Bitácora de una memoria
La fotografía surgió en una época caracterizada por el auge de los viajes, especialmente los de exploración. La cámara permitió a los viajeros controlar visualmente aquello que desconocían para poder comprenderlo más fácilmente. La invención de la fotografía y el descubrimiento de nuevos territorios resultaron ser una mezcla embriagadora.
La configuración del paisaje y la manera en que éste se relaciona con el hombre resultan esenciales para el trabajo de Ignacio Prudencio. Sus imágenes están enraizadas en la tradición documental, pero recientemente sus intereses han estado dominados por preocupaciones íntimas que exploran las profundidades de su memoria. Su práctica se centra en el espacio físico que habitamos, en la presencia humana, o en las situaciones extrañas que encuentra en sus viajes, mientras que su obra provoca preguntas conceptuales. Su estudio de la relación entre el personaje y el espacio continúa en la urgencia por teñir la interpretación subjetiva con criterios objetivos, como marca de la contemporaneidad. Los intereses del artista son sobre todo visuales, y utiliza la cámara para investigar los dilemas del ser, el estar y el pertenecer.
Prudencio ha explorado sistemáticamente la posibilidad de una identidad colectiva mediante la documentación de personas, lugares y objetos comunes. Cada proyecto se embarca en un concepto que impregna yuxtaposiciones visuales diferentes. Otro aspecto característico de la obra de Prudencio es que el color no es arbitrario; funciona de manera muy sofisticada para conectar elementos que resuenan emoción. En su observación de acontecimientos cotidianos en su diario de viaje, cada foto cuenta una historia a través de la apariencia física de la persona y de los ricos detalles de su entorno. Más que el objeto observado, lo que importa es la actividad de mirar y el planteamiento de preguntas sobre la propia visión.
Las apariencias y expectativas del procedimiento documental se ven alteradas en las imágenes del universo de Prudencio. Es fundamental la comprensión de las preocupaciones comunes, tanto que en sus retratos y escenas rurales se crea una sensación de nostalgia reflectante atrapada. A veces perteneciente a la comunidad y otras veces una mera observación desde fuera, como un documento agudo acerca de la acción de volver para pertenecer. Sus escenas inevitablemente evocan un tiempo idílico de la inmovilización que encarna una representación nostálgica, armoniosa y distante.
Prudencio parece soñar con un mundo de un Crusoe buscando a Viernes, o el de un náufrago que espera un mensaje en una botella para que le devuelva lo humano a una vida solitaria en el profundo océano de las imágenes. Pero lo más importante es el potencial de mirar ese espacio-tiempo que explora el sentido ontológico de abrir los ojos en un lugar, en el mundo.
Hay un aire de misticismo en las fotografías de Ignacio Prudencio; ya sea el color o el aura de sus imágenes, la majestuosidad de las montañas, o la vida cotidiana de la gente que retrata, sus imágenes sugieren sonidos de instrumentos musicales en los alrededores, y que el somó y las salteñas saben distinto: a realidad.
PROYECTO. Museo de Papel es una plataforma de difusión que visibiliza a jóvenes creadores bolivianos de diferentes disciplinas artísticas que, más allá del dominio de la técnica, ofrecen una reflexión poética sobre la creación artística. Este museo no exhibe en un espacio físico, ni atesora, consagra o jerarquiza obras; es un dispositivo que amplía la mirada hacia un horizonte mestizo donde conviven lenguas, temporalidades y culturas. Museo de Papel es un proyecto de la Fundación Cinenómada para las Artes. Cuenta con el apoyo del Centro Cultural de España en La Paz, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el periódico La Razón.
Imágenes en un proceso intuitivo
Ignacio Prudencio
Para mí la fotografía es una manera de autoconocerme, de descubrir mis intereses e inquietudes, y me ha resultado un lenguaje bastante versátil con el cual puedo abordar la imagen desde diferentes perspectivas, pasando por lo abstracto y subjetivo, hasta el fotoperiodismo y lo figurativo.
Me gusta trabajar en base a series de imágenes que engloban un concepto o un ensayo que se han manifestado de distintas maneras a lo largo de diferentes etapas de mi vida, que hasta el momento se han traducido en el proceso que me lleva intuitivamente al acto fotográfico. En muchos casos no sé qué es lo que estoy buscando y lo voy descubriendo cuando se genera cierta reflexión a partir de la edición y selección de imágenes, una vez concluido el proceso y trabajo fotográfico.
Creo que más allá del concepto y de una reflexión personal que uno le pueda dar al trabajo, busco que mis imágenes puedan hablar por sí solas y tengan una connotación diferente dependiendo de quién las mira.