Saturday 14 Sep 2024 | Actualizado a 13:20 PM

La fuga de un trazo

Cristina Collazos es una artista de Cochabamba cuya búsqueda radica esencialmente en el dibujo como experiencia de conocimiento. Sus trabajos retratan constelaciones complejas de motivos cotidianos friccionados que expresan tanto la lógica como la mística. Sus dibujos e instalaciones murales evocan y desafían intelectualmente los sentidos.

/ 22 de febrero de 2016 / 18:37

La antigua noción de dibujo como disciplina preparatoria para la pintura o la escultura hace ya tiempo que se ha abandonado. El dibujo contemporáneo se ha posicionado como disciplina artística con fuerza en la escena del arte actual. El dibujo es una actividad que está detrás de casi todas las actividades humanas. La imagen que nos representamos del mundo es un dibujo que mentalmente nos hacemos de él para ordenarlo y entenderlo. La escritura misma está hecha con letras que son dibujos y todos ellos viven ese acto voluntario de definición y unión de puntos en el espacio que es el dibujo.

Cristina Collazos es una artista de Cochabamba cuya búsqueda radica esencialmente en el dibujo como experiencia de conocimiento. Sus trabajos retratan constelaciones complejas de motivos cotidianos friccionados que expresan tanto la lógica como la mística. Sus dibujos e instalaciones murales evocan y desafían intelectualmente los sentidos.

Una de las tendencias más claras del arte contemporáneo es la renuncia al objeto por privilegiar el proceso del cual surge el hecho artístico. Importan más los procesos formativos y de constitución que la obra terminada donde se subraya el polo mental. Como decía Marcel Duchamp, el arte se concibe no tanto como una cuestión de morfología como de función, no tanto de apariencia como de operación mental. Interesan los proyectos, los procesos, las relaciones, los juegos mentales, las asociaciones y las comparaciones. De esta manera se desplaza el énfasis sobre el objeto a favor de la concepción y la ejecución.

Dibujo no es solo el lápiz, tinta o crayones sobre papel, es también el mouse de la computadora, la pantalla, la reproducción fotográfica de unas líneas o el trazo que deja un cuerpo en el piso. Dibujo es también la mirada que decide lo que quiere ver, la mente que recuerda y que les da a los objetos imaginados un paradigma de contenidos y de relaciones.

Collazos no nos habla solo del dibujo puro y duro sino de ese dibujo expandido, que ha buscado salirse de los soportes y materiales tradicionales para llegar al diseño, la arquitectura, los cómics, la ilustración y el sonido.  Lleva esta línea hasta agotar su propia forma, y su sensibilidad palpita en cada creación. Es así que una retícula casi imperceptible subyace a masas pequeñas de trazos vivos que permean las superficies urbanas como campos de pétalos de cuadernos o como el plumaje de un pavo real.

Para esta artista el dibujo es un acto mental, manual e inmediato con el que compulsivamente llena cuadernos de viajes con bocetos donde busca todas las posibilidades hasta llegar a su punto de agotamiento. Collazos genera una alegoría de la creación que celebra el nacimiento del arte. Dadas las múltiples capas y argumentos entremezclados, el único modo de experimentar sus obras es siguiendo el hilo escogido para componer una narración tan viable como cualquier otra. La idea de Barthes de que cada obra es un espacio multidimensional en el que diversas interpretaciones se mezclan y entran en conflicto, traduce el universo de Collazos.

El único y verdadero sentido que tiene la vida humana es el diálogo con el universo que la rodea, que debe ser para aprender y para transformar. Y allí Collazos activa un botón de lenguas, signos y símbolos, mediante los cuales nuestra humanidad entabla una conversación con el mundo, aunque sea a través del silbido de una fuga de trazos procesados por un aparato manual.

PROYECTO. Museo de Papel es una plataforma de difusión que visibiliza a jóvenes creadores bolivianos de diferentes disciplinas artísticas que, más allá del dominio de la técnica, ofrecen una reflexión poética sobre la creación artística. Este museo no exhibe en un espacio físico, ni atesora, consagra o jerarquiza obras; es un dispositivo que amplía la mirada hacia un horizonte mestizo donde conviven lenguas, temporalidades y culturas. Museo de Papel es un proyecto de la Fundación Cinenómada para las Artes. Cuenta con el apoyo del Centro Cultural de España en La Paz, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el periódico La Razón.

Cristina Collazos: Texturas de sonido que cambian la realidad

Últimamente logro trabajar bien cuando entro a cierto estado meditativo, tanto al dibujar como al tocar mis instrumentos musicales.

En mis dibujos me interesa explorar las diferentes posibilidades que puede tener un dibujo con simples o grandes variaciones sobre el mismo tema; y así un dibujo me lleva al siguiente creando diferentes series.

Temáticamente me interesa el asunto del sonido, las conexiones, la electricidad, las vibraciones, la vida, la tierra, las plantas, lo doméstico, los muebles como testigos mudos de mi vida de mis estados, intento trabajar desde lo que me pasa, lo que siento y lo que me rodea, tanto sonora como visualmente.

Últimamente exploro el sonido como vibración que cambia tus estados al escucharlo, intento generar estados anímicos a través de diferentes texturas de sonidos, creadas con instrumentos musicales DIY. El sonido es análogo, lo que suena es electricidad pura, me gusta su dureza, su franqueza, a veces violento a veces hermoso. Texturas hechas con sonidos que llegan a frecuencias que no estamos acostumbrados a escuchar. Me gusta hurgar en el oído, el rescate del sonido en su dimensión de “ruido” como recuperación de una dimensión de la sensibilidad, de la capacidad de sentir.

Creo que la mente puede crear tu realidad y, bueno, si puede crearla también puede cambiarla. Pensar, proyectar es el primer paso, luego hay que estar atentos a nuestros intereses, a lo que nos gusta, nada más.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Dibujar es ser humano

‘Glissando trazos’ es la muestra que Guiomar Mesa exhibirá en la galería BNB Art hasta el 10 de agosto

Por Joaquín Sánchez

/ 23 de junio de 2024 / 05:50

El dibujo está en todos los rastros de actividad y presencia humana, desde las marcas neolíticas en las paredes de las cuevas que nos conectan con nuestros antepasados, hasta las líneas de cables telefónicos en las ciudades. Está imbricado en el tejido de nuestras vidas, desde nuestras primeras experiencias escolares, hasta como lo usamos más adelante para delinear nuestros mapas y planos. Es trascendental para denotar nuestra existencia dentro de una escena y registrar la presencia humana sobre cualquier entorno.

Más allá de las cualidades ontológicas primarias del dibujo, se observan otras razones para su reciente ascenso, particularmente el discurso conceptual y teórico que se relaciona directamente con el arte conceptual de las décadas de los 60 y 70. Los escritos teóricos recientes sobre el dibujo tienden a concentrarse en la naturaleza conceptual y, por lo tanto, ignoran la tendencia narrativa, asociativa y subjetiva prevalente en el dibujo contemporáneo.

El arte contemporáneo sigue actualmente dos trayectorias: la postconceptual y la neorromántica. Es dentro del campo del dibujo donde se desarrollan las tensiones y contradicciones inherentes de estas dos direcciones. Estamos en un momento histórico en el que se están redefiniendo y ampliando los límites del dibujo y es aquí donde se instalan las obras de la artista Guiomar Mesa.

Sus dibujos recurren a una mezcla premeditada de referencias cruzadas, cuidadosamente seleccionadas. Imágenes obtenidas de fuentes tan variadas como el de la cultura popular, las fiestas, la iconografía local y la estética tradicional, se entremezclan libremente en superficies relucientes en papel de algodón. Este aspecto brillante, logrado mediante el uso de crayones y lápices de colores, invita al espectador a experimentar temporalidades yuxtapuestas que combinan una imaginería voraz con relatos populares.

En esta exposición, la secuencia de dibujos de gran formato son una especie de guion gráfico que alude a representaciones de la vida y la muerte.

Hay una obsesión por lo que está fuera y dentro de las fiestas. Detalles aparentemente corrientes se convierten en un planteamiento sociológico. La reflexión de Mesa sobre el dibujo se basa en la recolección de imágenes como paletas y de composiciones que remiten a  vibrantes colores de los barrios populares del altiplano boliviano. Un puntillismo a crayón se explaya en un figurativo que estimula el subconsciente.

Trazos sobre trazos se conectan entre sí para construir planos y perspectivas donde habitan personajes provenientes de mundos inmemoriales.  Son escenas que se apropian de imágenes que existen en nuestra memoria. Al recurrir al fragmento en vez de imágenes enteras, la artista evita la idealización típica de las fantasías locales.

Los dibujos se complementan con bitácoras personales de experiencias diarias, bocetos de pensamientos y garabatos. El lento proceso de piezas que se extienden en grandes dimensiones contrasta con la inmediatez de la acción del dibujo. La cualidad táctil se aumenta con la fuerza y sentimiento del trazo.

Los Apus han sido contantes en la obra de Guiomar Mesa.  Sus Illimani de gran formato atribuyen una influencia directa sobre los ciclos vitales de la región y los espíritus que la habitan. Muchas de las piezas se desarrollan en la hora mágica, en esa transición cuando el día se convierte en la noche donde todo es posible.

En una esencial performancia de la vida, máscaras y polleras se contornean en fiestas como si vivieran su último día. En las texturas de los trajes de las cholas, bailarines y músicos, destellan formas y texturas tridimensionales que se drapean y mueven dentro de la ritualidad y la sensualidad de confraternidades.

También puede leer: Quinósfera

La musicalidad de sus composiciones refuerza la libertad del crayón, dándole la cadencia necesaria y el poder a cada imagen. La forma es también el contenido de cada pieza. Su dominio técnico  juega con la inestabilidad, como queriendo descontrolarse para moverse en diferentes tiempos de luz. Esto da vida a escenas surrealistas y momentos nostálgicos de la infancia de la artista.

El uso de recuerdos de la vida personal de Mesa es el forraje para su obra postfigurativa. La narrativa deviene en una serie de episodios de una vida en la que el arte, los acontecimientos sociales, las celebraciones y la expresión creativa se combinan inextricablemente.

El dibujo es parte de lo que significa ser humano. Es un sentimiento y una actitud que se delatan tanto en su manejo como en los materiales utilizados. 

Glissando trazos, dibujos de Guiomar Mesa, es una muestra de momentos nostálgicos que invitan a reflexionar sobre el modo que observamos las cosas y lo efímero de una existencia que cambia constantemente. Esta exposición es un soplo efervescente al dibujo contemporáneo boliviano.

Texto: Joaquín Sánchez

Fotos: Iván Cori

Temas Relacionados

Comparte y opina: