La antigua noción de dibujo como disciplina preparatoria para la pintura o la escultura hace ya tiempo que se ha abandonado. El dibujo contemporáneo se ha posicionado como disciplina artística con fuerza en la escena del arte actual. El dibujo es una actividad que está detrás de casi todas las actividades humanas. La imagen que nos representamos del mundo es un dibujo que mentalmente nos hacemos de él para ordenarlo y entenderlo. La escritura misma está hecha con letras que son dibujos y todos ellos viven ese acto voluntario de definición y unión de puntos en el espacio que es el dibujo.

Cristina Collazos es una artista de Cochabamba cuya búsqueda radica esencialmente en el dibujo como experiencia de conocimiento. Sus trabajos retratan constelaciones complejas de motivos cotidianos friccionados que expresan tanto la lógica como la mística. Sus dibujos e instalaciones murales evocan y desafían intelectualmente los sentidos.

Una de las tendencias más claras del arte contemporáneo es la renuncia al objeto por privilegiar el proceso del cual surge el hecho artístico. Importan más los procesos formativos y de constitución que la obra terminada donde se subraya el polo mental. Como decía Marcel Duchamp, el arte se concibe no tanto como una cuestión de morfología como de función, no tanto de apariencia como de operación mental. Interesan los proyectos, los procesos, las relaciones, los juegos mentales, las asociaciones y las comparaciones. De esta manera se desplaza el énfasis sobre el objeto a favor de la concepción y la ejecución.

Dibujo no es solo el lápiz, tinta o crayones sobre papel, es también el mouse de la computadora, la pantalla, la reproducción fotográfica de unas líneas o el trazo que deja un cuerpo en el piso. Dibujo es también la mirada que decide lo que quiere ver, la mente que recuerda y que les da a los objetos imaginados un paradigma de contenidos y de relaciones.

Collazos no nos habla solo del dibujo puro y duro sino de ese dibujo expandido, que ha buscado salirse de los soportes y materiales tradicionales para llegar al diseño, la arquitectura, los cómics, la ilustración y el sonido.  Lleva esta línea hasta agotar su propia forma, y su sensibilidad palpita en cada creación. Es así que una retícula casi imperceptible subyace a masas pequeñas de trazos vivos que permean las superficies urbanas como campos de pétalos de cuadernos o como el plumaje de un pavo real.

Para esta artista el dibujo es un acto mental, manual e inmediato con el que compulsivamente llena cuadernos de viajes con bocetos donde busca todas las posibilidades hasta llegar a su punto de agotamiento. Collazos genera una alegoría de la creación que celebra el nacimiento del arte. Dadas las múltiples capas y argumentos entremezclados, el único modo de experimentar sus obras es siguiendo el hilo escogido para componer una narración tan viable como cualquier otra. La idea de Barthes de que cada obra es un espacio multidimensional en el que diversas interpretaciones se mezclan y entran en conflicto, traduce el universo de Collazos.

El único y verdadero sentido que tiene la vida humana es el diálogo con el universo que la rodea, que debe ser para aprender y para transformar. Y allí Collazos activa un botón de lenguas, signos y símbolos, mediante los cuales nuestra humanidad entabla una conversación con el mundo, aunque sea a través del silbido de una fuga de trazos procesados por un aparato manual.

PROYECTO. Museo de Papel es una plataforma de difusión que visibiliza a jóvenes creadores bolivianos de diferentes disciplinas artísticas que, más allá del dominio de la técnica, ofrecen una reflexión poética sobre la creación artística. Este museo no exhibe en un espacio físico, ni atesora, consagra o jerarquiza obras; es un dispositivo que amplía la mirada hacia un horizonte mestizo donde conviven lenguas, temporalidades y culturas. Museo de Papel es un proyecto de la Fundación Cinenómada para las Artes. Cuenta con el apoyo del Centro Cultural de España en La Paz, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el periódico La Razón.

Cristina Collazos: Texturas de sonido que cambian la realidad

Últimamente logro trabajar bien cuando entro a cierto estado meditativo, tanto al dibujar como al tocar mis instrumentos musicales.

En mis dibujos me interesa explorar las diferentes posibilidades que puede tener un dibujo con simples o grandes variaciones sobre el mismo tema; y así un dibujo me lleva al siguiente creando diferentes series.

Temáticamente me interesa el asunto del sonido, las conexiones, la electricidad, las vibraciones, la vida, la tierra, las plantas, lo doméstico, los muebles como testigos mudos de mi vida de mis estados, intento trabajar desde lo que me pasa, lo que siento y lo que me rodea, tanto sonora como visualmente.

Últimamente exploro el sonido como vibración que cambia tus estados al escucharlo, intento generar estados anímicos a través de diferentes texturas de sonidos, creadas con instrumentos musicales DIY. El sonido es análogo, lo que suena es electricidad pura, me gusta su dureza, su franqueza, a veces violento a veces hermoso. Texturas hechas con sonidos que llegan a frecuencias que no estamos acostumbrados a escuchar. Me gusta hurgar en el oído, el rescate del sonido en su dimensión de “ruido” como recuperación de una dimensión de la sensibilidad, de la capacidad de sentir.

Creo que la mente puede crear tu realidad y, bueno, si puede crearla también puede cambiarla. Pensar, proyectar es el primer paso, luego hay que estar atentos a nuestros intereses, a lo que nos gusta, nada más.