalezas y las debilidades humanas como el odio, la lealtad y la traición

James Thornton – Embajador británico en Bolivia

El 23 de abril se cumplirán 400 años de la muerte de William Shakespeare, quien había nacido en esa misma fecha 52 años antes. Muy joven aún se unió a la floreciente comunidad teatral en Londres, donde se destacó como escritor y actor. Sus obras fueron representadas ante la reina Elizabeth y su sucesor, el rey James, quien fue patrono de su compañía. Sus obras fueron tan exitosas y vendieron tanto que algunos editores trataron de hacer pasar otras como si fueran de Shakespeare, y muchas versiones de sus obras completas se publicaron después de su muerte.

La fascinación por Shakespeare llega hasta nuestros días, cuando 4,9 millones de personas viajan cada año a Stratford-upon-Avon para conocer la cabaña donde nació, la casa en la que su esposa pasó su infancia, y visitar su tumba. Hay muchos otros lugares en el Reino Unido que tienen una conexión fascinante con El Bardo, incluyendo la isla de Skye, Inverness, Windsor, Birmimgham y Londres, donde se encuentra el teatro Shakespeare’s Globe. El edificio es una fiel reproducción del teatro construido en 1599, en el que Shakespeare interpretó sus obras de más renombre y donde se ponen en escena sus obras con todo el ambiente y las características del teatro isabelino de su época.

Pero, ¿por qué Shakespeare sigue siendo relevante más de 4 siglos después? Hay muchas razones, pero la principal es su habilidad para resumir la variedad de emociones y experiencias del ser humano. Su obra habla sobre el amor y el odio, la venganza y los celos, la lealtad y la traición, la ambición y el poder, el destino y la tragedia. Shakespeare también escribió sobre temas que preocupaban en su época y todavía son objeto de preocupación en la nuestra: la brutalidad del conflicto y la guerra, la tiranía y el respeto al estado de derecho.

La resonancia sin tiempo de estos temas ha producido adaptaciones en diversos contextos geográficos, sociales, políticos e históricos, y también ha inspirado películas, música, ópera, literatura y animación. Por ejemplo, Romeo y Julieta fue transpuesta a la Nueva York de los años 50 en West Side Story. El Rey León llevó elementos de Hamlet hasta las planicies de África, mientras que la serie de televisión House of Cards fue influenciada por los protagonistas de Macbeth y Ricardo II.

Las obras de Shakespeare también han sido fuente de inspiración para otros maestros y muchos aspectos de sus escritos, desde su lenguaje hasta su estilo de interpretación, y continúan influenciando al teatro y la literatura alrededor del mundo. El Bardo influyó en el desarrollo del idioma inglés más que nadie (3.000 nuevas palabras y frases aparecieron impresas por primera vez en las obras de Shakespeare). El idioma de Shakespeare es ahora el idioma más hablado en el planeta y el preferido para los negocios, la diplomacia, la ciencia, la educación y la tecnología. Por supuesto que el país de Shakespeare es el mejor lugar para estudiar el idioma inglés, pero también uno de los mejores lugares para realizar estudios universitarios en general: cuatro de las seis mejores universidades del mundo son británicas, según el ranking mundial QS.

Shakespeare es una las más grandes exportaciones culturales británicas y, en realidad, se considera como la primera de muchas. A lo largo de los siglos le siguieron otros ejemplos del talento y la creatividad británicas que han inspirado y entretenido al mundo: desde Jane Austen hasta JK Rowling en la literatura; desde Edward Elgar hasta Adele en la música; desde Lawrence de Arabia hasta Harry Potter en el cine.

Shakespeare es para todo el mundo y para todos los tiempos. Su obra se estudia en la mitad de las escuelas del mundo y ha sido traducida a más de 100 idiomas. Hamlet tiene traducciones al esperanto, a interlingua (lengua artificial internacional) y al idioma klingon. Solamente Romeo y Julieta ha sido interpretada en al menos 24 países en 16 idiomas durante la última década. También es el autor más buscado en Google, y su cita más requerida es “Ser o no ser: esa es la cuestión”.

Recientemente el primer ministro David Cameron anunciaba el programa mundial Shakespeare Lives, que se llevará adelante hasta diciembre de este año celebrando las obras de Shakespeare y su influencia en la cultura, la educación y la sociedad. Liderado por la campaña GREAT Britain y el British Council, este programa constituye una oportunidad para que millones de personas de todo el mundo participen activamente en una colaboración digital única y experimenten directamente las obras de Shakespeare mediante producciones totalmente nuevas de sus obras, películas, exposiciones, lecturas públicas y recursos educativos en la web: www.shakespearelives.org.

Bolivia fue parte de la gira mundial del Shakespeare’s Globe en 2014, con una inolvidable interpretación de Hamlet en el Teatro Municipal. Esperamos que el programa Shakespeare Lives motive también a bolivianos y bolivianas celebrar el legado global e influencia perdurable de uno de los dramaturgos y poetas más grandes del mundo y una de las mayores exportaciones culturales británicas.

Don Quijote sigue cabalgando

Cervantes fue un hombre de mundo y creó a un loco simpático que, desde su altiplano, lucha por una nueva moral que honra los valores de la comunidad y es aplicable ahora y a todos

Ángel Vásquez Díaz de Tuesta – Embajador de España en Bolivia

Cervantes ha recibido un hermoso regalo de cumpleaños en su 400 aniversario. El pasado año, la estrella mu Arae pasó a denominarse también Cervantes. Y los cuatro planetas de su órbita recibieron los nombres de Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea. Estos nombres fueron los más votados en el concurso NameExoWorlds, de la Unión Astronómica Internacional (IAU), que proponía renombrar 20 nuevos sistemas planetarios descubiertos en los últimos años. Se saldó así una deuda histórica con el astro de la literatura española y universal porque cuando se descubrieron las lunas de Urano se bautizaron con personajes de Shakespeare y nadie hizo nada con Cervantes. Que Cervantes y su obra se hayan convertido en rutilantes estrellas con las que nombrar un particular Paseo de la fama sideral dice mucho de la universalidad del novelista y de la proyección de su obra, a la que tal vez a partir de ahora quepa tildar también de cósmica.

Más allá de la anécdota, es común alabar la universalidad de Don Quijote y Sancho. En este sentido es justo recordar al gran filósofo español Miguel de Unamuno, quien presentaba a Don Quijote como un caballero de fe, cuyo espíritu trata no solo de inspirar la vida de Sancho sino también influenciar las ideas que gobiernan la vida de los hombres, como la libertad, el heroísmo, la fe o la razón. Sin duda, el universo simbólico creado por Cervantes implica en realidad un universo moral en el cual los personajes de su novela emergen como portadores de valores contradictorios, idealismo y realismo, presentes en todo ser humano, real o imaginario, histórico o actual.

Don Quijote es un filósofo que cabalga en un paisaje abstracto, el de La Mancha castellana, del que evocamos aquí sus similitudes con la amplia y misteriosa meseta del altiplano andino. En su peregrinar a lomos de su caballo Rocinante, Don Quijote nos conduce a las universales disquisiciones humanas sobre el bien y el mal, alimenta nuestra conciencia moral y nutre nuestro espíritu de mil y una vivencias que dejan huella. Con razón dice el escritor Rubén Carrasco, de la Academia Boliviana de la Lengua, que “el que lee el Quijote ya no es el mismo. Se transforma, ve el mundo y las cosas de otra manera, aprende verdades esenciales, aprende profundamente a ser hombre.”

El quijotismo es esa manera cervantina de ser hombre. Su autor, Cervantes, era hombre de mundo. Combatiente en la batalla de Lepanto contra los turcos, prisionero en Argel, cautivo, comerciante, recaudador de impuestos, conocía de la vida y de sus desventuras. Cervantes sabía de la condición humana, estaba familiarizado con sus afanes y sus triunfos, con sus fracasos y sus éxitos, con sus decepciones y sus ilusiones. A partir de ahí supo inventar el anti-héroe, un loco simpático que nos interpela hoy como ayer, que despierta nuestra solidaridad de manera inmediata y cuyas andanzas simbolizan esa humana ambición-frustración por recuperar el paraíso perdido, la virginidad original del género humano.

El Quijote vive hoy con una vitalidad inusitada. Nuestro mundo actual, turbado por crisis e incertidumbres, tiene ante sí la tarea tan humana de construir una nueva moral que dé respuesta a sus dudas y guíe sus pasos. Los desfavorecidos de la Tierra tienen, siguen teniendo, en Don Quijote a su héroe, pleno de dignidad. Y en Cervantes al adalid que supo forjar en su célebre novela al personaje hacia el que hombres de toda época y condición pueden girar su mirada para abarcar esa insondable realidad que es la vida.

Cervantes y Quijote, dos caras de la misma moneda. Hoy ya nadie piensa en aquellas viejas disputas de hace un siglo entre cervantistas y quijotistas. Los primeros se referían a Cervantes como el creador moderno y crítico, mientras que los segundos evocaban al caballero hidalgo como ejemplo espiritual, superior incluso a su creador. Visiones a veces manipuladoras de ambos, interesadas otras veces, atractivas intelectualmente siempre y, en definitiva, demostraciones palpables de la vitalidad que tanto el uno como el otro poseen pese al tiempo transcurrido, un tiempo sin edad que no los envejece.

Aquí y ahora, estamos en Bolivia. Don Quijote también estuvo aquí, gracias a Juan Francisco Bedregal y su hermoso Don Quijote en la ciudad de La Paz. De su quijotesca aventura paceña también se extraen reflexiones sobre cuestiones que nos inquietan: la traición, la ambición, el conformismo y, claro que sí, también el humor y la risa. Nada como sacar a pasear a Don Quijote por el mundo, sea en la meseta castellana, como hizo Azorín en La Ruta de Don Quijote, o como Bedregal en su célebre cuento, para extraer del héroe cervantino, que no aspiraba a serlo, todas las enseñanzas que el hombre contemporáneo necesita.

Sería una gran noticia que en la Bolivia de hoy, 400 años después de publicarse Don Quijote, alguien se atreviera a acompañar al viejo hidalgo, “de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”, a recorrer las anchas estepas del altiplano, las espesas selvas del oriente, o las blancas cumbres de la cordillera, encontrarse con los mil y un rostros de Bolivia, y así hacerles hablar, mirarnos a los ojos, y decirnos quienes son, qué quieren, qué sienten…

Sí, Don Quijote debe volver a Bolivia de la mano de algún boliviano clarividente para desentrañar el misterio de esta tierra milenaria y poder expresar de quijotesca manera el suma qamaña al que todos aspiramos, incluido el bueno de Don Quijote. ¿Quién mejor que él para honrar los valores de la comunidad, desechando todo beneficio personal, y para recordarnos que el eclipse de los valores del ser humano nos aboca de manera irremisible a una tristeza sin consuelo?

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’98 segundos sin sombra’, entre lo surreal y lo bello

Una reseña del más reciente filme de Juan Pablo Richter, realizada por el escritor Adrián Nieve.

/ 25 de noviembre de 2021 / 13:51

Pocas veces reconocemos lo rara que es la vida. Pero Genoveva Bravo, la protagonista del filme 98 segundos sin sombra (98sss), lo sabe bien. Y no solo lo reconoce, sino que lo analiza, segundo a segundo, en este efectivo filme dirigido por Juan Pablo Richter.

Encarnada por la actriz Irán Zeitún, Genoveva es una chica de 16 años que trata de sobrevivir a las monjas de su colegio, a sus hostiles compañeras de curso, a sus padres sin esperanza y al narcotráfico en “Culo del Mundo”, su pueblo en el oriente boliviano.

Como personaje, Genoveva —originalmente creada por la escritora Giovanna Riveros para la novela homónima en la que se basa esta película—, es el mayor acierto del filme, pero no él único. 98 segundos sin sombra, además de mucha actitud, tiene varias cosas por decir, entre lo que sucede en el pueblo de Genoveva y todas las ideas que pasan por la cabeza de la adolescente.

Y lo visual. El filme tiene una calidad cinematográfica muy fresca, casi surreal, una que ayuda a ilustrar el mundo interno de Genoveva y que intenta mostrarnos las cosas de una forma no lineal. Más interesante, más sentimental.

Porque la historia de 98sss es intensa, es triste, pero también es tierna de una manera muy peculiar. Esto, obviamente, se nota más en la novela de Riveros, en la que tenemos acceso ilimitado a los pensamientos de Genoveva, mientras que en el filme hay solo un par de recursos que nos permiten acceder a la riqueza de los mismos.

Sin embargo, una comparación entre novela y película sería más que injusta. Richter creó una buena adaptación, nos trajo la esencia de Genoveva, ese maravilloso personaje literario, y la permitió ser ella misma en una película cuyos escollos son muy pequeños.

Porque a lo mejor habría sido mejor si el filme se animaba a romper más de frente la cuarta pared. Quizás así esas ideas tan potentes de la novela de Rivero se sentirían menos forzadas cada que Genoveva las mete en las charlas, al menos al inicio del filme, cuando recién te estás acostumbrando al ambiente de la película.

Pero, repito, son cosas muy pequeñas que no le ganan al simple y llano hecho de que 98sss se anima a ser rara: entre tierna y violenta, entre graciosa y triste, entre relacionable y surreal. Un buen filme que vale cada segundo y centavo de ir al cine.

Adrián Paredes (1989), mejor conocido por su seudónimo Adrián Nieve, es escritor y periodista. Estuvo en el programa de radio La Cabina Azul y en los de televisión Revista Gorila, Cinema Trailer y Maga Cine. Ha publicado la novela «El Camino Amarillo de Drogothy» (2016, Gran Elefante Editorial) y «Hayley» (2018, 3600 Editorial). En 2022, publicará la novela «Morbo» (Parc Editores).

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Mujeres ‘Ornamento’

Una reseña de 'Ornamento' la novela del galardonado autor colombiano Juan Cárdenas, publicada para Bolivia por Dum Dum Editora.

/ 11 de noviembre de 2021 / 18:39

“Es una droga peligrosa porque te da lo que necesitas”

Juan Cárdenas

A través de su novela Ornamento (Dum Dum, 2019), el escritor colombiano Juan Cárdenas, nos deleita con una prosa adictiva, tan adictiva cómo la droga que se desarrolla en un laboratorio, qué si bien se deja en claro que está situado en Colombia, me figuro que bien podríamos ubicarlo en un hipotético chapare boliviano. Esta droga a diferencia de muchas promete ser democrática por el precio y lo novedoso es que sólo tiene efecto en las féminas, razón por la que se tienen como personajes principales a mujeres, mujeres obra de arte, mujeres ornamento.

En ese efecto ornamental, las mujeres son conejillas de indias, son mujeres trofeo, mujeres objeto del deseo que sólo sirven para ser amantes o eventuales parejas sexuales, mujeres que atraviesan crisis artísticas existenciales, mujeres drogadictas, mujeres escultura, mujeres enganchadas a la sustancia que saquean la ciudad, mujeres que comprometen su integridad física para complacer los cánones macho de la belleza, mujeres que sufren abuso sexual pero no denuncian y aprenden a convivir con su abusador, mujeres madres que refuerzan la disimulada sumisión machista/femenina, que perpetúan el maltrato y la explotación. En esta tenebrosa realidad devenida en propuesta literaria, Cárdenas nos muestra varias caras del odio al principio cósmico de lo femenino.     

La trama tiene un médico narrador y protagonista que podría ser una mezcla de científico loco de películas de serie B con un genio elaborador de drogas a lo Walter White de Breaking Bad en versión sudaca; por otra parte, las pacientes, y en particular la número 4, es quien despierta el interés y obsesión del médico, para luego ser parte de un triángulo poliamoroso incluida la esposa de este. El doctor deambula entre la figura de lealtad a su mujer representada por los perros y la lujuria que simbolizan los monos. Por otro lado, la paciente número 4, es una mujer autodidacta, que nos revela que detrás de la belleza física puede existir astucia e inteligencia, que detrás de las carencias económicas no existen excusas para no ser lúcida y procurar educación. Sin embargo, la 4 es presa de sus propios traumas, de su propio ídolo/madre y no logra trascender esas cadenas inconscientes colectivas de su propia feminidad. Al parecer existe una idolatría por las mujeres así, las cabronas, las sicarias al mejor estilo de Rosario Tijeras.

En Ornamento, no existen nombres, el escritor logra hábilmente prescindir de ellos. El arte, la arquitectura, atisbos de horror y un acertado humor para descostillarse de la risa, hacen de este viaje casi onírico, una novela densa que te interpela, te perturba y te eleva en un éxtasis narcótico hacia una realidad en la que se alucina con entregarles, de una buena vez, la posibilidad de sentir placer a las mujeres.   

Valeria S. Arias Jaldin es paceña de Uyuni. Ñusta y egresada de Turismo de la UMSA. Historiadora a medias. Directora de Dreammakers Bolivia DMC. Feminista. Astróloga autodidacta y tarotista. Fotógrafa y catadora de atardeceres. Oveja aurinegra. Coautora del libro “Entrada Universitaria Folklorica” ( 2009, IEB) junto al Dr. Fernando Cajias, retornó a las letras gracias a la pandemia. Aspira a ser políglota, mientras aprende quechua de su abuela.

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Alex Vella: ‘Lo único importante es que mi escritura sea verdadera, sea lo que sea sobre lo que escriba’

Una entrevista con Alex Vella Gera, autor de la novela 'Troyano', publicada por Editorial El Cuervo en Bolivia.

/ 3 de noviembre de 2021 / 10:07

—Troyano retrata a Ġianni Muscatt, un personaje complejo, muy maltés pero a la vez universal. ¿Cuál fue la motivación para abordar un personaje así?

—Ganni Muscat vive dentro mío. Es una parte mía con la que lucho por coexistir. Traerlo a la existencia mediante la escritura quizás fue mi forma de purgarme de él. Pero aunque es en gran medida una mezcla de mi conciencia interior, nació por circunstancias del mundo real. Cuando me juzgaron por obscenidad entre 2010 y 2012, fui atacado de manera bastante irracional por las generaciones más antiguas de escritores malteses, incluidos los que se destacaron en los años 60 y 70 y que eran conocidos como enfants terribles, artistas que por entonces desafiaban las costumbres sociales en sus obras, pero cuando yo emprendí mi propia rebelión contra la hipocresía literaria me tildaron de obscene, advenedizo y fraudulento. Muscat es mi intento de entrar en sus psiques, de ser ellos. No atacarlos, sino darles una voz sesgada por mis prejuicios sobre ellos. Entonces Ganni Muscat es el reaccionario dentro mío, al que temo, desprecio pero con el que también simpatizo e incluso amo, y al que veo vivo en otras personas, maltesas y de otras nacionalidades de todo el mundo, expresado en toda su plenitud. Me refiero, por supuesto, al reaccionario moderno, a los intolerantes hastiados que ahora viven peligrosamente, votando por individuos claramente corruptos que sienten que pueden detener la marea del cambio hacia una sociedad más abierta e inclusiva, no porque esta sociedad pueda construirse sobre un terreno ideológico inestable e injusto por su propia naturaleza y  a los ricos, sino simplemente porque las guerras culturales son el único campo de batalla que ven.

—¿Cómo ves la tensión que asedia a Ġianni, la tensión entre lo global y las tradiciones maltesas? ¿Y cómo se enfrenta un escritor maltés con la tradición universal?

—El espíritu reaccionario de Ganni no es único. Existe en Malta y en todas partes. Entonces, aunque es un personaje muy maltés, si se le quitan ciertas peculiaridades que pueden ser exclusivas del reaccionario habitante de una pequeña nación insular en el Mediterráneo, no estaría fuera de lugar en otros países. Lo que quizás explique el éxito que ha tenido Troyano en varios países de América Latina. Sin embargo, hay que decir que sus tendencias reaccionarias son en parte el resultado de la influencia extranjera en su país. La introducción de la legislación sobre el divorcio en Malta hace menos de 10 años, por ejemplo, fue vista por los conservadores como la infiltración de ideas liberales extranjeras en lo que alguna vez fue una nación católica pura. La batalla que se avecina por el aborto (todavía ilegal en Malta) será aún más intensa. De modo que hay dos fuerzas en acción dentro de Ganni Muscat. La que lo define en oposición a una cosmovisión ajena que está corrompiendo a su nación, y otra que lo une con los reaccionarios del mundo.

La segunda parte de la pregunta requiere una respuesta aparte. A nivel universal, escribir como maltés puede ser un desafío, porque lo local, con todas sus especificidades, me llama a respetarlo y a escribir exclusivamente para el lector maltés. Malta es tan pequeña que esto puede crear su propio conjunto de problemas para el escritor, porque lo universal puede perder frente a lo particular. Sin embargo, no contemplo este problema, porque para mí lo único importante es que mi escritura sea verdadera, sea lo que sea sobre lo que escriba. Y por verdad quiero decir que provenga de un lugar auténtico dentro de mí. Eso por sí solo es un desafío y si los resultados, cuando tienen éxito,incluyen lo universal en lo particular, entonces mi éxito es doble y los lectores de Bolivia y Malta me entienden.

—Trabajas como traductor y vives fuera de Malta ¿Cómo ha influido en tu obra esta distancia?

—He vivido fuera de Malta la mayor parte de mi vida adulta. Primero en Londres, luego en Praga, luego en Luxemburgo y ahora en Bruselas. La distancia no solo ha influido en mi trabajo, sino también profundamente en cada aspecto en mi propia vida. No enumeraré todas las influencias que la distancia ha tenido sobre mí, pero diré esto: no siento que pertenezca a ningún lado, y mientras vivía en Malta esa falta de pertenencia era igual de fuerte. Pero fue solo con una distancia geográfica real y concreta que esa falta se hizo clara para mí y de ser un simple aspecto de mi identidad, se convirtió en mucho más que eso, un espacio psíquico en el que crear mi propia Malta, mi propio país, para servir como una lente a través de la cual observar (y escribir sobre) la verdadera Malta concreta a la que no pertenezco. Pueden preguntar, ¿por qué sigo escribiendo sobre Malta cuando no siento que pertenezco? Porque Malta es mis raíz, soy yo, así que, en cierto modo, no pertenezco a mí mismo, y mi camino como escritor es aceptar esto, crear contextos literarios y explorar esta carencia y, al hacerlo, pertenecer, si no a mis raíces, al menos al sentido de lo que significan para mí.

—Hace algunos años fuiste censurado en tu país y acusado de obscenidad y blasfemias, ¿qué ha significado esta experiencia en tu carrera como escritor y en tu perspectiva como ciudadano?

—Como ya expliqué anteriormente, el juicio por obscenidad fue la chispa que desató el fuego que se convirtió en Ganni Muscat y Troyano. Pero también me afectó de otras formas, naturalmente. Para el lector maltés en general, me dio una identidad, una identidad que mis acusadores sin duda no habían deseado que tuviera, es decir, como un héroe, un luchador por la libertad, un alma valiente. Todos estos son solo parcialmente ciertos. En muchos sentidos, el juicio por obscenidad fue un error, un accidente, algo en lo que entré a ciegas, no conscientemente. Pero sucedió y me convirtió durante un par de años en un participante pleno de la vida política del país. Me llevó a realizar acciones muy públicas de protesta contra el gobierno, que de alguna manera solidificaron mi sentido de ciudadanía, lo cual es un tanto irónico porque ciertamente soy uno de los que describiría como desencantado de la política local. Me comprometió y me dio el sentido del deber de estar comprometido. Ese sentido del deber ahora se está desvaneciendo, y no estoy seguro de si debería estar agradecido por eso o disgustado conmigo mismo por permitir que se desvanezca.

Como escritor, en el sentido más estricto del término, es decir, en el acto real de escribir con todo lo que conlleva, el juicio por obscenidad y todas sus ramificaciones tuvieron un solo efecto en mí, y fue negativo. Me hizo muy consciente de mis lectores. Esa burbuja de aislamiento que sostuvo mi escritura desde la adolescencia en adelante se rompió y me ha llevado casi una década volver a encerrarme en ella.

—¿En qué proyectos trabajas ahora?

—Hay dos novelas en proceso. Son criaturas largas y complejas que tardaré un tiempo en domar. Pero necesito que sigan siendo salvajes y quiero llevarlos a un territorio desconocido. Mi afán por publicar está bastante ausente por ahora, y eso es algo bueno. Hay muchas voces y distracciones, demasiadas. No quiero simplemente añadir algo a la cacofonía. En cierto modo, visualizo mi escritura ahora como una última voluntad y testamento, algo que dejar atrás a medida que se acerca el infinito, pero estoy (con suerte) lejos de mi lecho de muerte, así que no puedo decir qué significa eso exactamente.

Alex Vella ha obtenido el Premio nacional del libro maltés en dos ocasiones por sus novelas Las serpientes han vuelto a ser venenosas y Troyano. En 2009 fue acusado de obscenidad en su país y el caso llevó a una revisión de las leyes de censura de Malta. Troyano es su primera obra traducida al español.

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‘Dune’: La asfixia de lo monotonal

Una reseña del filme 'Dune' de Denis Villeneuve, escrita por el periodista y novelista Adrián Nieve.

/ 22 de octubre de 2021 / 07:43

Una buena película sabe manejar su tono de tal forma que sus momentos clave sean poderosos. Una muy buena película puede cambiar de tono sin que siquiera lo notemos, sin que dejemos de fluir con la historia. Dune de Denis Villeneuve no logra nada de eso y termina siendo una experiencia tan monotonal que asfixia.

Todo está centrado en Paul Atreides, el personaje de Timothée Chalamet, cuya familia toma control de un planeta desértico rico en especia, un bien de alto valor capitalista para un imperio que comprende varios planetas. Paul deberá enfilarse hacia su destino mientras la compleja política intergaláctica asedia el bienestar de su familia.

Es un gran espectáculo visual y una inventiva construcción de mundos, pero eso solo actúa como un truco de magia que distrae del gran problema: Dune te cuenta toda su historia en un solo tono, uno tan formal que aburre. Y no hay problema con que una película sea solemne, pero si solo es eso, entonces nada de lo que se dice importa. Todo el drama político, la tristeza de lo inevitable y la espiritualidad que caracterizan a la historia de Paul Atreides se pierden.

Ojo. No estoy diciendo que deberían llenarla de chistes o que debería ser más ligera. No solo no es el estilo de Villeneuve (director de excelentes películas como Arrival), sino que ya también convertirían a Dune en otro filme más del montón. Pero sí sería ideal que se encuentre una forma de escapar a ese “tomarse muy en serio” que no se lleva bien con la fantasía que, al fin y al cabo, es la historia escrita por el autor estadounidense Frank Herbert.

La gran prueba de ello es que Josh Brolin y Javier Bardem son de lo mejor del filme, pues en la construcción de sus personajes saben imprimir una violencia tan notoria, que hasta se convierten en respiros a lo monotonal. Jason Momoa lo intenta y casi lo logra. Dave Bautista también lo intenta, pero no lo logra. Y tengo el presentimiento que Oscar Isaac lo habría logrado si hacían de él el protagonista de esta cinta. El resto de los personajes no dejan huella, o solo importan mientras aparecen en pantalla.

Y la música del compositor Hans Zimmer… tan obvia, trillada y ruidosa que se siente como otro par de manos apretándote la garganta para reforzar ese sentimiento de asfixia en los 155 minutos que dura la película.

A eso se suma un final anticlimático, un “continuará” que no usa esa palabra, pero que te deja con la sensación de una película que tenía mucho que decir, pero que al final dijo muy poco. En definitiva, Dune de Denis Villeneuve es una experiencia visual y de mucha imaginación que fascinará a quienes han leído obsesivamente la novela desde que se publicó en 1965. Es un filme que en sí es un logro a nivel de realización, producción y fidelidad en la adaptación de un libro tan complejo como es la novela de Herbert. Pero ni siquiera los lectores acérrimos podrán obviar la monotonalidad de una película a la que le falta alma, chispa, fuego, caos, o como se quiera llamarlo.

Eso sí, falta la segunda parte que no redimirá a esta primera entrega, pero que puede ser una mejor película por si misma.

Adrián Paredes (1989), mejor conocido por su seudónimo Adrián Nieve, es escritor y periodista. Estuvo en el programa de radio La Cabina Azul y en los de televisión Revista Gorila, Cinema Trailer y Maga Cine. Ha publicado la novela «El Camino Amarillo de Drogothy» (2016, Gran Elefante Editorial) y «Hayley» (2018, 3600 Editorial). En 2021, publicará la novela «Morbo» (Parc Editores).

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‘Kajillionaire’: El mundo está lleno de gente horrible

Una reseña de la película de 2020 'Kajillionaire' de Miranda July, con las actuaciones de Evan Rachel Wood, Gina Rodríguez. Richard Jenkins y Debra Winger.

/ 21 de octubre de 2021 / 07:17

. Hagan una pausa para pensarlo: el mundo está lleno de gente horrible. Nombres y rostros vienen a sus mentes porque, en lo objetivo o lo subjetivo, es una de esas cosas que tarde o temprano hay que aceptar.

Y esta peli dirigida por Miranda July es una forma de aceptarlo. Sin mostrar nada escandaloso, sin deleitarse en el morbo de lo cruel, Kajillionaire te trae la historia de Old Dolio, una chica de 26 años que junto a su padre y su madre se dedican a hacer estafas de poca monta que apenas les traen billetes para malgastar en sus paranoicas vidas de aves de rapiña.

Los padres, más allá de miserables, avaros y egoístas, tratan a su hija como basura, sin un solo gesto de cariño, demasiado perdidos en buscar la carroña para seguir sosteniendo su casi surrealista estilo de vida.

Lo bello de un filme como este es que conocemos a Old Dolio, interpretada por Evan Rachel Wood, en un momento de cambio, la vemos tratar de mirar más allá del mundo que conoce para comenzar a cuestionar su vida, sus costumbres, su adicción a una relación con unos padres para los que no es más que un instrumento en sus estafas.

De hecho, a nivel visual, la película no es, lo que se dice, un triunfo. Tiene lo suyo, sí, con colores apagados, momentos en que las luces resaltan a los personajes y tonos pastel que luego contrastan con momentos apagados. Y eso es porque el corazón de la película está en las interpretaciones de sus personajes. Tanto así que uno de los momentos más fuertes lo vivimos a oscuras, apenas notando unos puntitos, como si estuviéramos viendo el universo mientras un importante diálogo entre Wood y la actriz Gina Rodríguez nos muestra todo lo que necesitamos ver.

A ratos incómoda, a ratos tierna, casi constantemente muy triste, Kajillionaire está llena de personajes reaccionando horriblemente a situaciones intensas que nos ayudan, como espectadores, a encontrarle cierta belleza a la vida. Y al lograrlo se vuelve una película muy sentimental, que quizá no convenza a algunos, pero que por su ejecución y actuación merece que le den una oportunidad o dos.

Adrián Paredes (1989), mejor conocido por su seudónimo Adrián Nieve, es escritor y periodista. Estuvo en el programa de radio La Cabina Azul y en los de televisión Revista Gorila, Cinema Trailer y Maga Cine. Ha publicado la novela «El Camino Amarillo de Drogothy» (2016, Gran Elefante Editorial) y «Hayley» (2018, 3600 Editorial). En 2021, publicará la novela «Morbo» (Parc Editores).

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