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Una pared entre dos genios

El compositor alemán George Friedrich Händel y el guitarrista estadounidense Jimi Hendrix vivieron y trabajaron en dos edificios vecinos de Londres, con 240 años de diferencia. Tan solo un muro separa las dos casas, ubicadas en el 23 y 25 de Brook Street, en el barrio de Mayfair. En el interior de las antiguas viviendas se ha instalado desde esta semana Händel & Hendrix, una exposición que recorre las vidas privadas de estos artistas de referencia en la música clásica y el rock, recreando la decoración y el mobiliario de las habitaciones donde residieron y exponiendo algunos documentos históricos, fotografías, música y videos.

Este proyecto ha reconstruido al detalle el único departamento de los que habitó Hendrix (1942-1970) que se puede visitar, dejándolo igual a como estaba cuando vivió en él en 1969. El guitarrista lo encontró mediante un anuncio en el periódico, y pagaba 30 libras (43 dólares) de alquiler a la semana. En el área de lo que fue el salón, que ahora el visitante recorre acompañado por el sonido de temas del guitarrista y cantante, están distribuidas imágenes, recortes de periódicos, videos y citas del propio Hendrix y de otros artistas sobre él, con los que se dan a conocer curiosos detalles sobre la vida doméstica de esta superestrella, como que era extremadamente ordenado y limpio.

Según se lee en las paredes, empapeladas con fotografías, el rockero invitaba habitualmente a su casa a otros artistas, organizaba encuentros con periodistas y fotógrafos y celebraba muchas fiestas, a las cuales solía acudir el guitarrista de Los Beatles, George Harrison, entre otros. También se pueden escuchar con auriculares unos extractos de sesiones de estudio de 1969, en las que se percibe la perfecta técnica y la incendiaria creatividad de este genio de la guitarra.

El dormitorio de Hendrix cuenta con objetos que son réplicas casi exactas de las que había, o piezas análogas que también pertenecen a los años 60. El ambiente ha sido recreado a partir de fotografías y grabaciones, así como de las descripciones de reporteros y de la que fue novia del músico en aquellos tiempos: Kathy Etchingham. Un espejo oval —que sí formaba parte del mobiliario de la casa— está colocado sobre la chimenea, y un chal victoriano, favorito del rockero y bluesman, cuelga del techo creando una especie de toldo sobre la cama.

También se expone la guitarra acústica de la marca Epiphone que el cantante compró de segunda mano por 25 dólares en Nueva York y con la que compuso y tocó temas ahora míticos, como su versión de All Along the Watchower de Bob Dylan. En otra de las salas se expone en una pared parte de la colección de discos que el artista recopiló, que muestra “quién era Hendrix como músico”, según comentó el productor discográfico Rob Dickins. Entre los 100 vinilos destacan los álbumes de Bob Dylan y géneros como el blues, el jazz y la música clásica, incluidos varios discos de Händel.

Al otro lado de la pared, la casa Händel (1685-1759) era un elegante piso georgiano donde el compositor barroco vivió y trabajó durante los últimos 36 años de su vida. El edificio está perfectamente ubicado para las necesidades profesionales el compositor: muy cerca de las comunidades artísticas de los barrios de Soho y Covent Garden y también del palacio de Saint James, donde desarrollaba su trabajo oficial para la Casa Real británica, que era el que le reportaba la mayor parte de sus ingresos.

BARROCO. En los años que vivió en el departamento, Händel escribió muchos de sus trabajos más importantes —incluida su obra maestra, el Me-
sías— realizó muchos de sus ensayos y varias actuaciones al piano, hasta que falleció en 1759. La reproducción del hogar del compositor, que consta de un recibidor, un dormitorio, una estancia para componer y varias salas de exposición, cuenta con cuadros, grabados y muebles de la época, además de partituras, documentos de audio que reproducen su música, ilustraciones y pianos. Entre los instrumentos de cuerda resalta el clave doble manual, muy utilizado durante la época barroca, y datado en 1754.

Cuando Hendrix tenía alquilado su departamento había una placa mal colocada fuera del edificio que hacía pensar a todos —incluyendo a él mismo— que Händel había vivido en el número 23 de la calle (el suyo) y no en el 25. “Había muchos estudiantes de música que golpeaban la puerta. Jimi solía enseñarles el lugar. Luego se sentaban y charlaban sobre Händel”, según recuerda Etchingham. “La mayoría de los visitantes no tenían idea de quién era el guitarrista, pero se confesaban fanáticos del compositor, así que Hendrix pensó que tenía que escuchar la música de ese señor”. El bluesman compró el disco del Mesías, compuesto en la casa de al lado 227 años antes, y lo escuchaba con frecuencia, hasta el punto de que se convirtió en una especie de obsesión y comenzó a sentir tanto la presencia del compositor que “creyó ver una vez al fantasma de Händel en uno de sus espejos, por lo que pensaba que el espíritu de su música estaba en la casa”.